Sintiendolo mucho este restaurante me defraudo, primero no se puede cobrar un precio alto si la calidad de la comida y servicio no es alta tambien, o bien lo puedes cobrar pero no repetiras, tardaron mucho en servirnos y la comida no estaba lo buena que yo esperaba, carta de vinos escasa, decir que el postre si estaba muy bueno..a lo mejor les pille mal dia.....

Hemos visitado este restaurante 3 veces.
La última fue para celebrar mi cumpleaños.
El lugar me gusta mucho, es pequeño y acogedor. Tal como se dice en otras valoraciones puede que encontremos algunos problemas con la climatización pero hay que tener en cuenta que se trata de una casa del XIX y tampoco son excesivos.
La comida muy buena, aunque en la última visita tenían pocos platos en carta. Ocurre algo parecido con la carta de vinos que era algo reducida. El postre, torrija de leche, era sobresaliente.
Esta última vez se notaba al personal algo falto de experiencia, pero el trato sigue siendo correcto.
La verdad es que nos gusta el lugar. Tenemos que hacer otra visita a la parte de tapas que habían acondicionado ahora.

Pues yo he estado dos veces y la verdad es que la impresión general ha sido mala. Los camareros nunca tienen experiencia, la atención es lenta y la carta de vinos es corta. La primera vez pasé mucho frío, no está bien climatizado el local. LA segunda vez además tuve un problema con un plato y parece que el jefe de cocina es demasiado importante para que un cliente pueda comentarlo con él... tardamos más de 3 horas en salir de allí e insisto en que la buena disposición del camarero no es suficiente, si pago un menú de 45€ por persona mínimo lo que pido es que me atiendan profesionales.

Se comentó anteriormente que en verano hacía un poco de calor en el restaurante,pues es verdad,hace un poco de calor... La comida exelente... Gazpacho de verduras asadas,Tataki de atún,Arroz marinero,Lomo de Buey y Lubina... Todo perfecto... Para beber... Un blanco Clos María del Montsant y un Huget Brut nature... Muy buenos. De postre... Higos con chocolate,Carpaccio de frutas con granizada de sandía y unas estupendas torrijas de leche... Servicio atento y amable... Muy recomendable...

A los restaurantes hay que ir 2 veces para ver si te gusta, pues todo el mundo puede tener un mal día. Mi segunda visita a 8 doncellas mejoró bastante la primera, comimos muy bien, uno de los platos fue un entrante de langostino con una salsa deliciosa, luego carne para mi y pescado para ella, un vino buenísimo y un postre de chocolate exquisito. El vino nos lo sirvieron en la copa de agua, pero salvo este pequeño detalle, el resto muy bien. Lo recomiendo para parejas. Los camareros, un chico francés y una chica inglesa, que demostraba poca experiencia pero mucho tesón y sobre todo atención y educación. Volveremos. 2 personas con vino y un par de Pedro ximenez de aperitivo, 84€.

Coincido bastante con lo dicho por Edusevilla sobre éste pequeño,pero bonito restaurante... Está inmerso en una antigua casa del siglo XIX,decorado de una manera agradable y con un ambiente un tanto romántico,hay mesas donde se echa en falta un poco más de luz.Su situación en el Barrio de Santa Cruz es inmejorable.La carta de vinos es interesante... Tomamos un Viña del Vero Gewürztraminer y un Pétalos del Bierzo,los dos exelentes,copas Schott y buen servicio,sobre la comida decir que estaba todo muy bueno,pero se echa en falta un poco de presentación en los platos con un acompañamiento mas consistente,las carnes muy buenas,es un sitio al que hay que ir... RPC buena.

Extraordinario, de lo mejor de Sevilla con diferencia. Calidad, buen servicio, platos originales y diferentes,... altamente recomendable. Sin duda de lo mejorcito. Hace muchos años que no me sentía tan feliz en un restaurante. Una verdadera delicia.

Restasurante acogedor muy logrado gracias a su jefe de cocina moises vega, cocina con toques andaluces muy acertados con toques de cocina asiatica como el tataki de atun, situado cerca de santamaria la blanca, servicio muy correcto y cocina sabrosa, calidad precio muy conseguido, esencial para comidas de pareja o grupos.

Bastante acogedor, apenas 9 mesas, una de ellas para grupos pequeños en planta superior, pequeña barra a la entrada, situado en una callejuela cerca de Santa cruz muy típica, quizás sea perfecto para el invierno, en verano hace calor dentro. Servicio correcto, no es caro, tomamos un Gago D.O. Toro del 2003 que no me convenció, y yo me pedí magret de pato que me gustó, aunque poco presentado en plato.
Una lista de vinos interesante, una decoración con tonos y paredes rojizas anaranjadas que invita a la charla apacible, y sin ser un restaurante de alto nivel, es de esos escondites donde puedes ir para sorprender a tu acompañante.