Restaurante Cruz Blanca Vallecas en Madrid
Restaurante Cruz Blanca Vallecas
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
32 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
5.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.7
Comida COMIDA
7.4
Precio medio entorno ENTORNO
5.3
RCP CALIDAD-PRECIO
6.3
Opiniones de Cruz Blanca Vallecas
OPINIONES
8

Nos pusieron en la entrada, no en el comedor principal, al fondo pegados a unos grifos de cerveza junto a la puerta de atrás. En otras circunstancias me habría molestado, ahora con el covid y las fobias que estamos desarrollando todos, francamente casi mejor, estuvimos con mucha separación del resto de mesas.

Pedimos cocido, con la fama que tiene el sitio, y no nos defraudó. Llega primero la croqueta, muy rica. La sopa bastante bien, no es la mejor que he comido, pero con potencia, no está desgrasada, cosa que agradezco, no me gustan las modas que hay ahora de desgrasar un cocido, yo si voy a comer cocido quiero cocido, no cocidos desgrasados. Luego llegó la bandeja para dos de garbanzos, gallina, morcillo, chorizo, morcilla, repollo... etc. Eché en falta los huesos con el tuétano. Sinceramente muy bueno, lo mejor los garbanzos con un cuenco que ponen con tomate que lleva comino. Las carnes todas muy bien, me quedo con la gallina curiosamente, porque normalmente suele ser la carne mas seca del cocido, y en este caso no era el caso. 

La carta de vinos era simple pero suficiente para el local, bebimos abadía de retuerta, un valor seguro. 

El servicio fue atento toda la comida, y rápido. Al postre no llegamos, pero si a dos Martin Miller, cada uno 8 euros (bien, te puedes pedir una ginebra premium y no arruinarte).

RCP envidiable, he estado en otros sitios que te soplan 40, 45 y más aún por un cocido, aquí cuesta 25 por persona, les da para sacarle beneficio y a nosotros para irnos contentos, sobre todo si está así de bueno.

Tenían puesto por las paredes premio a la mejor fabada, la verdad que apetece repetir y probarla, muy recomendable este restaurante en mi opinión, no es el sitio elegante, ni de moda, pero para ir a comer bien sin dudarlo. 

Como tal fue premiado en 2014 (y no es su único plato premiado) y hasta mereció la visita del exrey Juan Carlos hace un par de años. La realidad es que, en la actualidad, y con la salvedad de la originalidad (que no quiere decir mejora) del embutido ahumado y potente, no encuentro grandes diferencias a otros lugares clásicos de Madrid.

Poco que añadir al descriptivo comentario anterior en cuanto al local. Hay un descampado un poco más arriba que permite aparcar si no hay charcos. El local tiene una entrada directa a la barra con el comedor a la derecha partido en dos estancias y hasta puede que haya alguna más. El servicio muy profesional, rápido, con buen ritmo de salida de cocina.

Teníamos ya comentado por teléfono nuestra intención de cocido (lo hay todos los días), así que no vimos carta de comidas ni de vinos aunque de lejos se apreciaba la carta de vinos con varias páginas y los vinos que comentaron los cercanos comensales de la mesa de al lado, tenían cierto interés.

Dos para comer el cocido completo:

. croqueta de pringá: de buen tamaño, bien frita con interior meloso, sabor intenso; una compañía de rodaja de tomate con alioli que complementan bien.

. sopa de fideos: bien el caldo desgrasado y algo pasados de tiempo los fideos finos; acompañados por un cuenco de garbanzos para tomar con la propia sopa. Añaden un platillo con buenas piparras y trozos de cebolla cruda (algo desubicada), más un cuenco con salsa de tomate con comino como si no hubiera mañana, que se quedó entera. Un buen pan de hogaza en amplia ración (2€ pp) sin pedirlo. El aceite y vinagre "The Organic", de la Casa de Alba, agradable.

. bandeja de cocido con un batallón de garbanzos, poca patata y zanahoria, muy bien el repollo, trozo de tocino de cerdo blanco con buena consistencia, trozo de morcilla y de chorizo, poca carne de garreta y de pollo con decorativos y vacíos huesos de caña, algo de jamón pasado de cocción, albóndiga de pan. La ración fue superabundante especialmente por los garbanzos, sobrando y envasando al vacío lo que vendría a ser una ración en la parte de verdura y dos en legumbres sin sobrar elementos proteicos. Se nota que la parte del embutido es asturiano porque es algo ahumado e intenso, estando más acostumbrado a verlo así en la fabada que en el cocido.

. postre: una leche frita compartida porque no dábamos para más. Fatalmente bañada de sirope hasta hacer desparecer la propia leche frita. Un poco de nata que se trasladó a los dos buenos cafés finales para salir a carretera.

Para beber una cerveza de presión sin alcohol y un agua Borines sin gas.

Un lugar que quizás merezca la pena compartir otros platos como callos, fabada etc.. Pero ir adrede al cocido, se hace complejo aunque la ausencia de doble turno, es muy de agradecer.

 

Aprovechando una mañana magnífica en lo climático en Madrid y tras abrir apetito dando una vuelta por el Rastro, consumamos nuestra reserva realizada la semana anterior en la cervecería La Cruz Blanca de Vallecas para apretarnos un cocidito madrileño (elegido el mejor de España por el Club de Amigos del Cocido). La sensación general es que no es para tanto, pero vamos, comento la jugada y como siempre ustedes dirán...

Ambiente y Local: ubicada en Vallecas, la cervecería pertenece a la famosa franquicia propiedad de Cruzcampo; decoración típica (ladrillo visto, barriles-mesa y una gran barra surtida con tapas variadas), ambiente bullicioso y ciertas apreturas en el comedor. Lo esperado, ni más ni menos. Cuentan con aparcacoches aunque nosotros no encontramos ningún problema para aparcar prácticamente en la puerta.

Comida:
- Aperitivo: pedimos una cervecita y cocacola en la barra, que acompañan con un aperitivo a base de fritos indefinidos (podían ser buñuelitos de bacalao o nuggets de pollo) que quedaron en el plato tras un primer testeo. Visto lo visto, tiramos para el comedor...

El Cocido Madrileño:
- Sirven en primera instancia, casi ipso facto tras el acomodo, un par de croquetas de pringada guarnicionadas con una rodaja de tomate y "alioli" casero -mayonesa con ajo y perejil-. Ricas las croquetas, de generoso tamaño, bien fritas, y bien melosas y sabrosas en el interior. Sorprendentemente bien acompañadas por el tomate fresco y el alioli suave. Buenas sensaciones. Un 7,5.

- A continuación ponen un platillo con piparras -no guindilla malagueta, piparra- y trozos de cebolla cruda. Geniales las piparras -más delicadas y medidas en lo picante que la tradicional guindilla- y bastorros los trozos de cebolla -que no cebolleta-. Sirven también un generoso cuenco de salsa de tomate aderezado con cantidades ingentes de comino: a mi esta especia me encanta, pero entiendo que no todos los paladares funcionan igual, así que considero que deberían medir la potencia. Bea no pudo ni acercarse.

- Sopa: caldo potente y sustancioso, bien desgrasado y perfecto de sabor y temperatura. El fideo -fino- pasadete. Bien en general. Un 6,5.

- Cocido: se sirve en enorme fuente de barro al centro el cocido completo: garbanzos, patata, pelotas, zanahoria, repollo rehogado y las carnes (morcillo, chorizo, tocino y morcilla). Los huesos de caña y las puntas de jamón las ofrecen y sirven aparte -curioso-.

Los garbanzos ricos pero enteros, habiendo absorbido menos sabor del que debieran; la patata y la zanahoria de calidad y al punto exacto de cocción. El repollo, delicioso: salteado con ajito y pimentón y en punto de melosidad para ponerle un monumento. Las pelotas muy ricas -yo no las tomo habitualmente pero me sorprendieron agradablemente-, algo a medias entre una albóndiga y una croquetilla de miga y caldo. Un 7 para esta parte.

Las carnes, en general aprobadas: chorizo y morcilla de corte asturiano (ahumados y potentes, para mi lo mejor sin duda); el tocino de cerdo blanco, servido generosamente y con una terneza y cocción excepcionales. El morcillo, bien a secas: demasiado fibroso para mi gusto y soso. El hueso de caña sin apenas tuétano (horror!) y soso hasta lo indecible; las puntas de jamón anodinas, apenas sabrosas. Un 6.

Y hasta aquí llegamos; no hubo sitio para postre y lo que sobró del cocido (1 ración generosa) nos lo empaquetaron al vacío con vistas a disfrutarlo en casita, tras una laaarga digestión. Las sensaciones generales son buenas pero hay una serie de detalles que en mi opinión claman al cielo: el precio del cocido son 18 euros IVA incluido, pero el pan se cobra a 2 euros y el agua a otros 2 (por barba), lo que ya sube el condumio a los 22 euros. Yo estaba con vino -pedí un par de copitas de un Rioja francamente agradable-, por lo que solicitamos agua para Bea. Sirvieron 2 botellas pequeñas -que abrieron inmediatamente-, resultando que a nuestros vecinos de sala les ponían jarras -entiendo que gratuitas-. Entiendo que nos podían haber ofrecido la posibilidad de la jarra, o de al menos no haber puesto 2 botellas sobre la mesa, máxime cuando dejé bien claro que el agua era exclusivamente para Bea y que en ningún momento especifiqué en mi pedido de agua la palabra "botella": pedimos agua a secas. Sé que hay que vender a toda costa y más en los tiempos que corren, pero una cosa es vender y otra encalomar; esta picaresca tan nuestra a veces me toca las narices, para qué nos vamos a engañar...

El total pagado fueron 60 euros: cocido (x2) 36 euros, pan (x2) 4 euros -chapatas industriales de las que se podía repetir a discreción-, agua (x2) 4 euros -botellas pequeñas-, copas de vino de Rioja 5 euros (x2) y café (x2) 3,60 euros. A esto se suman la cerveza y la cocacola de aperitivo (2,50 euros c/u). Invitaron a 2 chupitos de licor de hierbas.

- Lo mejor: el servicio: eficiente, rápido y amable.

- Lo peor: el Cocido de este sitio no es para tanto ni mucho menos; 60 euros por comerse un par de cocidos en Vallecas? estamos locos o qué?!

Acudimos al restaurante con buenas referencias.
Un Martes a la hora de comer y estaba lleno. ¡No quiero pensar como debe de estar un fin de semana!.
Todo salió tal como esperabamos, sopa, croquetas, puntas de jamon , huesos con todo su tuétano; todo en perfecto estado de cocción. Mención especial a la salsa de tomate y cominos.
Con nosotros fueron muy amables, éramos mas comensales de lo reservado y nos buscaron solución.
Solo dos "peros": la carta de vinos, corta y cara para tratarse de un sitio de cocido (22€ el Dominio de Tares). Si pides menos cocidos que personas (lo cual no solo es habitual sino altamente aconsejable) te cobran las "sopitas" adicionales, hombre , esta buena pero tanto como para cobrarla a 3.60€....

Comida para cuatro personas teniendo claro a donde y a lo que íbamos.
Cuando llamé para reservar me dijeron que habría que esperar hasta las 15.30 pero dejé mi número de móvil y al otro día me llamaron para decirme que había una anulación de mesa con lo que nos corrieron(con perdón) el turno.

Una vez que llegamos vimos que estaba todo completo excepto los lugares de las reservas.Lo primero fue ponernos cuatro croquetas de cocido bien resueltas.

Acto seguido nos sirvieron un plato con los encurtidos (cebolletas y guindillas) e inmediatamente nos sirvieron la sopa, con buen sabor y bien desengrasada.

Después de entrar en calor, vino una fuente con los garbanzos (un pelín enteros pero ricos), la carne,las verduras;chorizo,morcilla,tocino fresco y oyéndonos hablar de la "ortodoxia" del cocido en Madrid,sobre si se hacía en dos o tres vuelcos el jefe del local nos sacó otro plato con el tuétano (caña de vaca) y las puntas de jamón.Después de repetir a discreción, ha sobrado como para que comieran a gusto otras dos personas.Además nos pusieron la típica salsa de tomate con comino para acompañar los garbanzos muy sabrosa.

Terminamos con unos cafés, por imposibilidad material de comer algo más.

Todo ello fue acompañado con dos botellas de "Dominio de Tares Cepas Viejas 2007" que sin ser el mejor compañero de un cocido de estas caraterísticas aguantó bien el tipo.Lo único el precio del mismo un pelín subido (22€ por botella).

En resumen, creo que es un sitio para comerse un buen cocido,en un establecimiento limpio, bullicioso, un poco estrecho en el aspecto del sitio,pero con buena limpieza,copas, mantelería,y vajilla más que suficientes, y en nuestro caso particular atendidos por un camarero muy profesional reforzado con la presencia constante por parte del dueño.

Lo que menos me ha gustado es el feo detalle de cobrar dos euros por persona en el concepto del pan.

Se puede repetir tranquilamente,en lo que queda de temporada de "cuchara" que acaba de comenzar.Visto lo visto tampoco me importaría probar algo distinto del cocido

Local decorado al estilo de estas franquicias, inspirándose en cervecerías de principios del siglo XX. Mesas de dos comensales algo pequeñas, aunque con una separación correcta.

La cocina es la típica en estos locales, basada en una multitud de raciones y tapas de buena calidad de realización. Pero lo que destaca aquí es su cocido madrileño ofrecido a diario por encargo. Se presenta en dos vuelcos, comenzando con unas deliciosas croquetas de ropa vieja para dar paso a una maravillosa sopa densa y sabrosa como pocas acompañada con cebolletas y guindillas. El compango está muy bien desgrasado y es muy sabroso, con unos garbanzos que son pura mantequilla, al igual que el morcillo y la gallina. Sin duda uno de los mejores que se ofrecen en Madrid. Poca complicación en los postres.

Carta de vinos ecléctica y sin sorpresas, aquí la cerveza es la reina. No obstante tenían un fresco y sabroso Fino Quinta que siempre resulta un perfecto acompañante para el cocido (ay si tuvieran una buena manzanilla en rama...). Servicio de mesas voluntarioso y simpático, sin cometer errores. Copas de vino adecuadas.

Un local más que añadir a los grandes del cocido madrileño con la ventaja de no tener que recurrir al incómodo doble turno instaurado en algunos de ellos (y de estar al lado de casa, vamos). Ración de cocido 15 euros y sales comido, cenado y contento. Para "cocidófagos".

Franquicia de cruz blanca, fácil aparcamiento por la zona, amplia barra y buen ambiente cervecero, abierto un Domingo, su plato estrella un cocido, un magnifico cocido, su sopa de fideos, sabrosa, acompañada con unas guindillas picantes en lo justo y unas tiernas y dulces cebolletas frescas, una gran fuente de barro, con sus garbanzos, patatas, zanahorias, repollo rehogadito con un punto de pimentón, acompañado con tazones de tomate natural rallado con ajo y una pizca de comino, para quien quisiera servirlo con los garbanzos, raciones de pollo, morcillo gelatinoso, contundente morcilla y chorizo y su tocino, postres caseros destacando las natillas con su galleta María y la crema catalana (su caramelo no crujía).
La carta de vinos no la trajeron, te ofrecen Rioja y Ribera, pero también deben tener algo mas, pues nos tomamos un cepas viejas bien en temperatura, copas y servicio, pero algo alto de precio 22€ botella, el servicio bueno, atento y rápido.
Rematamos con un Gin, pero clásico, no hay ginebras diferentes, pero perfecto.
Es de agradecer unas croquetas de la abuela estupendas, cremosas y calientes.
El cocido son 15€ por persona, también hay que decir que cobran el pan aparte, al igual que los postres, pero aun así, el precio no es alto.
RCP bien y por su cocido, para volver.

Teníamos el antojo de tomar un buen cocido y la verdad que el sitio cubrió con buena nota nuestras expectativas. En la barra cañitas muy bien tiradas y ambiente agradable. En el comedor: Las croquetas de la “la abuela”, elaboradas con carne de cocido, deliciosas. El cocido excelente, la materia prima de primera calidad, el garbazo proviene de Árevalo, de la Moraña, el chorizo y la morcilla Asturianos, la carne de vaca y para acompañar al cocido unas guindillas, cebolletas y tomate natural triturado con comino. Abundantes raciones. Los postres caseros, muy buenos. Precio del cocido 15 euros por persona. Galardonado con el premio de “El mejor cocido de España” según el Club de Amigos del Cocido, premio bien merecido.

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