Lamentablemente cierra sus puertas y se traspasa. Vicente Patiño se centra en su vecino local Saiti y dedicará el resto del tiempo a la familia.
En el antiguo local de Morgado, y con una deocración bastante ecléctica quedando algo fría y más pensando que la nueva apuesta de Vicente Patiño al que vimos salir disparado por un comedor semivacío, se trata de una cocina para "sucar" (mojar) en sabores y platos de cocina casera clásica de toda la vida.
Cinco para comer. Arrancamos con unas cervezas Affligen tostada de barril, agua con gas, un buen pan y aceite en lata Beluga. Buen servicio en sala. Carta de vinos correcta en variedad y precios con predominio de vinos locales como debe ser en estos locales.
Carta de comidas con un amplio número de entradas sugerentes de su intención: caracoles, sangre con cebolla, titaina, croquetas, ensaladilla rusa, callos, pepito de ventresca... Plato de guiso del día (a medio día). También 3 opciones de arroces (uno el del día). Alguna opción del mar interesante, además de los pescados a la brasa, más 3 opciones de carne clásicas. Buenos postres caseros. Hay también opciones de menús cerrados, eligiendo entrantes (3-4) y arroz o raciones de pescado o carne.
Optamos por ello y elegimos:
. ensaladilla rusa x 3: un clásico plato premiado de la casa, servido en bool con sus rosquilletas. Bien.
. titaina del Cabanyal: bien elaborada y servida a modo de steak: buenos sabores. Merece la pena
. alcachofas (5 unidades): presentadas engteras. Correctas sin más
. albondigas de bacalao (5 unidades) con alioli de ajo a la brasa: Bien
Viendo que las raciones no son amplias para compartir y que además a veces son 2 platos y a veces son 3 (es lo que tiene ser cinco ¿?) complementamos con:
. guiso de patata, costillas y setas (x2): bien de sabor y por primera vez, algo para sucar.
Principal:
. rodaballo hecho a la brasa y servido con 2 salsas aparte y con berenjenas y pimiento rojo a la brasa y un aliño de caldo de pescado: el pescado braseado solo aprobado si lo comparamos con otros locales especializados en brasas de pescado.
Para postre: tarta de queso troceada con miel de caña y arnadí, ambos en raciones casi de cata (el arnadí cabe en una cuchara sopera). Muy buen sabor la titaina y prescindible el otro.
Para beber un par de botellas de Enrique Mendoza de pinot noir 2015, con 12 meses de crianza que llegaron muy justas. Muy recomendable.
Unos cafés finales, sin extras.
Las sensaciones son de que no acertamos en las peticiones ... ni en el número impar de comensales.