Local con mesas en el exterior a modo de terraza (mesas y sillas de cervecera) y una zona interior con bancos de madera por asientos y para unas mesas de madera brillante cubiertas por unos coloridos manteles; la vajilla entre básica y folclórica da cierta autenticidad cercana a local turístico en Warszawa.

El personal es del lejano país y con ganas de agradar y facilitar el conocimiento de los platos y de hacerse un hueco en las cocinas del mundo en Valencia. En general se basa en platos caseros con productos sencillos, guisos hechos con tiempo y recetas de la abuela.

Hay un menú degustación (13€) para mínimo 2 personas que te permite conocer los platos más característicos del país que parece recomendable para una primera visita. La carta de comidas, muy colorida como todo el local, es bastante amplia con hasta 15 opciones más 3 postres; notable también la presencia de bebidas polacas destacando la parte de cervezas.

Lo tomado para comer a medio día con una buena cerveza rubia Zubr y alguna loncha de pan cortado en algunos platos:

. bigos: col fermentada cocinada durante varios días con carne salchicha ahumada, setas, especias ... y hasta ciruela pasa. Referido como muy típico y servido en cazuela se nota que es un guiso lento salido del recetario de la abuela; quizás sobra un poco de cantidad de col fermentada ya que aquí no estamos muy acostumbrados a ella y puede saturar. Me gustó.

. pierogi z kapusta i grybami: 5 pequeñas empanadillas rellenas de col fermentada y setas; sorprende la textura, blanda, y color quedando más coo gyozas que empanadillas. Curioso, cumple.

. kielbasa wedzona Z Patelni: una gruesa salchicha polaca ahumada hecha a la sartén acompañada de koleslaw y salsas: buen tamaño de la salchicha que recuerda a las checas pero algo más sabrosa, bien pasada por el fuego y buenas salsas acompañantes. Es el plato más recomendable de la casa.

. postre: tarta de queso suave con merengue: de casera elaboración, cobre una base de tarta de queso muy ligera una buena capa de merengue. Cumple.

Para finalizar un chupito, por cortesía de la casa, para tomar de un trago y con una base de cerezas y completado hasta arriba con vodka más un pequeño toque picante muy acertado.

Algo diferente probar cocinas del mundo que no hay en todos las ciudades españolas, aunque no parece tener mucho éxito a medio día; quizás en la cena tengan más suerte.