Noche de sábado,31 de marzo, cena de tapeo con otros 3 amantes del buen yantar, en la catedral del tapeo en Cuenca. Ya hace años de su apertura (1973) y aún continúa siendo el punto de referencia y de obligada visita para todo aquel que quiera disfrutar de la que sigue siendo la mejor barra de Cuenca, sin importarle estar de pie, codo a codo con el resto de admiradores de su cocina.

Por encima de las elaboraciones, sencillas y nobles, la calidad de sus productos es lo que prima y se agradece.

Esta noche, para ir abriendo boca, comenzamos con platos fríos: uno de jamón ibérico bien cortado y otro de tomate de la huerta con bonito.

A continuación, un plato de oreja… sabrosa, bien tostada por fuera y jugosa en el interior. Junto a este plato, otro de setas exquisitas y uno más de chuletillas tiernas de lechal, las de palo más sabrosas que las de riñonada.

Aún quedaba hambre, por lo que repetimos otro plato de setas, ya que esa noche no disponían de criadillas, que era otra de nuestras apetenciaspara esa noche de tapeo

Las referencias de vinos están expuestas en la barra, todos nacionales (salvo un único champagne), con precios muy ajustados (p.ej. Vega Sicilia único a 250€, o Torre Muga a 60€), aunque con algunas excepciones no muy comprensibles (Quincha Corral a 100€, o Finca Terrerazo a 60€). Optamos por una botella de MAURO crianza 2008 y unas copas de VALTRAVIESO crianza 2007 para ajustar el último plato.

Cuando sales de La Ponderosa, lo haces con una sonrisa agradecida por la buena cocina que practica y la convicción de que has disfrutado de la barra más importante de la ciudad, con ganas de volver en otra ocasión, para probar los otros platos y vinos que esta vez no hayas podido disfrutar.

Ya va para casi 40 años de su apertura y continúa en su misma línea... ¡Incombustible!

No hay sillas, ni banquetas, está siempre lleno y te encuentras apretujado, no dan postres, ni café, no dejan fumar, es caro... pero no se puede visitar Cuenca y no pasar por este mesón.
Hablar de La Ponderosa es hablar de garantía de calidad. Un lugar emblemático.

Local alargado, con la barra corrida a la derecha y una repisa también corrida a la izquierda, ambas de madera... ése es todo su mobiliario.
Y su decoración... jamones pata negra colgando por la derecha, botellas de vino apiñadas por la izquierda y carteles anunciando sus referencias.

Excelsa oferta gastronómica basada en la sublimidad de su materia prima y la sutileza de su trato.
Estuvimos dos días y casi no salimos de ahí, lo probamos todo:
Criadillas de tierra con mollejas, Mollejas solas, Boletus, Amanitas, Tomate de la huerta, Trigueros, Chuletillas de cabrito... todo soberbio.

Pero hay dos raciones que, a mi juicio, merecen mención especial:
• La OREJA, la mejor oreja que he probado en mi vida: en mesurados y cumplidos trozos de delgado corte, churruscadita por fuera, melosilla en su interior... había tortas por alcanzar la fuente.
• La PERDIZ escabechada, en latas con su propia marca, "La Ponderosa", también la mejor que he degustado: carne fina, en su punto justo de escabeche, tamaño medio, textura ni recia ni deshecha...

No permiten fumar, una decisión valiente, he visto pocos bares/mesones que se hayan atrevido a hacerlo. Se agradece.

Buena oferta de vinos, con referencias ilustres, y vinos de la zona muy adecuados para chatear: Fontal, Canforrales...

Siempre que pase por Cuenca, visitaré este establecimiento.

P.D.: Un pero: ¡no tienen Zarajos!