... La debacle.
La primera vez que visitamos este establecimiento le marcamos como uno de esos fijos que visitaríamos todos los años. Unas ostras que te mueres, una tarta de queso para el recuerdo... y eso nos queda, el recuerdo de aquella comida porque lo de este domingo es insufrible.
Teníamos ganas, muchísimas ganas de llevar Mila y yo a la fiera, para que disfrutase de cosas nuevas y lo que nos encontramos fue un local insulso, nada queda de aquel homenaje salvo su cortina de cadenas. Ojeamos la carta de la entrada, pocas variaciones había a la vista, pero "estaban" las ostras.
Entramos... Nadie en sala. Ya nos pareció raro este detalle. Dos mesas ocupadas. Vaya, han quitado las mesas altas donde queríamos que comiera la fiera de casa, bueno nos daremos el homenaje igualmente en la mesa. Por fin, después de cinco minutos aparece la jefa de sala y nos indica la mesa. Podemos escoger, malo.
Seguimos observando el local, algo nos huele a chamusquina debido a la falta de personal en sala y sobretodo a la falta de la persona que tan bien nos atendió en su dia. Coño, la carta! Por fin! Ni rastro de las ostras, a decir verdad ni rastro de la carta de fuera... menú ejecutivo en domingo... menú degustación por 50€, hubiésemos acertado de escogerlo. Observamos, vemos como pasa el tiempo y decidimos preguntar "Disculpe, ¿hay ostras?".... ehm no sé, espera que pregunto (como si nos conociese de toda la vida)... justo se nos han acabado anoche, hasta el miércoles nada (si piensas que voy a volver a este restaurante caliente vas)... no hay ni pescado fuera de carta, ni carne, ni nada, para que engañarnos.
Pedimos lo siguiente:
- Degustación de quesos artesanos. De esos que compras en un pack y ya viene cortado. Flojos, muy flojos. Fríos, muy fríos. Para queseros como nosotros os lo voy a definir como lo que es, mejor no pedirlo. Así os ahorráis el trago. Por cierto, ni una triste mermelada o fruto seco de acompañamiento.
- Ensalada de tomate, pimiento y cebolla encurtida. Mira, que en el menú del dia de casa Tere (con todos los respetos que me encantan) me lo sirves así vale, pero aquí a 18€ si mal no recuerdo la ración... venga, a reírte de tu padre.
- Croquetas Blueizar. No os engañen, pone que son de rabo de toro y antes lo eran. Ahora son congeladas y de jamón. Ni la fiera las comió.
Como detalle, ni un triste aperitivo y sobretodo, no os lo perdáis. Recordar, estamos en Blueizar, no en el chino cutre de la esquina que te sirven todo a la vez. En efecto!!! Una espera de 40 minutos para esos tres entrantes, tristes entrantes y nos lo sacaron todo a la vez! De chiste. Dos raciones de pan cada uno habíamos comido hasta ahora...
Los segundos, había tanto donde elegir...que era imposible equivocarse! Ah no, espera que si puedes equivocarte. Aquí si.
- Mila, decide pedirse un carpacio de cigala con... ni lo sé. Indescriptible. Insipido. Más que una cigala parecia un langostino. No pedirlo.
- La fiera, lasaña de rabo de toro. La lasaña, quemada arriba, cruda el resto. ¿El toro? juraríamos que era zancarrón... Cabe decir que fué el único segundo decente, dentro de lo decente que pueda ser esto.
- Por mi parte, papada con pulpo sobre un guiso de lentejas. Como explicarlo, penoso. El pulpo era mejor comerte un chicle de Boomer que eso, si eso. La papada... quemada, cocida... de traca. No lo pidáis.
Bueno, vamos a confiar toda la comida a aquella tarta de queso majestuosa que probamos... Ah no espera, que la tarta de queso tiene de queso lo que ponen por encima rallado. Sin palabras, no sé ni como definirlo.
Lo mejor de la comida y lo digo en serio, el pan ( aunque sabia como el de Carrefour, que está bien bueno), el café y el Champagne que no recuerdo.
El servicio de sala. No sé como definirlo. Casualmente el chico que estaba antes (donde estará) libraba los domingos... desde dejar manteles en la mesa de al lado, tirar migas al suelo, dejar el plástico de las botellas en el suelo, la cubriera encima de la mesa como en la tasca,etc. Un desastre.
No sé si será un mal dia de todo el equipo o la tónica habitual en este restaurante pero para nosotros fué una decepción brutal.
Lo sentimos, pero guardaremos el recuerdo de aquellas ostras y aquella tarta de queso como oro en paño en nuestra memoria.
La falta de educación de la gente que se dedica al tema del servicio en los restaurantes está rozando ya límites insospechados. Lo malo es que o te vas o tragas, porque como te pongas flamenco o soloamente irónico pude pasar cualquier cosa.
Un saludo.
Vaya desastre, al menos se salvo, dentro de lo que cabe, el pan. Ya sabemos a donde no ir...
Saludos
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