Restaurante propiedad del grupo Majestic. Su ideólogo es Fermí Puig, chef del Drolma. Cocina catalana, puesta al día, a precios razonables. Decoración moderna con tonos grises, negros y blancos. Mesas espaciadas (excepto las del salón de fumadores), con una barra con cocina a la vista. Tienen un saloncito privado para 12 comensales.Cristaleria y vajilla funcional. Mantelería pobre, un mantelito individual y una servilleta minúscula de color negro. Ofrecen servicio ininterrumpido desde las 13 horas hasta la 1 de la madrugada. Carta de vinos completa con precios descompensados.
Hay que tener en cuenta que apenas hace un mes que esta abierto y que necesita un cierto rodaje para ajustar su funcionamiento.
Tomamos de aperitivo una croquetas de "rostit" francamente buenas y unos buñuelos de bacalao. De entrantes nos pedimos unos fideos a la cazuela y unas patatas de Olot (rellenas con carne de ave y rebozadas). Sabroso.
Los segundos platos fueron mas flojos, "pilota" con garbanzos (duros) y butifarra y morcilla a la brasa con calabacín. Muy bueno el pan con tomate.
De postre unos buñuelos de chocolate excelentes. Con el café nos trajeron, a modo de "petit fours", una "orelleta de festa major", rica, rica
Para beber tomamos el blanco 1/5 del Celler Colet a 14.00 €. Pongo regular en el servicio de vino, por que a pesar de que estabamos solos en el restaurante, no se dignaron a llenar la copa una sola vez....
Una buena opción, que seguramente mejorará con el tiempo.
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