Si tienes un libro de la evolución de la buena cocina en el mundo, en el capítulo primero encontrarás la clásica cocina francesa que es la base de cualquier cocina que luego ha ido apareciendo y evolucionando y casi olvidando donde estaban sus orígenes. Wladimir Levyckyj es un superviviente de aquella cocina con la que consiguió estrella Michelín hace más de 45 años y dió de comer em Estrarburgo a los presidentes de Francia y a todo el mundo en la Expo de Sevilla. El estrés de la estrella no le gustó y se fue por el mundo (Congo incluido) para aterrizar ahora en Valencia y cubrir un hueco: la vieja y clásica cocina francesa de los viejos cánones: buen producto, elaboraciones cuidadas y hechas con tiempo, predominio de guisos y tiempo en los fogones. Su hija en la sala también presente ese "savoir-faire": prudencia, consejo, amabilidad, profesionalidad.

El local en el final de la calle en la que se suceden restaurantes como fichas de dominó, es pequeño bien vestido, transmite algo de cercanía, con mesas redondas bien vestidas, buenas copas, vajilla clásica, sillas cómodas. Hay un vino recomendado sobre la mesa que a la vista de la carta, corta y clásica pero suficiente, (a precio x2/x2´5), aceptamos: Belleruche 2020, un tinto de Chapoutier en Côtes du Rhône; el servicio descorche y dado a catar más primer servicio en copa. Previamente unas cervezas y refrescos en las pocas mesas en la acera a modo de terraza, más, ya en la comida, unas aguas con gas Perrier y sin gas Solan de Cabres completaron la parte líquida.

Siete para comer que decidimos empezar compartiendo entrantes y con un pan mejorable:

. cazuela de caracoles con verduras y ajo (10€):(no había más que una ración) se queda pobre en su presentación de caracoles limpios (sin cáscara), bien guisados pero muy sencillo.

. ancas de rana salteadas con ajo y finas hierbas (13€) x2: un clásico y perdido plato de la cocina, perfecta, carne tierna. Muy recomendable.

. foie de pato casero con mermelada de cebolla roja (15€) x2: un paté casero, como la mermelada, buena textura y sabor; se queda corto para compartir. Bien.

Seguimos con los principales, todos ellos de amplia ración,  a elegir:

. boeuf bourguignon con patatas cocidas (16€) x4: plato estrella de la casa, perfecto guiso de bunea materia prima con verduras y patatas en su punto de guiso. Recomendable.

. raviolis rellenos de bogavante de Galicia con su salsa (18€): grandes raviolis, buen relleno y salsa con corresponde a la cocina francesa. Muy bien.

. solomillo de ternera con salsa de pimienta verde y patatas salteadas (24€): referido como bueno.

. pescado del día: un guiso de un pescado que no recuerdo y referido como bueno.

Rematamos con postres individuales, aunque no todos quisimos:

. tarta Tatín de manzana con helado de vainilla (7,50€) x 2: buena tarta de manzana, muy sabrosa. Bien.

. crêpes suzzete con Cointreau y naranja (7,50€) x 4: (nos prepararon 5 y una fue de regalo) perfectos, 4 crepes con la elegancia ya olvidada. Muy recomendable.

Unos buenos cafés finales y algo de conversación que nos permite la soledad en el local. Una pena que haya locales como éste y no haya clientes para apreciarla.