Había estado en este restaurante en varias ocasiones y esta es la primera vez que hago la valoración. Si no conoces el lugar dificilmente entrarás, una puerta de carpinteria de aluminio da acceso al local, en este sitio se sirve casi exclusivamente pescado y marisco no en vano sus propietarios tienen una pescaderia justo frente al restaurante. Paco el propietario cada mañana acude a Mercabarna para proveerse del género necesario para ofrecerselo a su clientela tanto en la pescaderia como en el restaurante.

Los precios contenidos de su carta hace que frecuentemente se citen en el local grupos de jubilados y trabajadores del cercano hospital de Sant Pau, un local que no se debe haber renovado desde los años setenta cuando fué inaugurado, remozado únicamente con alguna mano de pintura, realmente es una casa de comidas, las mesas con mantel blanco de tela y servilletas de papel, cristaleria acorde con la fecha de inauguración del restaurante, desagradablemente ruidoso máxime cuando hay grupos con una cierta edad y con algún componente con problemas auditivos. Local siempre lleno a pesar de tener un buen aforo. Abre únicamente para el servicio de mediodía

Ofrece una cocina sin ninguna pretensión, se limita a plancha, fritura y algún que otro arroz, algunos de éstos sólo por encargo. El propietario atiende las mesas secundado por una camarera, por cierto las camareras y cocineras que llevan ya varios años en casa Ginés son de origen dominicano, la esposa de Paco se ocupa de la caja.

Había quedado con un amigo que no sabía que ya conocía el restaurante y como en esta ocasión era él quien pagaba, dejé a su criterio la elección de los platos, se emperró en pedir sopa de pescado, media ración para cada uno, si tenemos en cuenta que la ración tiene un precio de 2,30 euros yo hubiera preferido con mi parte de 1,15 tomar unas aceitunas de aperitivo, pero por respeto a la persona que me invitó y por su edad no quise contradecirle, seguimos con buñuelos de bacalao y boquerones fritos, buenos los buñuelos y excelentes los boquerones, raciones más que generosas. Rematamos con arroz caldoso de calamar, mejillones, langostinos y costilla de cerdo servido en el plato, abundante ración también.

Un solo postre, flan. Agua de medio litro y un vino de la D.O. Penedés, Masia Freyé muy afrutado debido al porcentaje de la variedad de uva moscatel, el servicio consistió únicamente al descorche, un café un cortado y un chupito de orujo de hierbas que tiene un coste algo menor que la sopa.

En resumen, si estas por la zona y no sabes donde ir y te apetece comer pescado fresco sin dejarte la cartera ésta no es una mala opción.