Abrió sus puertas en marzo de este año ocupando un local de más de 500 m2 que ya acogió a otro restaurante situado justo frente a unos grandes almacenes del km 0 de Barcelona, abre sus puertas para desayunos, sigue para aperitivos, comidas y para las cenas cierra tarde. Digo yo que habrá que amortizar la inversión y el alto alquiler mensual.

El local cuenta con una larga barra de más de diez metros con una buena exposición de tapas y montaditos unas mesas para poder comer dichos montaditos en la misma zona y subiendo cuatro o cinco escalones dan paso al comedor propiamente dicho donde sirve la carta.

La decoración es agradable y bien conseguida, mesas bien vestidas y suficientemente distanciadas, con manteles y sobre manteles blancos, copas Schott básicas poco acordes con la categoría que el local pretende transmitir, uno de los propietarios con un largo recorrido en el mundo de la restauración está a cargo de la sala secundado por un equipo de camareros de origen latino cada vez más frecuentes en estos negocios y que no están a la altura de la pretendida profesionalidad.

La carta está bien estructurada en función de entrantes para compartir, platos de temporada, carnes, pescados y arroces.

Como entrantes compartimos unas muy buenas anchoas de tamaño 00 del Cantábrico con pan con tomate que curiosamente cobran aparte y unas sepionas tan buenas como escasas acompañadas de judías de Santa Pau.

Seguimos con un buen chuletón de aproximadamente 1,2 kg de una excelente carne simplemente marcada que nos fue servido sobre una plancha de hierro muy caliente para acabarla a gusto de cada uno acompañado de patatas fritas hechas en casa, lo que es de agradecer. Eché en falta sal en escamas tuvimos que poner sal fina del salero que teniamos en la mesa.

Regamos la comida con un tinto, Rebels de Batea 100% garnacha tinta de la D.O. Terra Alta de 7 Magnífics un proyecto independiente enmarcardo en Bodegas Torres con un precio multiplicado casi por tres respecto al precio que se puede comprar en tienda. A pesar de que el restaurante dispone de unas grandes vitrinas enfriadoras, el vino nos fue servido a temperatura ambiente por lo que tubimos que reclamar una cubitera para que alcanzara la temperatura óptima de servicio.

Rematamos con dos cafés, un chupito de orujo de hierbas y otro de whisky de malta.

Los precios son acordes a la ubicación del local en plena zona comercial y turística de la ciudad y a la inversión realizada pero lejos de una buena relación calidad precio respecto al producto y calidad del servicio que podemos encontrar igual o mejor en otras zonas con precios sensiblemente inferiores.

Personalmente difícilmente lo recomendaré.