Este local situado en el límite del barrio de Gracia y a un paso de la Via Augusta, basa su oferta en las tapas y platillos, habia leído varios comentarios de "influencers e instagramers" y la curiosidad me empujaba a visitar este local, debido a una semana de gestiones a realizar en Barcelona, aprovechamos uno de los dias por acercarnos a Antúnez.

Habiendo reservado mesa para tres comensales al llegar nos acomodan en una mesa preparada para dos a la que añadieron un servicio más, nos extrañó puesto que la mesa de al lado estaba preparada para tres comensales, dicha mesa además no se ocupó durante el servicio. Sin comentarios

Sinceramente, nada de la carta nos llamó la atención así que nos decantamos por pedir una ensaladilla rusa y unas patatas bravas para compartir entre tres, y seguimos con ensalada de jamón de pato y fresas y dos raciones de bacalao guisado con guisantes. Nada que destacar de estos platos.

De postre tres helados artesanos, buenos

De la carta de vinos elegimos un blanco del Penedés, pero el camarero dijo que no lo tenían fresco y nos ofreció un Verdejo que rehusamos, cambiamos el vino por dos cañas de cerveza y una botella de agua, nos sorprendió gratamente la cerveza que nos sirvieron, la valenciana Turia una cerveza que nos es habitual encontrarla en Barcelona.

Dos cafés.

El servicio muy lento supongo que a remolque de la cocina a pesar de tener muy pocas mesas ocupadas.

Local con decoración sencilla y agradable, supongo que por las noches apetece alargar la cena con un combinado cuando el local se convierte en cocteleria.

Un restaurante al que seguramente no volveré a pesar de las buenas críticas de los "influencers so excited" posiblemente previa invitación.