Restaurante Taktika Berri en Barcelona
Restaurante Taktika Berri
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Dirección:
Cód. Postal:

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Precio desde:
37,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos
Nota de cata PRECIO MEDIO:
46 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.6
Comida COMIDA
7.6
Precio medio entorno ENTORNO
5.8
RCP CALIDAD-PRECIO
7.3
El Gin Tonic del Taktika nunca debe faltar
Excelente vino para la cena. Con mucha personalidad.
Opiniones de Taktika Berri
OPINIONES
17

Una vez más y como casi siempre la barra de pintxos y las salas del comedor llenos hasta la bandera, reserva efectuada con cinco días de antelación con el fin de asegurar mesa en la fecha prevista.

A la llegada nos atiende María la hija de los propietarios con su habitual simpatía y nos acompaña a la mesa que nos había preparado.

Pedimos dos cañas para acompañar el pintxo de txistorra que nos sirvieron como aperitivo mientras decidíamos lo que íbamos a pedir.

De los platos que este día tenían fuera de carta María nos recomendó las alubias rojas de Tolosa que compartimos, nos fueron servidas en una sopera y en bandeja aparte la berza, las guindillas, el tocino, el chorizo y la morcilla, buena ración que nos permitió repetir,  compartimos también una tortilla de bacalao muy jugosa y con buena cantidad de bacalao.

Quisimos compartir un cogote de merluza pero ese día no lo tenían y alternativamente pedimos tronco de merluza de pintxo, pescado fresquísimo y con una correctísima cocción, pescado frito simplemente con un refrito de ajo y guindilla y un ligerísimo toque de vinagre.

De postre compartimos también una excelente coca de Llavaneres.

Un tinto de la DO Montsant, Dido elaborado con las variedades cabernet sauvignon, garnacha y merlot al que tuvimos de pasar unos minutos por la cubitera para que llegara a la temperatura óptima acompañó perfectamente todos los platos, el servicio del mismo se limitó al descorche, cata y primer servicio.

El servicio de camareros ágil y profesional pero quizás un poco demasiado "mecánico".

Dos buenos cafés y dos whiskys de malta Glenrothers pusieron fin a una buena y agradable comida.

El secreto de este restaurante al que no cansa volver y tiene una muy fiel clientela es que mantiene la misma carta desde que abrió sus puertas el año 1995.

Visita anual de grupo de amigos (18) en reunión anual y dispuestos esta vez en el mismo comedor interior, en 3 mesas de 6 que facilitaban el paso y el servicio en un local lleno; además destacar más de dos filas en la parte de barra, que costaba hasta de entrar. Cena con la bebida y los entrantes reservados y segundos a elegir, como ciempre.

El servicio esta vez estuvo algo disciplente a la hora de dejar los platos en la mesa, que parecían más tirados que puestos sobre la mesa. Algún error que implicó retirada de plato para llevar a otra mesa. Mala noche.

No hubo aceite y sí destacar la parte de panes, curiosos de forma y esta vez algo más secos. Unas cervezas de entrada, agua Font d´Or sin gas y Vichy con gas. Como vino un Luis Cañas crianza 2015 a discrección.

Los entrantes fueron los mismos que el año pasado aunque algo peor la calidad y tamaño de la anchoa; por contra las almejas fueron plancha, eso sí con cantidad de ajos cortados que impregnaron menos de sabor y resultaron mejor. Una correcta croqueta por persona, de setas, que creo que debí olvidar el año pasado, pues supongo que no debería haber cambios.

De nuevo opté en el principal a elegir, por la carne que es una gran opción, aunque debo reconocer que los platos de cogote de merluza y rape plancha me crearon muchas dudas por la calidad del producto. Perfecta la carne, muy amplia ración de chuletón de carne madurada, preparado sin hueso y bien fileteado, muy poco hecho; perfecto y acompañado de unas pequeñas patatitas y pimientos de piquillo, poco de ambos porque el chuletón es de tal tamaño que no deja espacio en la bandeja; podría pasar por ración para dos.

El flan de queso de lo mejor que he probado nunca. Nada que ver con el año pasado, la coca igual de buena como siempre y esta vez no acompañé ni con café, ni con PX ni con GT posterior. Por contra se sirvió una copa para brindar de cava Agustín Torelló Mata Reserva Brut que no me gustó porque pareció desventado, ¿quizás por estar un rato abierto?.

Un sitio, como buen vasco, en el que el producto (especialmente el plato principal de carne o pescado) es muy, muy bueno en su calidad y sencillo planteamiento de cocina, y con algunos complementos de primero y la parte de postre hoy muy interesante.

Local ya descrito y sin cambios. Casi lleno pese a estar entre semana. Cena de grupo de amigos (18) con la bebida y los entrantes reservados y segundos a elegir.

Partidos en dos mesas con buen espacio, sillas cómodas y servicio amable, familiar (conocidos de la casa) sin restar profesionalidad y buena cadencia de platos.

Unas cervezas de entrada, agua Font d´Or y un correcto Adhuc tempus roble que acompañó a todos. Destacabe el pan por su forma y sabor.

Para comer y compartidos los entrantes al centro:

. gilda: muy recomendable. Un clásico vasco, perfectamente hecha; muy buena la anchoa

. chistorra: más que correcta, nada aceitosa y sabrosa

. atún, tomate y cebolla: mucho mejor que el año pasado, sin tanto aceite y la cebolla desbravada.

. almejas de carril en salsa: demasiado cargadas de ajo que satura el sabor. Una pena.

. jamón recien cortado a mano: un cortador que no para en todo el turno de comida. Buena pieza.

. tortilla de bacalao: en buen punto de jugosa.

Principal: esta vez, optaba por la carne.

. chuleton de vaca vieja, madurada 40 días y servida deshuesada. Muy generosa ración a compartir entre dos, perfecta de punto, aguantó sin enfriarse mucho, buen sabor

Postre compartido:

. flan de queso: suave, elegante, algo lechoso en exceso
. cocas llavaneras: con un extraordinario hojaldre, canela y crema pastelera. Muy recomendable. Unos buenos cafés y un PX Alvear 1927 con los preparativos del evento del dia siguiente.

Rematamos la noche con un Gin Tonic a libre elección (12€) en un local cercano.

.

 

Un local clásico en su concepción y que las nuevas generaciones cogen el relevo manteniendo la esencia que hace que los clientes también se mantengan. Barra de pinchos al clásico estilo vasco y comedores interiores que completan la forna de U del local. Aquí la cocina es de producto, como su origen marca.

Cena de grupo pactada por lo que no vi ni carta de comidas ni de bebidas. Arrancamos con las clásicas cervezas de presión iniciales y alguna gilda de aperitivo. Cesta de un curioso pan tipo bocadillo pero con las puntas muy alargadas cual rosquilletas, que estaban bien crujientes.

Para beber agua Font D´Or y Emilio Moro crianza 2014 en las cantidades que fueron necesarias.

Para cenar y al centro compartido:

. plato de jamón bien cortado y sabroso . atún con tomate, cebolla y un mar de aceite con algunas gotas de vinagre balsámico. Hundidos en la balsa de aceite se quedaban los ingredientes nada destacables, sobre todo la cebolla cruda, fuerte y ácida que invitaba al omeprazol. Muy prescindible.

. almejas de carril en sofrito de cebolla. Tampoco se escatimaba el aceite pero aquí habia producto bien (poco) pasado por la sartén. Sabrosas y de buen tamaño.

Principal a elegir: el local presume, carnes aparte, de sus pescados (merluza y rape fundamentalmente) rebozados o bien aliñados con ajo y guindilla, así que nos vamos a por el tronco de merluza y puesto a tomar protectos gástrico, con ajo y guindilla. Se presenta un imponente tronco de merluza con muy buen punto de cocción (tirando a escasa). Amplia ración y buena calidad. Gran plato.

Postre compartido, caseros, bien elborados y reservados previamente para que llegue para todos:

. flan de queso: suave, elegante.

. cocas llavaneras: con un extraordinario hojaldre, canela y crema pastelera. Muy recomencdable.

Unos buenos cafés y un PX Alvear 1927 (otros fueron por destilados) y un rato de cháchara y preparativos del evento del dia siguiente. Taxi y a dormir. Parece que aquí no se cumplirá el dicho de que el local que crea el padre (y la madre) lo hundirá la hija. Hay futuro. .

Tras casi un año sin haber pisado lo que a final de los años 90 era un referente en Barcelona, decidí llevar a un donostiarra y a un castellano al taktika berri. Ya sabemos lo exigentes que son los donostiarras incluso con sus compatriotas!.

El resultado, el de siempre. Platos los de siempre. Calidad la de siempre.

Tomamos un revoltillo de setas y ensalada de ventresca para compartir y de segundos un chuletón para dos y yo tuve que pedir el tronco de merluza ( ya sé que simepre pido lo mismo) que estaba delicioso a la donostiarra.

Las únicas novedades fueron que no estaba Maria ( decepción) aunque el trato fue excelente, que no estaba lleno ( era dia de partido del Barça de Champions) y que de postre probé una tarta (creo que era de queso de yogur)excelente aparte de la clásica coca de Llavaneras y canutillos de crema.

En fin, que salimos muy satisfechos como siempre. Va bien siempre tener un restaurante en la recámara que no te sorprende por nada: ni por el trato, ambiente, comida y precio. Que lo dejen como está!!!

  • El Gin Tonic del Taktika nunca debe faltar

    El Gin Tonic del Taktika nunca debe faltar

  • Excelente vino para la cena. Con mucha personalidad.

    Excelente vino para la cena. Con mucha personalidad.

Es cierto que conseguir una mesa no es tarea facil, sobretodo si te presentas a las 22 cualquier dia... pero a veces hay golpes de suerte! y eso nos sucedió.
Todo lo que pedimos nos pareció de gran calidad, pero lo que se lleva la palma es sin duda la merluza..
Gran lugar, y como digo, de toda la vida..

Llegamos a las 9,30, la barra estaba a tope y la sala casi a tope, con un grupo de 15 y varios grupos de 8 como el nuestro. La atención recibida fue cariñosa y eficiente, la maitre nos cantó los platos (no entiendo porqué no hay carta escrita), elegimos almejas a la plancha con refrito de ajos y guindilla, tortillas de bacalao, revueltos de hongos y ensaladas de ventresca, todo excelente. Como segundos pedimos chuleta para tres, ( más otros dos que también picotearon de ella) , era de un kilo, con poco hueso y dijeron que estaba deliciosa, con sabor y al punto que habían pedido. Los demás pedimos rape y troncos de merluza, también muy satisfacorios. La repostería de la casa, variada y buena: mil hojas con fresitas, mousse tres chocolates, pastel de crema con piña y coca de llavaneras. Cayeron tres botellas de vino, de la casa, y algunos cafés y chupitos. Y salimos de allí muy contentos, después de pagar la cuenta, que ascendió a 301€. Por supuesto, repetiremos!

Contrariamente a la situación que vivió Ricard, en esta nueva visita a este templo de la cocina vasca con nosotros sí encontraron la reserva y el tiempo de espera fué el correcto.
Era un día al mediodia, las 2,30 y todas las mesas llenas, a los pocos minutos se acercó María para cantarnos los platos, optamos por dos pintxos de xistorra, y para compartir unas excelentes almejas con refrito y cardo con taquitos de jamón. Como plato fuerte tronco de merluza con cocción distinta para cada uno, en la cocina acertaron plenamente en la cocción deseada.
De postre una muy buena coca de Llavaneras rellena de crema.
Una botella de txacoli y una de agua.
Un café

Iba con muchas expectativas, después de leer excelentes referencias en blogs amigos. Había hecho algunos intentos de reserva sin éxito. Finalmente reservé el día en que el Barça jugaba en Champions y encontré mesa facilitando nombre y el teléfono.

Comimos bastante bien y ya detallaré al final los platos que elegimos. Pero la situación global, no fue demasiado afortunada. Me explicaré.

Tenía la reserva a las 21h y llegamos a las 20:50. Entramos, decimos el nombre de reserva y no nos encuentran ... Miran un dietario, miran otro folio y nada ... Son aquellas situaciones en que no te sientes demasiado cómodo y tienes miedo de pasar por un caradura de esos que utilizan estas picarescas cuando no tienen reserva.

Finalmente nos dice ... "No está la reserva, pero se puede instalar aquí". Era la mesita que había más cercana a la barra. Ya no empezamos bien, pues parece que te hagan un favor y sobre vas a parar al peor lugar.

Al poco rato, nos vienen a pedir que queremos (yo ya iba con el menú ya pensado). Y pasados ​​30 minutos del pedido, a las 21:30 todavía no había llegado NADA en la mesa ... Y el restaurante estaba semi vacío ya que la gente llegaba más tarde ... (¡? ¿!).

Justo a los 30 minutos, se acerca el, maître y nos dice que ha habido un error en la cocina (¿?) Y deja un par de "montaditos de chistorra" en la mesa, como "desagravio". Unos minutos más tarde llegan los primeros.

La espera de los primeros a los segundos fue tolerable, pero mientras comíamos el segundo y justo a un metro de nuestra mesa, una señora que rondaba por la sala, con pinta de propietaria o encargada del local (más tarde se puso un delantal ), comienza una desagradable "bronca" con el maître y una camarera.

Fue muy incómodo ... Sin querer escuchamos que la cosa iba de un grupo de 9 que habían aceptado una reserva con mesas separadas, pero cuando llegaron no les gustó la posición de las mesas. Realmente no me interesaba "su problema", pero la virulencia de la discusión, hacía que nos enterásemos si o si. Lo más genial fue una frase bastante despectiva, de la "jefa" en medio de la discusión como solución a todo ... "Les invitas a algo y ya está" ..... Y me vino la imagen de las "txistorra" que nos obsequiaron .... :(.

Y ya no nos pasó nada más "anecdótico". La comida ..?. Bueno ... bastante buena. Voy a detallarlo:

Como primeros y que compartimos, una tortilla de bacalao y una ensalada de txangurro. Los dos platos correctos. La tortilla buena, pero tampoco nada del otro mundo. Tengo grandísimos recuerdos de tortillas de bacalao del País Vasco y también de restaurantes vascos de Madrid. No es problema de cocción ... es problema de calidad y cantidad de bacalao. Es un plato que pido siempre, en lugares vascos y tengo un poco de criterio comparativo.

Como segundos, el tronco de merluza que fue mi opción y que si estaba muy bueno y en su punto de cocción y merluza rebozada para mi acompañanete, que resultó buena, pero no dejaba de ser supremitas de merluza rebozadas.

Ya sin hambre, ni demasiadas ganas del ambiente, pedimos dos cafés y cena acabada. Como vino pedimos uno de los dos txacolí que tienen a la carta .... y mientras conducía a casa, pensé ... "hemos comido bien, pero difícilmente volveré".

Tampoco quedé demasiado satisfecho de los 18 € del ​​plato de merluza rebozada ... Entiendo los 18 € del ​​tronco de merluza, por su tamaño y "ubicación", pero las "supremitas", las encontré muy caras y como la carta es cantada, no me enteré hasta la hora de pagar. En mi blog teneis fotos de las "supremitas"

La barra podría ser una opción alternativa. Igual otro día que haya Champions pruebo la barra ...

Ricard Sampere
www.restaurantscat.cat

Hay locales en Barcelona que nunca cambian, puedes ir cuando quieras que siempre comerás con una buena garantía, uno de estos es Taktika Berri, las modas vienen y van peró la barra del Taktika al igual que el comedor siempre está llena, nos irven ni esferificaciones, ni sushis, ni sofisticaciones, comida de calidad a un buen precio.
De primero una ensalada de txangurro, fresca y buena, una ensalada de bonito con tomate, muy buena, unas almejas muy ricas y de segundo el txuletón y el clásico de la casa, la merluza con refrito de ajos, de campeonato.
Carta de vinos con muchas referéncia de Rioja y Ribera a precios más que asiquibles, me decanté por un Roda Sella.
Servicio amable y eficiente, local siempre lleno.
La cuenta para tres 114€

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