Restaurante Clemen´s Gastrobar en La Cañada - Paterna
Restaurante Clemen´s Gastrobar
País:
España
Provincia:
Dirección:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
8,75 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
18 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.0
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
8.0
puntillas
potro
gasto
cremaet
comedor
Opiniones de Clemen´s Gastrobar
OPINIONES
3

Local clásico cercano a la parada de metro y centro de La Cañada que con motivo de separación matrimonial cambia de ubicación llevándose el nombre y perdiendo la ubicación anterior (que pasa a llamarse Carmen´s) trasladándose a la calle paralela donde dispone de una agradable terraza gracias la retranqueo de la planta baja: en el interior mesas bien vestidas y una decoración algo retro pero elegante para justificar el concepto de "gastrobar" añadido y que habrá que probar en una comida o cena. El servicio no es valorable más allá de la amabilidad y facilidad, dado que estábamos solos

Otros cambios, teléfono aparte, es la incorporación al mundo de los almuerzos por lo que decidimos conocerlo. En el exterior una pizarra nos anuncia varias opciones y que se complementan cantadas a pie de mesa.

Dos para almorzar. Gasto consistente en las esperadas aceitunas de mesa y en lugar de cacaos un cestillo de papas (patatas chips) ya que la elegancia interior invita a no ensuciar con las cortezas del cacahuete. Para beber vino con gaseosa traído ya servido en copa al estilo tinto de verano y un agua sin gas.

No se anuncian tamaños de bocadillo resultando un tamaño algo menor de media barra; la calidad del pan muy superior a la media es traído del vecino  horno de Casa Pepet donde Vicente (padre o hijo) marcan calidad: poca miga, cocción adecuada hasta ser algo crujiente, no se abre. Muy bien.

Elegimos a compartir:

. bocadillo de carne de potro con ajetes: muy buena calidad de la carne, rellenado algo rácano para el precio. Muy bueno (lleva 3€ de suplemento sobre el precio del almuerzo, algo que es excesivo).

. bocadillo de puntilla con mahonesa: recién frita, crujiente y nada aceitosa con un ligero de pase de mahonesa por el pan que lo complementa; bien el relleno. Notable.

Rematamos con un cremaet (suplemento habitual de 0.50€) correcto sin alardes. Estábamos solos aunque ya era una hora tardía.

  • puntillas

    puntillas

  • potro

    potro

  • gasto

    gasto

  • cremaet

    cremaet

  • comedor

    comedor

Un local clásico en La Cañada, muy céntrico, muy lleno siempre haciéndose agobiante en su interior en la era pre-coronavirus, con una carta sobre todo para tapear muy interesante. Ahora ha ganado en terraza por la noche (coge plazas de aparcamiento) con mesas apretadas a cubierto (eso intenta) del relente por sombrillas abiertas por la noche y sin problemas de reserva (aunque se llenó) y con código QR en las mesas para esta era post-coronavirus, aunque no funcionara.

El servicio jóven y con ganas. La carta no funcionaba por lo que fuimos al cante a pie de mesa. Este problema se agravó en el tema de vinos, en el que las opciones que se recordaban eran bastante escasas y nos quedamos con Les Alcusses 2017 que cayeron 3 botellas más una botella pequeña de agua con gas. Previamente y en la espera de completar la llegada de los 8 comensales cayeron 7 cervezas de presión en buenas copas más una Radler.

Para compartir al centro:

. calamar de playa a la plancha x 2: buen tamaño, buena textura y aliño correcto. Lo mejor de la cena.

. habitas baby con alcachofa y jamón x 2: elementos correctos y bien hechos aunque ración pensada para dos.

. croqueta de rabo de toro x 8: buen tamaño, correcto de sabor, bien elaborada. Merece la pena.

. oreja de cerdo plancha x 1: textura algo chiclosa en algunos trozos. Correcta sin más.

. abanico de cerdo ibérico con patatas panaderas x 2: carne de la parte alta de las costillas con textura similar al secreto (algo más fibrosa). Vino en sustitución del entrecotte de ternera que solicitamos, y uno de ellos se acompañó de espárragos en lugar de ajitos. No es la mejor parte del cerdo incluso sin contar el jamón.

. queso x 2: un queso de cabra muy ligero, para acabar el vino y nada más.

. postre un clásico remake de dulces: tarta de queso, coulant de chocolate y torrija de horchata x 2: dieron un toque dulce, del que solo repetiría mi ración de torrija.

El pan cortado en loncha finas muy básico. Unos chupitos a discreción (dejaron la botella) de orujo blanco casero animaron la sobremesa final.

Como información también hace almuerzos como probé hace varios meses, cumpliendo sin grandes recuerdos, y que ahora observo que no comenté.

Lo mejor de esa noche fue recuperar las cenas de todos los sábados del año, juntándonos los amigos de La Cañada como cada sábado; además tuvimos la suerte de que nuestro lugar fijo de siempre estaba aún cerrado, lo que nos permitió salir de la cueva y conocer mundo aunque sea con mascarilla.

 

Taberna tipo inglés, oscura, con mucha presencia de la madera, vasos colgando de la parte alta de la barra boca abajo, decoración muy sencilla con pin ups, cuadros vade retro, publicidad, etc...
Mesas de marmol con patas de hierro, sillas de madera. No es muy cómodo y la separación es mínima.
Manteles y servilletas de papel.
Los fines de semana dan comidas y sobre todo cenas... y siempre está lleno.
La cocina se centra en el avezado uso de la plancha y en la selección de buenas materias primas. Así encuentras embutidos de todo tipo, sepia, clóchinas, algún foie, revueltos y ese tipo de picaditas. Cierra la carta una selección de carnes que suelen estar más que correctas, como la de potro.
Todo lo que tomas está bueno, lo hacen con mimo. A destacar el revuelto de "farinato" salmantino.
La carta de vinos es muy muy escueta (no tendrá más de 20 referencias) pero bien seleccionada y con fotografías y notas de cata de todos los caldos. Tomamos un Nuviana Chardonnay y un Dominio de Tares Cepas Viejas.
Copas muy sencillas, bastas, pero decentes.
El servicio es extraordinario. Son gente muy joven que "están a la que salta". Ya querrían muchos grandes restaurantes tener en sus filas personal así de aplicado y agradable. Como las mesas son tan pequeñas y la comida suele ser de raciones al centro, en cuanto has acabado un plato aparece rápidamente una mano que alivia y desaloja la mesa.
Para los residentes en esta zona, una considerable opción.

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