Acudimos de comida en mitad de día de trabajo con la promesa de lugar cómodo a precio razonable. Lugar cómodo, cierto, pero la comida no vale.
Alubias de tolosa insípidas y consistencia de rancho cuartelero.
Tortilla de Bacalao de buen calibre, pero también insípida.
Bacalao a la Riojana seco.
Chuletón de sabor pasable pero muy hecho.
Postres prescindibles.
Todo regado con una sidra demasiado turbia y un vino perreta.
Comida para tropa a 46 euros por persona.

Este asador con ambiente de sidreria lleva ya veinte añós abierto, y aguanta el tipo. En parte, porque Madrid es muy grande y hay gente para todo.
Cuando sabes que vas a dejarte 50 euros en comer, esperas como mínimo comer bien y estar bien servido. Zerain tiene que cuidar ambos aspectos.
Compartimos unas Alubias de Tolosa vulgares, insipidas, servidas con su acompañamiento (el Sacramento)de berza, morcilla y costillas, escaso y recalentado.
El cogote de merluza -ración individual 24 euros- muy bueno y abundante. El clásico a la plancha regado con una ajada.
El rape a la plancha -para dos 44 euros- muy bueno y escaso. Se quedó corto en tamaño por comparación con el cogote.
El servicio de vino quedó muy pobre. Un Rioja Alavesa Solagüen crianza del que sólo había medias botellas, que continuamos con el Solagüen Reserva 2004 a 17,50 euros. Servido caliente, hubo que reclamar un cubo de hielo para enfriarlo. Buenas copas, que sólo nos cambiaron a las chicos. Las chicas, que se fastidien¡¡
La dueña vino al final a preguntar que tal. Le dijimos que los pescados bien, y las alubias mal. Y no le gustó. O sea, que no mejorarán nada.
Nos 'premiaron' no invitándonos a 'tejas y cigarrillos' de Tolosa. A las otras mesas sí.
Es una pena, porque es un local agradable, muy cómodo para comer a gusto después de visitar el Museo del Prado o el Thyssen, que están muy cerca.

Leí antes de ir las referencias en Verema y coincido con muchas de ellas.

Es un sitio cercano a Las Cortes en pleno centro de Madrid. Dificultad para aparcar aunque hay algunos pequeños cerca pero que suelen estar llenos.

En la planta inferior mesas con mantel, botas de sidra a los lados, decoración bonita sin excesos.

La comida buena: la tortilla de bacalao bien, los pimientos al ajillo bien, el pescado muy alabado y la carne muy buena y en su punto.

El postre muy rico.

El vino bien servido, a su temperatura. La sidra abundante en jarras.

Tomamos copas y cafe.

Poco que recomendar una buena carne pero no creo quesea española.aunque lacobran como tal .una tortilla de bacalao rica.un servicio.malo,no nos gusto como pra volver,todo es cuestion de gusto.eso si el servicio fatal,el camarero borde . era sabado estaban desbordados

No lo recomiendo es absoluto. Tras reservar una mesa para ocho personas un sábado, nos sentamos y nos comunican que de segundos sólo podemos pedir chuletón o solomillo (seis pescados de la carta no estaban disponibles). Entrantes sosos y escasos. Atención muy poco cordial. La calidad de la carne, mala, y el chuletón, todo hueso. Ni siquiera pedimos postres. Un consejo, ahórrate el dinero y el tiempo, ve a cenar a otro sitio.

Recomedado para instintos carnívoros alterados.
Excelente carne asada en su punto, al estilo vasco. Buena variedad de pescados.
Los acompañantes básicos, quizá demasiado tradicionales (verduras asadas, boletus, pimientos).
Variada carta de vinos, con predominio de Riojas y Riberas a perfecta temperatura y con acertada cristalería.
Muy buena atención en camareros/as.
Obligatorio probar la sidra.