En el centro de la población y en un pequeño y bonito local con la barra y cocina a la izquierda, queda una sala algo irregular por los preciosos arcos y un horno moruno que datan del siglo XIV lo que le convierte en el edificio más antiguo de la ciudad que fue horno en el siglo XVI hasta el siglo XXI en que las nuevas inquietudes familiares lo han transformado de horno a restaurante.

No son muchas mesas, de madera, amplias, con buenas sillas y lo destacado es una hueco central en la mesa donde se colocan las brasas traídas en un pozal metálico; sobre ellas se pone una parrilla para asar todo: carne, pan, verduras, etc...; sobre la mesa una campana de humos de aspecto semi industrial y con buen funcionamiento aspirativo. Por  supuesto no permite mantel pero sí buenas copas, cubiertos y vajilla. 

El servicio es muy amable, cercano, profesional y eficiente. La carta de vinos es bastante amplia, incluso en vinos por copas, y variada con algunas referencias muy poco habituales y buena presencia de tintos locales; entre los menos habituales el elegido Whisba 2020 tinto, un tempranillo envejecido en barricas de whisky que ya conocíamos de otra visita en Castellón; también varias aguas con gas y alguna cerveza de entrada. El servicio de vino se limitó a descorche y primer llenado de copas.

La carta de comidas incluye almuerzos valencianos todos los días con bastante variedad y creatividad; en comidas y cenas plantean un par de menús con opciones de temporada y arroz final; la otra opción es la carta donde destaca la opción de carnes a la brasa en mesa completa tras unos entrantes bastantes creativos y originales.

Seis para comer y por horario tardío no hubo posibilidad de elegir menús (tiempo del arroz) y nos decantamos por las brasas; salimos ganando: unos entrantes previos y la carne a la brasa. Así quedó:

. aperitivo por cortesía: sobre la mesa un bocadito a modo de paté para mientras eliges el vino.

. la rosquilleta de ahumados y encurtidos: una brandada de bacalao y sardina ahumada colocado sobre una ancha rosquilleta

. la croqueta paquita: un guiño a un clásico del "esmorzar popular", al bocadillo Paquito, consistente en una rosquilleta ancha sobre la que se coloca el cordero hecho lentamente a la brasa y sobre ella una mayonesa de anchoas, cebollita tierna y piparras. Bien y curioso.

. paletillas de conejo guisadas a baja temperatura com ajo y reducción de vino blanco (versión de un conejo al ajillo guisado en lugar de frito). Muy recomendable.

. dos buenas chuletas de ternera madurada de 1 kg aproximadamente para poner sobre las brasas recién traídas: excelente la carne fileteada y separada del hueso para hacer al punto de cada uno. Se acompañan con salsa romescu, verduras loncheadas (pimientos, calabacín), pan en rebanadas, salsa de alioli casero presentada a modo de bloque de mantequilla, patatas cocidas. Muy recomendable.

. postre: se pidieron varios distintos, algunos compartidos, pero destacaría el de plátano banoffee ibérico: en el que en el toffee se sustituye la mantequilla por manteca para una mejor textura. Muy bien, dulce sin empalago. También a destacar el helado de hoja de higuera con calabaza asada que sorprende ese sabor a hoja de higuera de la infancia.

. rematar con un buen cremaet siempre es un final feliz.

Una poca conversación para preparativos de evento para el año próximo porque nos quedamos los últimos y ya cerraban porque no hay servicio de cenas hoy.