Efimero pero exitoso

Aprovechando las obras en el restaurante Habitual y compartiendo la zona del LAB (laboratorio de investigación) el genio empresarial de Ricard Camarena ha creado un local efimero (porque no nace para la eternidad) cubriendo un apartado más (y van...) en el panorama gastronómico personal del biestrellado chef.

La decoración pretende sumergirte en un local en obras y que en realidad se dispone en dos partes: lo que sería la entrada (espacio exterior de Habitual) y tras pasar las cortinas de plástico duro, típicas de las zonas de obras, pasas al interior del LAB. Muy bien ambientado desde el botijo para los almuerzos (que por cierto no se sirve en horario de almuerzos pues abre a las 13.30h) hasta la caja de herramientas sobre el mostrador pasando por los chalecos reflectantes de los camareros. ¿El servicio? Informal, cumplidor, rápido desde la cocina y en rodaje.

Las sillas y mesas de madera, sin manteles, con recipientes con las servilletas y cubiertos (y un corta pizzas), las copas correctas para el ambiente descrito. La carta de comidas y bebidas es un todo, compuesto de folios de papel carton cogido con pinza a modo de portafolio. Una pena que el día de la impresión faltara tinta, lo que junto al color oscuro del papel y la iluminación poco intensa de la sala hace casi imposible leer la primera página que incluye los 9 entrantes; solo un poco mejor de tinta las siguientes páginas que incluyen en la primera su oferta estrella: lo que no es ni pizza ni coca (en realidad votariá por un 65% a favor de pizza y 35% a favor de coca) con 11 opciones diferentes, más los 5 postres; muy destacada es la siguiente página dedicada a más de 15 cervezas con una pequeña descripción de las mismas para ayudarte a elegir y que, visto lo visto del ambiente de los comensales (jóvenes suficientemente preparados), seguro que tiene amplia salida, así como las opciones de los 10 vinos por copas (también por botellas) que encuentras en la última página, con poco de todo (un cava, un rosado, tres blancos y lo mismo de tintos, más dos dulces).

Dos para comer y conocer el local. Pedimos para beber el único cava que hay en carta: Cartellroig 2017 (de la nueva Corpinnat) con descorche y primer servicio más una cubitera en una silla contigua, ya que el espacio en la mesa no permite compartir más de un plato a la vez. Para comer y aunque la recomendación oficial es de un entrante y una "ni pizza ni coca" (porque el tamaño está pensado para ello) compartida por persona, nosotros optamos por compartir tres opciones de esta novedad inventada por RC (sobre 15€ la pieza), y también compartir dos postres:

. secreto ibérico con salsa Pekin y cebolla china: imprescindible; simplemente perfecta.

. sobrasada picante, cebolla, mozzarella y zaatar: esa curiosa mezcla de especias poco intensas pero bien presentes; la sobrasada de buena calidad con su muy ligero punto picante pero que tiende a saturar el sabor de la sobrasada.

. pastrami, col china, queso cheddar y encurtidos: el muy reconocido pastrami de Canalla Bistro que la verdad es muy bueno, pero que combina mejor con el pan de sandwich.

. bocata de nata helada y almendra garrapiñada: recuerda el pastel de palo catalán pero versión más crujiente. Poco interesante.

. leche quemada, café, macadamia: recomendable, aunque a algunos puede saturar por su densidad.

No hubo cafés, lo que el final de la espalda agradeció por la dureza de la básica silla que invita a que haya rotación de clientes. Por cierto este "Pop Up" estaba lleno dentro y fuera, incluso en las mesas largas compartidas y eso que no admite reservas y abre todos los dias en horario continuado desde las 13.30h durante 12 horas, pues la gente quiere conocer este nuevo concepto de una masa compuesta por harinas ecológicas e integrales elaboradas 100% con masa madre, aunque a la mesa llegaron con la base algo más que cocida.