Local situado en la zona centro, con años de servicio en la ciudad y que se ha convertido en referente de la zona para productos del mar. Tiene unas agradables mesas en el exterior. El interior es algo laberíntico en sus comedores, con decoración y servicio clásico.
Al ser un grupo numeroso nos ubicaron en un comedor para nosotros, con amplia mesa en U que facilitaba el servicio y la comunicación. Menú, incluido vinos, pactado con anterioridad. Servicio rápido y eficaz, buena cadencia de platos. Los vinos con autoservicio desde el primer llenado. Vajilla sobria y sin interés, buenas copas de vino. Los vinos, pues lo clásico de estos eventos: un verdejo fácil y un tinto que no recuerdo.
Tomamos:
. tellinas (coquinas): ahora llamadas pipas del mar: tamaño habitual, bien preparadas el aliño de limón, jugosas y gustosas sin arena.
. chipirones rebozados: ahora llamados a la andaluza: básicos, nada aceitosos, buena fritura.
. níscalos con gambas: ahora llamado mar y montaña: un buen guiso con las setas carnosas y bien de sabor, las gambas tamaño medio sin pasarse de fuego. Recomendable.
. rodaballo a la brasa: piezas enteras de buen tamaño, bien elaboradas y servidas sobre patatas panaderas; el pescado algo insulso aunque no seco.
. variado de 4 tartas caseras: destacable la tarta de la abuela clásica de galletas; resto para forfos del dulce.
Rematamos con los consabidos cafés e infusiones y un rato de charla que notamos a faltar y mucho el año pasado. Me dicen que a medio día tiene destacados arroces.
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