Restaurante Norte (RESTAURANTE CERRADO) en Valencia
Restaurante Norte (RESTAURANTE CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
60,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Abierto todos los días sólo con reserva anticipada y confirmada. Cerrado desde Navidad hasta fallas.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
83 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.2
Comida COMIDA
8.3
Precio medio entorno ENTORNO
6.4
RCP CALIDAD-PRECIO
4.9
Opiniones de Norte (RESTAURANTE CERRADO)
OPINIONES
52

Con el chef Daniel Martín jubilado, se ha cerrado el local

Local más que clásico en Valencia y el hecho de que casi 5 años sin referencias en Verema, es como para ponerse a pensar. Todos lo conocíamos y todos hacia más de un lustro sin pasar por allí.

El céntrico local mantiene sus características de identidad anteriores y a Daniel en la cocina y su pareja en la sala. Aquí lo importante es la carne y sigue siendo una gran carne.

Pero también importa el resto. Importa la cercanía, la amabilidad, el compartir con los comensales el tiempo de la comida y por supuesto el resto de lo comido y el precio final.

Comida pactada en 60€ por persona y dejar hacer al restaurante. Es una modalidad que creo que va ganando adeptos. No es menú fijo sino que se trata de lo que me puedo/quiero gastar. A partir de aquí la responsabilidad pasa a cocina y sala.

Cuatro para comer y hacer compañía a la única otra mesa que había en la parte de la entrada del comedor que te permite un mayor contacto con la sala y la bodega. No vi carta de vinos ni de comidas pero ví un chateaux d´yquem en bodega entre otros interesantes.

Entramos con un cava de Hoya de Cadenas como bienvenida que estaba a buena temperatura y repetí mientras llegaba el último comensal y acabábamos con las aceitunas de aperitivo. Servidas las copas desde la barra ¿?.
Se ofreció elegir "color" del vino y optamos por un blanco y un tinto. A continuación se abrió una botella de Muga blanco, muy bien de temperatura pero que servido de forma excesivamente generosa en copa para el calor ambiental, acabó cogiendo demasiada temperatura y dificultando el terminarlo.
Para la carne eligieron un roble de Ribera, Valdehermoso demasiado poco para tan buena carne, pero el local prefirió "gastar" en carne en detrimento del tinto. Hubo que insistir para conocer el vino ya que la botella se sirvió inicialmente tapada.
El servicio de vino bien de inicio y luego de la primera ronda, quedó a disposición propia.
Unas aguas de Bezoya completaron la parte líquida.

La comida:
. gazpacho andaluz: tan correcto como sencillo. Creo que nadie lo hubiera pedido y tampoco creo que nadie lo pida si vuelve y tampoco denota nada de la cocina.
. empanadilla de jureles: más que empanadilla, trozo de empanada cortado a raciones. Buena de sabor, bien la pasta y el relleno. Hecha en una empanadilla de tamaño algo mayor al que suele hacerse en Argentina, sería muy interesante.
. mollejas de ternero: hechas a la brasa y con una sal que salaba mucho, con orégano de la Córdoba argentina, pero secas a más no poder; eran casi un torrezno de molleja. Recuerdo con nostalgia las tomadas hace años.
. carne nº 1: vaca vieja gallega: carne madurada 45 días en seco quedando una carne sabrosa, potente (a pesar de ser rubia gallega) en ración amplia. Acompañan unas patatas fritas caseras muy recomendables. Muy buen producto y bien de fuego.
. carne nº 2: novillo argentino madurada en húmedo (envasada al vacío con sus jugos): menos sabrosa pero muy buena presencia, muy tierna, buena ración y bien de fuego menos hecha que la anterior pues el tipo de carne lo permite mejor.
. postre: una ración (corte) de panettone de melocotón bañado en algún licor y con una chantilli al lado. Muy prescindible incluido por el tema estético.
. buenos cafés y un curioso te de menta frío

Algunos comentarios con Daniel, permitieron ver que al paso de los años, mantiene en forma a un buen cocinero con un buen producto cárnico y que ahora incluso contacta mejor con los clientes.

En la puntuación conviene aclarar que el servicio de vino se ve penalizado por no conocer abiertamente los vinos en su inicio; el apartado de comida si fuera solo la carne estaría para 9/10 pero el resto de platos no pasarían de un 5/10.

Cuando entras en Norte te sientes un poco en casa. La decoración, la atmósfera transmitida en cada uno de los detalles de la decoración, la pasión por el vino, los espumosos como retratos de la familia sobre los muebles de madera... Parece que te hayan invitado a ir a cenar a casa de unos amigos. Cenamos en el comedor de dentro, tranquilos y cómodos y nos dejamos hacer por los consejos de Pilar.
Tomamos una ensalada de espinacas muy rica, una mollejas como jamás las he comido, con una textura que se deshacía en la boca, un carpaccio de boletus edulis que rozaba lo divino, una ostra guillardeau de un tamaño y calidad excelentes y, como no, un "poco de carne". Bife ancho y babybeef para compartir entre seis personas. Si me das a elegir entre una carne o pescado me inclinaré por lo segundo, soy gastronómicamente hablando más marinero que de montaña, pero cuando las cosas están bien hechas no se debe nunca comparar. Eso sí, me tienes que sorprender mucho para que no me arrepienta de haber escogido pescado. Por eso la otra noche en Norte, probamos un bocadito de cómo se debe comer en el cielo. Materia en estado puro y las manos de un cocinero apasionado con dicho producto, la gastronomía y el cuidado del cliente. De postre probé una tarta tatín exquisita, también. Postres caseros elaborados por la propia Pilar y todo su cariño.
En cuanto al servicio del vino solo tengo buenas palabras para un servicio esmerado, entregado, buen conocedor de su enciclopédica carta y, ante todo profesional.

Un verdadero placer para los amantes de la carne y, para los que no lo son, también.

Muy buena carne y buena bodega
Local anticuado, la amabilidad reina por su asencia
Muy muy caros los postres y vinos dulces

Desde luego este restaurante tiene la mejor carne de toda la ciudad, no es barato pero merece la pena, buenos vinos y una carta fantastica de carnes.

Llevo 25 años de mi vida viajando por todo el mundo, y en mi tercera visita a Valencia , gracias a unos buenos amigos, he conocido el Norte. Algún notable cocinero de nuestro país que no nombraré, me lo recomendo un buen dia. Por ello ya sabía, que la velada sería de calidad.
El servicio fue impecable,me quedé perpleja con la carta de vinos. Tenía curiosidad de quién seria el responsable de todo aquello.
Las empanadas estaban deliciosas. Las ensaladas parecian que se acababan de escapar de la huerta .La carne nos volvió locos a todos. El punto perfecto de coccion lo teniamos en cada bocado.
Me emociono cuando lo recuerdo.
Cuando encuentro en otros rincones del mundo lugares de tanta calidad ,suelo pagar, en euros,200 mínimo.Me pareció una verdadera ganga 97 creo recordar.
Cabía la posibilidad de conocer a los dueños. Pilar y Daniel me apuntaron mis amigos.Pero mi timidez y el efecto marivolloso de varias copas de vino condicionaron mi decision. Mejor dejarlo para otro dia.
Volveré cada vez que tenga ocasión.
Si alguien del equipo del Norte lee esto, que remita a sus compañeros, que se agradece de corazón, todo ese grandisimo esfuerzo que nos dedican para que todavía existan restaurantes de calidad con Mayúsculas.
Lo que no me gustó..pues la cantidad excesiva de fotos con esos marcos pequeños, que decoran todas sus paredes.Es muy acogedor, pero en mi opinión sobran fotos.

Nada que decir del servicio,exquisito,profesional,discreto,eficaz.Las cosas están más que buenas,son de mucha calidad y están muy bien ejecutadas y presentadas.La ensalada crudité(único error en el punto de la coliflor)es preciosa a la vista,fresca,sabrosa y digestiva.La carne es de lo mejor,sobre todo si al pedirla explicas con claridad de qué tipo y en qué punto la quieres.Es muy difícil encontrarla mejor.Y la carta de vinos,licores,generosos,etc, es de lo más completo de la capital.Y en ellos se repite todo lo bueno que digo de las viandas.¿El pero?.El precio.Pilar y Daniel,!que es carne!.Muy buena y bien puesta,!pero carne!.No es de recibo salir a 90 eur con eso y una sola botella de Gotia, una minitabla de quesos, dos cafés y dos orujos.
Tres mesas ocupadas para comer.Hace un par de años había que hacer cola y hasta os sorprendiaís cuando se pretendía reservar de un día para otro.Hoy todo ha cambiado.Esos precios los pueden pagar muy pocos,y pocas veces al año.Pensadlo.Por favor,.Yo quiero ir cada mes a disfrutar.Pero esas tarifas son de antes de la crisis.¿No valdría la pena bajarlas un 25/30% y seguir llenando a diario?.

Acudimos 4 personas y estábamos tranquilos, comodos con buen espacio muy bien atendidos. Dice Daniel que una mesa es un mundo tan privado que inmiscuirte en él es sumamente peligroso, no le falta razón y ésto es lo que no entienden muchos clientes y le hace parecer un tanto especial. Pero anoche le implicamos con nosotros y fue un acierto, nos enseño en materia de carnes, trucos, delicias, sus conocimientos sobre el vino al igual que su esposa Pilar encantadora, amable, proxima, gran conocedora de todos los caldos derrocha simpatía durante toda la cena
De entrada un cava con una aceitunas arbequinas mientras nos obsequiaban con una crema de nueces en materia de carnes con un una pizca de perejil y nuez moscada, exquisita.
Mientas descorchaban 2 botellas Contino reserva 2003, delicioso en copas de cristal como se merece nos trajeron unos chorizos criollos y morcilla para “quitar el sentio” que dice mi amiga..
Llego el momento de las carnes, dos tipos, una pegado a hueso Beef de Chorizo poco hecho, sublime carne argentina cocinado con todo el esmero que Daniel sabe ponerle y otro un baby beef tierno en el punto exacto; la papas de acompañamiento con especias y sal especial especial macerada en vino que las daban un toque especial
Terminamos con unos buñuelitos templados rellenos que se comen enteros y en boca explosionan con una crema fria que te deja un agradable bienestar y te hace repetir.
Cafes y una bandeja de la casa con tejas, buñuelos de coco, y un especial de naranjitas chinas confitadas que le daban su toque.
En el agradable ambiente en el que habiamos estado Pilar nos comento su origen gallego y nos deleito con una copa de vino dulce tostado de Galicia, unico en su genero, que culmino con una velada de la que simpre nos acordaremos. Prometemos repetir y probar cuantas delicias preparan en este restaurante de lo mejor de Valencia.

Comenzaré por decir que el bife de chorizo estaba verdaderamente bueno; suculento, con su justo punto de grasa, perfectamente hecho y con un suave aroma de brasa que lo redondeaba. Sin embargo, las mollejas estaban saladísimas y se cobran a un precio (36 €) que es el mismo que se paga en Can Fabes (¡¡3 estrellas Michelin!!) por un plato excelso de mollejas con piña y jugo de carne. Un auténtico dislate.
Por un par de chorizos criollos, las mencionadas mollejas, el bife de chorizo (las patatas fritas al tomillo que lo acompañan volvían a pecar de saladas) y dos postres de helado de dulce de leche ¡¡126,26 €, sin contar los vinos!! Un atraco.
Bebimos 2 cervezas (ese día no me apetecía el cava que ofrecen) y La Cueva del Contador 2001. Para colmo, el sumiller tras darme a probar el vino y darle mi aprobación, lo decantó sin mediar palabra. La Cueva del Contador 2001, en mi humilde opinión, estaba para haberlo servido sin decantar; pleno, sorprendentemente maduro, una verdadera joya que iba a evolucionar en la copa de manera lenta y pausada; al ritmo que marcáramos nosotros. Creo que es necesario contar con la opinión del comensal (que es quien paga) a la hora de decidir si un vino se decanta o no.
En la bodega invertimos 100,58 €
El local es oscuro, algo tétrico. Ese día estaban ocupadas sólo dos mesas contando la nuestra. La relación calidad-precio está absolutamente desequilibrada.
A tomar carne en Valencia iré, definitivamente, a otro sitio.

Se trata de un restaurante clásico especializado en carnes. Lo más llamativo son los precios de la carta que resultan muy elevados y no se justifican a pesar de la materia prima. Pedimos como entrante para cuatro personas cecina, ensalada y pimiento y bacalao al carbón, para seguir con bife de chorizo y chuletón de carne de Salamanca(no tenían carne Charoles). En los postres se aprecia aún más el exceso de precio, con postres de hasta 20 € sin ser nada especial. Pedimos tarta de manzana y las raciones eran escasas. Desde luego la relación calidad precio es desequilibrada (80 € pax)y se nota al no ser necesaria reserva para cenar, ya que el comedor no llegaba a la mitad. En el apartado de vino es cierto que tiene una gran variedad escogida pero se nota a faltar, en mi opinión más vinos valencianos y redudir el margen que le impone a cada botella.

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