Restaurante Araboka Centro (antes Eboka) en Málaga
Restaurante Araboka Centro (antes Eboka)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
40,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
no cierra
Nota de cata PRECIO MEDIO:
49 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
9.9
Comida COMIDA
8.6
Precio medio entorno ENTORNO
8.2
RCP CALIDAD-PRECIO
8.8
Restaurante EBOKA
Restaurante EBOKA
Restaurante EBOKA
Restaurante EBOKA
Restaurante EBOKA
Restaurante EBOKA
Opiniones de Araboka Centro (antes Eboka)
OPINIONES
11

Cena para cuatro en la agradable terraza del local. Aunque no figuraba en la carta, conocíamos por su página web que podíamos solicitar un menú degustación maridado y así lo hicimos. Tras disfrutar del AOVE rondeño de hojiblanca La Oliva Roja, comenzaron los seis pases del menú.

Tartar de salchichón de Málaga con pasas, maridado con Jarel 2019, moscatel seco malagueño.

Ajoblanco con helado Málaga, maridado con Terrevuelos en Barro 2020, Pedro Ximénez seco de Montilla-Moriles.

Puerro asado con salsa romescu y sardina, maridado con Olagosa 2020, riojano con un 95% de viura y un 5% de malvasía.

Urta, pescado del día maridado con Gaba do Xil Branco 2020, godello de Valdeorras.

Solomillo de ibérico con porrilla de setas, maridado con Alquez 2018, garnacha de Calatayud.

De postre, mousse de torta de algarrobo con interior de mango, maridado con Jarel 2018, moscatel dulce malagueño.

Excelentes tanto los platos como el maridaje, acompañado de un gran servicio del vino, con constante cambio de buenas copas y explicación de los vinos servidos.

Estupendo servicio.

Y qué decir de la RCP: 49 € el menú maridado y 39 € sin maridar (uno de los cuatro).

La atención que te brindan es maravillosa. No es habitual encontrar un lugar así, donde te ofrezcan un vino ideal para cada plato, donde tienes oportunidad de copear con vinos muy diferentes y de calidad, siempre buenas sugerencias, trato exquisito por parte del dueño, muy atento, muy agradable!!

Si eres de los que disfruta de comer y beber bien, Málaga es un destino francamente interesante, más allá del pescaíto frito, que también es una maravilla. Y si vas a Málaga, definitivamente no puedes dejar de venir aquí.

Fin de semana en Málaga sin tener muy claro cómo rellenar el hueco del Domingo hasta coger el AVE (17.00) cuando se me ocurrió que podríamos mover "Eboka", de una noche como inicialmente pensaba, al domingo para comer. Podía reservar a las 13.00 (como si fuese alemán) y entonces sí podríamos tener tiempo suficiente para disfrutar. Fue un acierto.

Reservamos dentro, en el salón, pequeño pero muy acogedor. Tienen terraza en un lateral de una calle peatonal en el entorno de la catedral, pero para mediodía no lo veo como opción, quizás mejor para la noche.

Teníamos claro a lo que veníamos y pedimos el menú degustación largo con maridaje. ABSOLUTAMENTE OBLIGATORIO. Una de las mejores comidas hechas últimamente. Con un nivel de disfrute tremendo, la cocina francamente buena, el maridaje muy interesante y perfectamente acoplado a los platos, con un ritmo y sincronización perfecto (no tardó mucho en llenarse) y un servicio que te hace estar como en tu casa.

El menú constó de 7 pases, más un extra de quesos (para poder seguir probando vino más que nada). Le pedimos si había algún problema si yo hacía el maridaje con generosos y mi mujer con vinos (todavía no he logrado convertirla). Ningún problema, será por vinos. Había que ver como teníamos la mesa al final de copas y botellas ….. porque otro detallazo es que te las van dejando por si quieres servirte un poco más.

*(1) “Tartar de Salchichón”. Curioso, pero muy bueno

Maridaje: Una cerveza artesana que les preparan y embotellan especialmente para ellos. Fresca y agradable, a pesar de sus 6.5º

*(2) “Gamba fresca de Málaga macerada”. Te la sirven ya pelada. Sabor a mar

Maridaje: Con un espumoso de Málaga hecho con uva moscatel. Perfecta la combinación

*(3) “Foie con costra de pan especiado”. El crujiente del rebozado le da una textura muy interesante

Maridaje: Sauternes Chateau l’Ecole. No es probablemente el maridaje más original, pero es francamente imbatible

A partir de aquí empiezan los principales y es cuando a mí me ponen los generosos y el tema se pone muy serio.

*(4) “Alcachofas con ibéricos y chipirones”. Perfecta combinación. Las alcachofas increíbles y la mezcla con los chipirones con un toque de ibérico para flipar.

Maridaje: A mí me sirvieron amontillado “Escuadrilla” de Lustau. Fue perfecto. En la otra banda pusieron un chardonnay manchego fermentado en barrica (Pago Finca Élez de la bodega Manuel Manzanaque). Muy fresco y razonablemente eficaz en el difícil maridaje con las alcachofas.

*(5) “Rapé sobre lecho de espinacas, garbanzos y trigueros”. Otra combinación sobresaliente.

Maridaje: “Trajinero” oloroso seco. Malagueño. Francamente delicioso y que dio muy bien la réplica. En el otro lado de la mesa trajeron una Mencía de corte borgoñón que también me gustó mucho: "Cobrana".

*(6) “Pluma Ibérica”. Servida con unas patatas fritas. No hace falta más

Maridaje = Con un oloroso de Montilla-Moriles “Piedra Luenga”. Excelente también. Con un punto menos seco que el anterior, pero que iba perfecto con la pluma, que según nos explicaron procedía de cerdos alimentados con castañas, lo que daba a la carne un leve punto de dulzor. A partir de aquí ya perdí el control de lo que servían al otro lado….

*(Extra) “Tabla de Quesos”. Una pequeña degustación de 3 quesos servidos individualmente (un queso azul, uno de pasta blanda y otro curado) que yo disfruté con un vino de Madeira “Barbeito”.

* (7) Para cerrar un pequeño bizcocho con relleno de merengue limón que maridamos con un PX “Gran Barquero”. Difícil de superar.

 

Y así nos fuimos a coger el tren, felices de verdad. Nos faltó sobremesa. A la próxima.

Y todo lo anterior por 108 euros entre 2. Excelente broche a un gran fin de semana.

Una opción en Málaga , para comer pronto , antes de coger el vuelo de vuelta para casa , y un Domingo y a poder ser que se coma y beba bien , era mucho pedir , pero se dio , si señores , muchísimo mejor que comer en el aeropuerto y casi por el mismo precio , aunque con mucha mas calidad .

Llegamos pronto, sobre la una, parking cerca, importante veníamos de Córdoba y era un paron, para comer bien y para el aeropuerto de Málaga.

Local grande, se fue llenando poco a poco, céntrico, y con buena pinta gastronomica.

Además de la carta, no muy extensa, pero suficiente, tienen sugerencias del día.

Pedimos cuatro croquetas de merluza y corvina con verduritas, ricas a 1,5€ cada una, antes un par de vermús , muy ricos, de Lustau, creo, 3,5€.

Para beber nos ofrecieron ir por copas, pero al final, todavía me quedaba un ratin de conducir y optamos por una botella, de Forlong blanco, 16€.

Ensaladilla rusa con gambitas de Málaga y ventresca de atún, quizás la ensaladilla mas fina que he comido, suave, equilibrada, muy buena, 7€.

Yo pedí ajo blanco con helado de Málaga, me encanta esta elaboración, muy fino y un contraste con el helado de PX, pasas y almendra, muy bueno, el salado del ajo-blanco y el dulce del helado casan de maravilla, 5€.

Mi amigo pidió salmorejo de aguacate con tomate relleno de salmón al eneldo y queso viejo , rico , aunque me gusto mas el ajo-blanco , tuvieron un bonito detalle , se equivocaron y en vez del salmorejo , nos trajeron gazpacho de cerezas con parmesano y piquillo , nos dejaron el gazpacho y sacaron el salmorejo , sin coste extra , cuando lo normal es que lo retiren a cocina , reconocer que el gazpacho me gusto mas que el salmorejo , aunque estaban buenas ambas , a 6€ , estos platos son medias raciones .

Pedimos una ración de corvina con verduras en tempura y salsa de azafrán 18€, rica.

Cuatro vieiras con parmantier de patata, trufa y setas, 18€, me gustan menos hechas, pero para nada estaban pasadas, bien.

Lo compartimos todo, menos el postre, que solo pedí yo, un bizcocho de algarroba con una sopita de leche de cabra, ya sabeis, si hay un rico lácteo por medio, me gusta, 5€, para el postre un moscatel trasañejo, Rujaq Andalusi, 3,5€.

Carta de vinos corta, pero interesante, sin duda tiene mas fuera de carta, servicio de rellanado de copas ocasionalmente, ya sabéis que es algo que no me importa, pero dice del trato que le dan al tema vino.

Ahora que miro el ticket para hacer el comentario , veo que pone dos veces el vino , fallo nuestro por no mirar , lo comento , porque lo descontare para dar el precio real , no tengo ninguna duda de que a sido un mero accidente informático , ya que el detalle del gazpacho y la profesionalidad del sitio es intachable , esto pasa y somos nosotros los que debemos repasar , es una mala costumbre que tengo , y a veces también se les olvida cobrarme algo y hasta que no lo miro en casa no me doy cuenta , así que una por otra .

En resumen, nos gusto, el estar pendiente de irnos a casa, sin duda, no nos dejo disfrutar del todo, no se, algún vinito mas, quizás algún plato y por supuesto un gin-tonic, para cuando vuelva mas tranquilo, mi compi se tomo un te 2€, y nos sacaron un petit, salimos a 48€ por persona, cuentas bien hechas, bien.

Si una cosa tenía muy clara desde que acordamos visitar Málaga y la Costa del Sol este verano era que teníamos que comer o cenar en el restaurante Eboka y conocer por fin al aclamado Antonio Fernández. Siempre he seguido las valoraciones que sobre su persona y sus restaurantes (primero Don vinos y Eboka después) se han vertido en este portal, siempre en clave positiva y, en algún que otro caso, con verdadera devoción y fervor.

Viaje en grupo de amigos a los que les gusta comer bien (¿a quién no?), pero que, como la mayoría de los mortales, no son de los que sitúan el tema de la gastronomía como eje fundamental sobre el que giran todas sus vacaciones. Perfectamente comprensible. Les solicité permiso para reservar en Eboka y me autorizaron a hacerlo. Es más, acordamos que sería allí donde celebraríamos nuestro primer día de vacaciones y el reencuentro entre nosotros ya que no tenemos la suerte de vernos habitualmente. Una vez hecha la reserva nos enteramos que ese día aún estaban en Málaga metidos en la celebración de la feria lo que motivó que llegásemos a la cena después de pasar gran parte de la tarde por la zona de la calle Larios con lo que ello conlleva: cervecitas para aguantar el calor y alguna que otra copa a la que no pudimos resistirnos. Los ánimos no eran los ideales para sentarse a la mesa, pero, una vez allí, quedamos cautivados rápidamente y la cena nos reportó puro placer.

El local está situado en el mismo centro de Málaga. Dispone de terraza en la calle, pero fuimos alojados en el salón interior. Decoración moderna pero alejada del minimalismo y la frialdad que caracterizó las corrientes vanguardistas en el interiorismo de principios de siglo. La sala transmite calidez, relajación, buen rollo. Tras pedir los aperitivos en forma de bebida, nos ofrecen la carta la cual rehuimos pues, tal como nos han aconsejado, lo mejor es dejarse llevar por las propuestas de Antonio. Nos informan que él hoy no está en la casa (consecuencias de una larga e intensa semana de feria, intuimos), “pero no se preocupen ustedes que aquí estoy yo para hacer de Antonio” – nos dice el simpático chico que nos atiende.

Mientras disfrutan de sus cervezas los unos y de una maravillosa manzanilla pasada La Pastora de Bodegas Barbadillo los otros (entre los cuales me incluyo), nos sirven el primer plato:

- Mortadela italiana con aceite de trufa y vinagre balsámico de PX: El plato se cocina en la mesa, si me permite la expresión. La elaboración en sí no es más que añadir unas gotitas de uno y otro sobre las finas lonchas del excelente embutido. No hay más, ni falta que le hace. Precioso el color rosado y el brillo de la mortadela, por cierto.

- Tartar de salchichón de Málaga  con reducción de PX: Se trata de una especie de picadillo con la carne del embutido y un aliño muy suave, con notas dulzonas perfectamente entendibles leído el enunciado del plato. Muy rico, nuevamente, haciendo nuestras delicias y ganando enteros desde el minuto cero. Se maridó con una cerveza artesana: Rulo malagueño, elaborada por Antonio García-Agua con un ligero toque PX como armonía perfecta para el plato.

- Ajo blanco con helado Málaga: Rica, suave y sedosa esa crema-sopa que se sirve conjuntamente con  una bola de helado confeccionado con pasas, turrón y Málaga-virgen. Una verdadera pasada. Ese helado en forma de quenelle constituiría por sí sólo un postre extraordinario, pero se presenta de modo sorprendente en un plato salado y combina a la perfección con el ajo blanco. De igual forma, se consigue una armonía perfecta con el vino sugerido: Ariyanas 2012 Naturalmente Dulce, elaborado por Bodegas Bentomiz a partir de uva moscatel de Alejandría.

- Fideos tostados con mahonesa de coral y langostinos: Sin lugar a dudas, el plato de la noche. Deliciosos y repletos de sabor esos fideítos a modo de fideuà levantina, con un punto de cocción impecable y con la ligazón perfecta de esa mayonesa. Sabor incontestable a marisco del bueno. Lo disfrutamos de lo lindo en compañía de un Cloe rosé, vino Rosado de Ronda 100%  garnacha.

- Rodaballo: Pescado del día magistralmente cocinado sobre una elegante cremita de verduras. Sorprendente en cierto modo el maridaje con un vino tinto, El Castro de Valtuille 2016, vino que siempre me ha gustado y, por cierto, con una excelente RCP.

- Presa ibérica confitada al horno: Comenzábamos a sentirnos llenos y ello no permitió el pleno disfrute de esta parte final de la cena. Y, cuando esto pasa, la memoria gustativa se relaja y los recuerdos no quedan tan marcados. Diré, eso sí, que la carne, como todo lo degustado a lo largo de la velada, salió al punto perfecto de cocción y que, nuevamente, el maridaje fue estupendo con el Oloroso Cuco de Bodegas Barbadillo.

- Algarroba y chocolate rubio: Sin apenas sitio en nuestro estómago tomamos parte del postre que nos sirvieron. Entre los sabores a descubrir tal vez el del chocolate era el más perceptible, aunque vislumbramos unas ligeras notas de toffee motivo por el cual tal vez se nos ofreció maridar el pastel con una cerveza, Candy’s Cofee.

En definitiva, una cocina de producto que se condimenta acertadamente con los elementos justos y con un resultado final suculento y rico en todos y cada uno de los platos. Interesante también ese maridaje con cervezas y vinos poco comunes que armoniza estupendamente con la propuesta que sale de cocina. Y extraordinario el servicio por parte de quien nos atendió que, como él mismo anunció, no nos hizo echar de menos la figura de Antonio, aunque habrá que regresar para poder conocerle personalmente.

En ocasiones decimos “verdades” que el tiempo, o las circunstancias, se encargan de derribar; o, dicho en román paladino, a veces escupimos hacia arriba: “Nunca seré como mi padre…” (bueno… jijijiji).                                                                                                                                                   Existen “verdades” universalmente aceptadas que, en realidad, son cuasiverdades: “Las aves vuelan” (y el kiwi y el pingüino y…?).                                                                                                                  Existen, creo que por último, verdades universales, axiomáticas: “Dos más dos son cuatro, aquí y en Lima” (irrefutable…).

¡Pues yo, aquí, voy a esgrimir dos axiomas!                                                                                 Primero: “Si vas a EBOKA, vas a disfrutar”.                                                                                    Segundo: “Antonio es el genio del maridaje”.                                                                                         Si bien es cierto que un axioma, por definición, es una verdad tan obvia que no necesita demostración, yo sugiero que se acuda al lugar en cuestión y permitan al sujeto citado demostrar que estamos ante una verdad universal.

En nuestra última visita hemos comido mucho y bien. Pero es que hemos bebido más y mejor. Es que… a ver… en Eboka siempre hay sorpresa. Un giro más. Algo que te hace sonreir y te hace querer volver un y otra vez. Como de costumbre  hemos disfrutado de una estupenda degustación de platos y maridajes. ¿Qué hemos tomado? Pues a ver, veamos…

Presa ibérica embuchada de cerdos criados con castañas, acompañadas de una manzanilla pasada Pastora de Barbadillo. Riquísimo el embutido; para llevarse a casa a la Pastora junto con sus ovejas si hace falta.

Gamba roja, perfecta de cocción, con un interior de la cabeza de un color morado salvajemente bonito. Con un Albariño do Ferreiro. Del Mediterráneo a Galicia y vuelta en , literalmente, un sorbo y un mordisco (o un mordisco y un sorbo… que en ese orden también funcionaba).

Gazpacho de hinojo y Javier Sanz Verdejo. Primer giro inesperado. El hinojo en el gazpacho es magia. A mi me gusta mucho su sabor y, en consecuencia, me parece que funciona de maravilla en el gazpacho. Llevaba una quenelle de sorbete de limón que refrescaba mucho y limpia dela boca el hinojo. Pero, a mi, me gustó tanto el gazpacho que hasta me sobra el limón. Del vino, qué decir… un Rueda de verdad.

No recuerdo el nombre del siguiente plato. Una especie de roast beef, carne mechada, carne asada. Finos filetes de carne, tiernísimos y muy sabrosos, acompañados de una salsa AOVE, encurtidos, salsa de setas shii-take. Al verlo, honestamente, pensé que había mucha gente allí dentro del plato. Pensé que la ligerísima mahonesa escondería el sabor de la carne y, si quedaba algo de ese sabor, la salsa de setas y el vinagre de los encurtidos lo rematarían. Pues no. No ocurrió eso. Al tomar un bocado con todo a la vez, ciertamente, hacía destacar la salsa AOVE pero, cuando ya pensaba yo que era muy listo y que tenía razón, los encrtidos se llevaban la mahonesa, aparecía la seta y, finalmetne aparecía, potente, claro y rico el sabor de la carne. Cara de sorpresa y pensamiento de “jo tío, qué burro eres, lo que te queda por aprender”. Lo acompañamos, en principio con un Algueira Mencía de Ribeira Sacra. Vino que suelo tener en casa y es un caballo ganador. Pero, oh sorpresa, nos pusieron y propusieron un segundo vino por gentileza, sugerencia o cortesía de Javier Azcona que por allí estaba (entiendo que disfrutando también). Este vino fue un Pasos de San Martín 2013. Soberbio vino navarro de garnacha. Este, y otro que vino después, fueron mis favoritos del día.

Seguimos con una terrible maldad de Antonio. Un plus ultra tan sorprendente (al menos para mi), como divertido. Una corvina con tempura de verduras y una salsa (excelente) de azafrán. La gracia es que Antonio, literalmente frotándose la manos y partido de risa, nos planta en la mea dos vinos, blanco y tinto, para maridar el pescado. Brutal maridaje a dos bandas. En el equipo tinto jugó Artuke. Un vino de maceración carbónica que iba de lujo. Limiaba la boca del azafrán y la grasita de la corvina. En el equipo blanco, Cueva del Monge. Blanco fermentado en barrica. Vinazo. No hay más palabras. Acompañante perfecto del pescado, arropándolo y complementando e implementando sus sabores. Este ha sido mi otro ganador del día.

Unvino más, Perezoso. Rondeño tinto, potente y riquísimo. Maridando un lagartillo ibérico perfecto de punto, con una milhoja de berenjena (creo recordar).

Y no hemos acabado… unos quesitos para preparar el cierre… a mi (que no soy muy de quesos) un Pascualete, similar a una torta del Casar. Para Susana, ratona profesinal, un queso que creo que era Payoyo azul. Maridados ambos con un fondillón. Mi primer fondillón no tengo mayor experiencia en estos vinos y solo puedo decir que me gustó mucho.

Para postre una versión casera del MaxiBon, by Candy´s. Riquísimo sabor a vainilla, maridado con cerveza negra Candy´s & Coffee. Excelente remate de una brutal comida.

Unos GT para remate y unas charlas siempre estupendas con Antonio. Me quedé con las ganas de haber saludado a Javier Azcona. Quien me conoce sabe que soy bastante  tímido y, por no molestar, espero no haber pasado por antipático. Solo pedir disculpas si esa fue la impresión que pude haber dado.

Y para la próxima vez… ¿qué? Eso es lo mejor… nunca se sabe… nunca se sabe. Para descubrirlo, hay que ir. Siempre.

-Nos vamos de vacaciones...
-¿Dónde?
-Pues... ¿unos días a Granada unos días a Jerez?
-Vale, pero... ¿paradita en Málaga ya que estamos por allí?
-¡No!¡Ni de broma...! nada de paradita. Parada y fonda
-Hombre, se sobrentendía la intención.
-Ah, bueno...
Así que allí que nos fuimos. A comprobar que todo estuviese en orden. A la hora prevista acudimos a nuestra cita obligada (bendita obligación...) con Eboka. Todo bien, como tiene que estar. Un gusto.

Ya lo sabéis, yo aquí vengo a lo que surja. A lo que Antonio y su equipo quieran hacer surgir y tengan a bien ponerme en la mesa.

Empezamos con una cervecita bien fresquita,Imperial Lager de Brewers 84 para Eboka. Quiero recordar que Antonio nos comentó que era la oferta "cervecil" de cara a la temporada primavera-verano. Acompaña a un variado de lomo, salchichón y chorizo de gorrino alimentado a base de castañas. Acierto.

Entra ahora un cava, Cuvee de Carol 2009 de prcioso color oro viejo, casi amabarino, e intensa nariz. Cremoso y amplio. Lo que acompañaba no podía estar menos bueno. Carabineros cocidos. Cuatro estupendos y colorados bichos. Perfectamente poco cocidos. Oye, qué buenos eran los pobres... ni un quejido al decapitarlos, ni un mal gesto al despellejarlos...

Viene ahora un rico vino malagueño, de la Axarquía por más señas. Filitas y Lutitas 2015. Dorado, de nariz intensa y mineral, con boca intensa, seco y brutal acidez. Acompañado de, ay mi memoria..., una especie de ensalada que me recuerda a un remojón granaíno y a una pipirrana de Jaén. Pimientos, cebolla, tomate, huevo cocido (de codorniz), mandarina y creo que era un chicharro frito en escabeche (aquí es donde me patina la memoria).

Otra joya. Encrucijado 2014. Probadlo... es, encrucijado. ¿Un futuro Palo Cortado? Psss, tal vez... curioso y muy sorprendente. Este es un golfete... se trajo a la novia y a la amante. Una del sur, Atún con manteca. Parecía lomo de orza ese atún, oiga. Y la amante, gallega para que no le pillen de matute... unas almejas abiertas lo justito con su jugo y un chorrete de vino y un poquito perejil. Este Encrucijado, ya lo he dicho, es un golfete que sabe a lo que juega.

Nos vamos a Francia un ratito... Domaines Schlumberger. Riesling grand cru de Alsacia. No tengo excesiva experiencia (más bien escasísima) con vinos de más allá de los Pirineos, pero creo que es la segunda vez que me lo ofrece Antonio y la segunda vez que lo disfruto. Viene con una merluza con verduras. Plato limpio, con la sutileza del pescado. Lo difícil, no arrasarlo con el vino y la guarnición. Soberbio.

De vuelta a Málaga paramos en La Rioja donde nos tomamos un Contino Reserva 2010 que, parece ser, lleva sus buenas horas decantado. Se aviene a un lomo de retinto... al que solo se le pueden chillar cosas bonitas. Nos comenta Antonio que el retinto no suele destacar por lo tierno de su carne pero, doy fe, este lomo estaba realmente tierno. Un poquitito pasado de más para mi gusto, pero realmente sabroso y tierno. Para mi mujer estaba en su punto óptimo. Ya se sabe que en el punto de la carne, cada uno es un mundo.

Oloroso Cuco de Barbadillo. Háganle un monumento, por favor. Color, nariz, boca... ¡qué vino! Con un cordero deshuesado muy rico y una guarnición de melón con ras-al-hanout muy refrescante y perfecta para el cordero.

Arcos de Moclinejo PX. Otro que tal baila... con su inseparable amigo el chocolate.

Cerramos con unas cosas con hielo como gusta decir Antonio. El clásico Oban para mi mujer y para mi un GT de Martes Santo (muy apropiada ginebra para las fechas que se avecinaban).

Para cerrar la crónica-lomo-tostón que aquí he soltado, simplemente, dar las gracias a todo el equipo de Eboka. Ya sabes, Antonio que, como estamos felizmente obligados a dejarnos caer por tu casa, nos veremos a la mayor brevedad posible. Hasta que un día nos eche de allí por pesados, ;-)))
Muchas gracias

Amtonio ha conseguido romper esa camisa de fuerza que eram los 40 metros cuadrados de su antigüo local y que suponían un auténtica limitación de su capacidad ceativa.
El nuevo local bien céntrico pero un punto reservado del bullicio turístico, bien decorado consiguiendo un halo de familiaridad y recierdo al pasado con pizarras escritas con tiza que anuncian vinos por copas. Mesas de madera, sin mantel, servilleta de tela y buenas copas.
Gente en sala bien preparada que conoce a la perfección los platos bajo la batuta del siempre vigilante Antonio que no parece que trabaja, parece que disfruta haciendo disfrutar a los comensales con las explicaciones de platos y sobre todo con los vinos que acompañan y que juega con esos altibajos rompedores tal y como él entiende el maridaje, alejado de esa línea plana, clásica y continuista.

Comida para seis con libertad de comida y bebida por lo que no llegamos a ver opciones que comentar. Íbamos confiados en aceptar su propuesta sólida y también la líquida después de ser este año, un candidato a premio Verema en el trato del vino.

De bienvenida un cerveza Eboka, versión invierno. con un punto de cerveza de trigo, refrescante y potente. Muy necesaria pues veniamos del Caminito del Rey (excursión muy recomendable: www.caminitodelrey.info/es/#1).
En la mesa un muy buen pan cateto del colmenero alauín y un aceite de picual del Castillo de Canena reserva familiar, sin ser muy intenso, se hace muy agradable. El agua sin gas de Aguaviva.

El menú degustación preparado consistió en:

Plato de jamón de la Dehesa de los Monterros con un punto dulce que le dan las castañas con que se alimentan.
En otro plato, otra parte del cerdo de Joselito, el lomo fresco y su conservante y envolvente manteca colorada.
Para ello el fino más viejo de Jerez, La Panesa, con 14 años bajo velo de flor y sin filtrar.
Estupendo jamón y jerez para empezar; no se me ocurre nada mejor, sobre todo en Andalucía.

Foie micuit con una base de brandy y vermut blanco y crema de azahar.
Para este plato individual, un Valveran 20 manzanas, versión en manzana del vi de gel, producto poco conocido fuera de Asturias, pero muy interesante como alternativa al vino en el maridaje y más con foie, donde la manzana dulce y con acides es compañía y complemento perfecto.

Continuamos con un ajoblanco con bolita de helado de Málaga Virgen que va bajando la temperatura de la sopa conforme se deshace. Unas gotas de aceite de oliva virgen extra, almendra laminada y tiras de mango a modo de patata, forman un plato completo y complejo. Buena mezcla de texturas, sabores y hasta de temperaturas.
El vino elegido, un Ariyanas 2011 dulce (uva moscatel) haciendo un maridaje geográfico.

Porrilla de espinacas: sobre una base con frutos secos (piñones, avellanas) con espinacas y pasado todo por mortero; con huevo cocido a baja temperatura y todo bien mezclado en el plato.
El huevo tiene una buena dosis de dificultad para el maridaje; se eligen espumosos o vinos con alto nivel alcohólico; arriesgando tomamos un Matusalen, un oloroso encabezado dando un punto mayor de alcohol y dulzor, envejecido 30 años.

A continuación un maridaje integrado ya que el vino formará parte del plato. Viene un Trajinero, un oloroso seco con un 10% de PX añadido.
El plato: una sopa de (y con) rape y merluza, con una base de marisco y una parte del fumé forma parte de la mahonesa. Después de probar la sopa, cada uno le añade el vino en la medida que le parece mejor.

El siguiente maridaje se propone con carácter refrescante, dando esos dientes de sierra de un maridaje arriesgado; para ello un treixadura ecológico, no, lo siguiente, con mucha acidez, complejo hecho por gente marbellí en la zona geográfica de Ribeiro y de nombre A pita cega del 2013. Desde luego un enorme contraste con los vinos dulces que llevamos como sorprendente inicio.
El plato: tronco de rape cocinado primero a la parrilla y luego en el horno y envuelto en pasta china sobre una base de caldo de gambas y acompañando en el plato con una gambita.

Plato principal: carrillera de buey con una lenta cocción desde la noche anterior y a baja temperatura con vino tinto, quedando bien cocida pero nada deshecha.
Acompaña Vetas Selección, un tinto local profundo, multivarietal con crianza por separado que luego se ensambla el conjunto para crianza de un año más.

Como queso una crema de queso de torta de Casar con gelatina de pétalos de rosa.
Complementado con un muy buen Oporto: VZ (Van Zellery) con 10 años de envejecimiento.

Para postre, tres vasitos preparados por la esposa, a modo de degustación:
. mousse de chocolate rubio con crema de toffe y caramelo, con una chocolatina de chocolate puro.
. torta de algarroba con crema de mango
. versión propia del ferrero Rocher
Todos ellos bien logrados, sin excesos de dulzor, pero las tres opciones propone una apueta demasiado igualitaria por lo que más que complementarse producen saturación. Necesita un contraste de frescor y acidez.
El maridaje con armonía del lugar, un Arcos de Moclinejo, un PX seco de 30 años de crianza de uvas de Málaga, que parece más un oloroso en su color. Perfecto y sorprendente vino.

La comida formó un todo, un conjunto de buenos productos, bien tratados, con emplatado que le complementa bien y que tiene un fondo de guisos muy interesante.
El apartado de vinos pasa de ser un complemento a actor de primera línea, al mismo nivel que la comida, no solo por la importancia que se les otorga en el evento, sino también por lo valiente de las propuestas dando una prioridad al localismo de calidad.

Unos cafés finales y disfrutar de los comentarios y recuerdos de Antonio y su Dom Vinos, puso punto final a uno de los motivos de estar en la ciudad.

Un local (ahora sí, un local sin ataduras) de los que no hay que perderse en la gastronomía de España.

Me ha llevado una semana ponerme a redactar esta reseña. Me ha costado… y he pensado en no hacerla. No, no… por nada malo... al contrario. Pensé no escribir la nota porque es la segunda en poco tiempo y sólo puede ser elogiosa hacia esta casa. ¿Cuál es el problema? No quiero parecer interesado ni “inflaopiniones” (toma escafurcio palabril que me he inventado). Pero no hacerlo supondría una injusticia hacia esta casa que tanto y tan bien lo está haciendo en mi Málaga… (permitidme los malagueños este “mi Málaga” porque, si bien soy de Madrid y gato convencido, vuestra provincia se ha quedado con un trocito de mi alma).
Sea como sea, y tras darle vueltas y más vueltas, me decidí a escribir esto que aquí relato y que no es otra cosa que una escapada de fin de semana con mi familia para que conociesen Eboka, con la excusa de pasar unos días en Málaga.

Ya el día previo, tapeando y vineando, nos acercamos y nos tomamos unas manzanillas y tapeamos con una ensalada de tomate y sardinas ahumadas y unas croquetas de guiso de jibia con garbanzos. La ensalada muy buena, con sabor a tomate. Las croquetas nos parecieron mágicas (señores visitantes, no perderse estas croquetas… y señores del personal de cocina, no dejéis caer en el olvido esta receta). Como hablamos con Antonio… fuimos al enchiqueramiento de la corrida… mañana tarde de triunfo.

En el día de nuestra reserva, tras el recibimiento y oportunos saludos, ocupamos nuestra mesa. Mi madre y Julián comentaban la diferencia de espacio con Dom Vinos. Mi tía, nueva en plaza, aguardaba acontecimientos. Susana y yo disfrutábamos ante lo que se nos venía encima y ante la reacción del resto de la mesa.

¿Empezamos? Venga…
Empezamos con un AOVE Cerro Castillo hojiblanca muy representativo de la variedad, un tartar de salchichón de Málaga y (creo) presa ibérica Joselito con manteca colorá. Acompañando esto, una preciosa y pizpireta manzanilla Xixarito Pasada en rama, de bodegas barón. Riquísimo tartar, exclente presa que, junto con la manteca, a mi me recordaba un poco al sabor de las gachas de harina de almorta. De la manzanilla, ni hablo. Excelsa.

A estas entradas variadas le sigue el clásico entre los clásicos. Ajoblanco con helado de vino de Málaga y mango. Esta vez viene acompañado de un Jorge Ordoñez nº2. Yo soy muy de Ariyanas pero, amigo…, este vino es fabuloso. Con una acidez perfecta, un equilibrio brutal y un dulzor mágico. Mi tía aquí tuvo su primera epifanía. Le encantó el ajoblanco, no entendió el sentido del helado… hasta que lo probó! Pero cuando bautizó aquello con un chorrete de vino… jejeje… se el iluminó la cara.

Tercera joya… Vieira a la plancha con una veluté de jamón e higos salteados. Acomapaña un vino gallego, Zárate albariño de val de Salnes. Brutal acidez y armonioso con la vieira. El solomillo de vieira con un punto de pancha perfecto. Nos gustó muchísimo el plato en general y la textura de la vieira en particular.

A continuación una porrilla de setas con huevo escalfado. Quiero recordar que eran trompetillas y angulas de monte… pero no lo juraría. Buena combinación con huevo escalfado (perfecta la yema, pelín, pelín cruda la clara). Nunca había tomado porrilla (parece ser típica de la zona de Antequera) y la he disfrutado a conciencia. Ah, claro… el maridaje… Amontillado Escuadrilla de Lustau. Enorme. Estos vinos generosos que me tienen arrobado y anulada la voluntad…

Viene una sorpresa. No recuerdo haberme ido tan lejos de Málaga, comiendo en casa de Antonio, nunca. Fabada. ¿Cómo? Fabada… sí, sí… fabada asturiana con su compango. Por cierto muy buena. Si de lo que se trata es de ebokar, se logra ebokar Asturias. Una fabadita como debe ser. No le faltaba un perejil. Cada cosa en su sitio. Para acompañar cava Recaredo Terrers Brut Nature Gran Reserva 2009. Limpiando la boca con su magnífica acidez. Estupendo espumoso.

A continuación, lomo de atún sobre crema de marmitako. Muy, muy, bueno. Un marmitako en la boca con otro aspecto en el plato. Simplemente fabuloso. Con el plato… el triunfador indiscutible de la tarde… un VORS jerezano de González Byass que tenía que estar en un museo. Matusalem. No hay palabras. Hay que beberlo. Las copas se quedaron a acompañar el resto de la comida e, incluso, acabada la comida Julián se lo llevo a la calle mientras fumaba un cigarro. Poco más y se lleva la copa de recuerdo pegada a la nariz.

Jugamos después con un vino tinto riojano, Finca Valdepoleo. Venía acompañando a un jarrete? Con crema e batata?. Lo siento, no lo recuerdo bien ahora mismo. Nos gustó mucho tanto el vino como la carne. El principal pero es que venía después del amigo Matusalem… eso lastró sus posibilidades.

A petición de quien esto escribe y, realmente sin hambre y por pura gula, pedimos unos fideos tostados para que los pudiesen probar el resto de la mesa. Fue una de las cosas que más me gustaron en mi anterior visita y no quería sustraer la posibilidad de que los demás lo probasen. Impecables como la vez anterior y riquísimos. Descolocados en el orden de la comida por pedirlos a deshora pero no importa. Gustaron muchísimo. Acompañados por un rosado cremant del Loira, De Chanceny. Fresco, suave y muy agradable en boca.

A los postres nos ofrecen un variado de dulces de Candy´s. Perfecto colofón a la comida. Una reinterpretación del arroz con leche que a mi me gustó con locura (soy adicto al arroz con leche), una tarta de chocolate muy buena y, creo que el mejor, un brownnie con crema inglesa de saltarse la boina. Para los postres, no se qué pasó… no hubo vino… raro, verdad? Jejejeje… no hubo vino porque hubo cerveza. Bonvivant. Una cerveza negra que además lleva café en su composición.

Rematamos con unos GT (Macaronesian) y unos whishkies (Oban).

Nada más y nada menos que todo esto. Superadas mis dudas sobre escribir el ladrillo este, decir gracias a los que llegasteis a este punto. Como siempre, mi agradecimiento a todo el personal de sala y cocina. Ahora que ya no tengo previsto ir a Málaga, hasta el próximo verano probablemente, tendré que pergeñar alguna excusa a ver si no tengo que esperar tanto tiempo para repetir.

Mil gracias Antonio, mil gracias amigo.

Málaga te esperaba, Málaga te necesitaba

Que Málaga ha crecido a lo largo y a lo ancho promovido por la maravillosa oferta cultural que ofrece, es ya una realidad. El Turismo se ha convertido en la pieza clave de la economía de la Costa del Sol. Lo cuál no termina de ir acompasado por Restaurantes con propuestas sólidas, restaurantes de ideas claras, con proyecto, con pasado, presente y sobre todo futuro http://www.akatavino.es/Restaurante-Eboka-cuspide-gastronomica-en-malaga.html

¿Tengo la osadía de hablar de la cumbre gastronómica? pues sí y lo hago con firmeza, -ya, ya ya lo sé-, muchos pensarán que supuestamente Málaga ha crecido gastronómicamente, por el simple hecho de poseer más restaurantes con estrellas michelín, aunque algunos de estos alejados de la realidad y aptos para unos pocos.

Málaga requería un local de restauración en su epicentro que esté por encima de estrellas y por debajo del precio de este tipo de restaurantes, y Antonio Fernández desembarca tras más de 7 años dirigiendo Dom Vinos, para ofrecernos precisamente lo que Málaga esperaba. Posiblemente el único restaurante capaz de maridar realmente cada plato con cada vino en cada servicio y seguramente es el mejor.

Para buscar una propuesta de maridaje plato y vino, es casi obligado acudir a los mencionados estrellas, aunque estos en su mayoría son estáticos, es decir, lanzan un menú de temporada junto a una propuesta de maridaje, pero

¿y si la propuesta de maridaje se realiza in situ, dependiendo el comensal, dependiendo de los platos elegidos, dependiendo de la temperatura, de la temporada, de los nuevos vinos que inundan el mercado? si, esto existe y nos lo ofrece Dom Antonio en Restaurante EBOKA.

Un espacio para recrearse donde el concepto #PlatoyVino iniciado por Antonio Fernández en Dom Vinos y que tanto hemos alabado desde AkataVino, se hace maduro y se eleva a cotas de perfección sin comparación en la capital.

Sin duda la Málaga actual, la Málaga exigente en cultura, con un turismo de nivel y con una población cada vez más versada en cocina y vinos, requería de un espacio con una oferta más allá de una excelente cocina y unos excelentes vinos, porque hablamos de la ardua labor de un Sumiller, aquel que siempre nos va a sorprender y ojo, seas profano, estudioso o profesional de la cocina, la sala o el mundo del vino, siempre tendrá giros para EBOKARNOS a través de la visual, los aromas y el buen comer a un estado de FELICIDAD que no sólo perdure en el RECUERDO, si no que nos active sensaciones del pasado –aquel bocado, aquellos aromas de la cocina de nuestra abuela,…- y nos aflore la mejor cocina actual.

¿Quieren un consejo?

Cuando entren a EBOKA, olvídense de la carta, tan sólo tienen que decirle al Sr. Antonio Fernández –¡Antonio! Échanos de beber y de comer– y entonces, no lo van a olvidar.

¿Cuál es la apuesta de EBOKA? ¿Qué tiene EBOKA de DOM VINOS?

Todos los que conocían la labor de Antonio Fernández Dom, Gerente y sumiller de Dom Vinos hasta el pasado mes de Junio que se fraguo la evolución hacia este nuevo proyecto llamado Eboka, saben de lo que estoy hablando.

Conocen el concepto extremo de disfrute ENOGastronómico que propone, pero

¿que propone EBOKA?, ¿cuál es su apuesta?
EBOKA propone un espacio muy diferente, versátil, amplio y muy cool, propone una EBOKACIÓN a través de la evolución, basta con decir que los metros cuadrados de la cocina de EBOKA eran prácticamente los mismos que todo DOM VINOS –incluido cuartos de baño-, y ¡cómo gestionaba Dom esa cocina de las Nancys ¿verdad?!, pues imagínense la de posibilidades y horizontes abiertos en el nuevo emplazamiento.
Para llevar a cabo una cocina con tal exigencia, Dom y sus compañeros de aventuras, han fichado a uno de los cocineros jóvenes, más asentados por trayectoria y por madurez en nuestra provincia, hablamos de Christian Soler, quien lidera una cocina de sabores, de texturas, donde intentan ofrecer un giro más al producto, aquellos matices que sólo una elaboración de sastrería son capaces de ensalzar, siempre cogidos de la mano con la sala, para que el plato no sea un elemento aislado de la copa, si no más bien un conjunto.

A veces las propuestas vienen por similitud, otras por contrastes y alguna vez ni tan siquiera somos capaces de definirlo, simplemente una vez presentado plato y vino –aunque también hay giros con cervezas artesanales o algún que otro destilado ¡todo es posible!– difícilmente nos podamos imaginar una propuesta mejor. Este siempre ha sido el empeño del Sr. Fernández y creánme si les digo que lo ha conseguido, pero, a partir de aquí ¿qué? simplemente sólo nos queda soñar.

  • Restaurante EBOKA

    Restaurante EBOKA

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