Un local que ha pasado muchas vicisitudes y altibajos pasando de ser referencia para marisco a quedarse en un local medio, remotar con arroces.. y ahora ha encontrado un filón en los almuerzos.

Local lleno casi al completo y alguna mesa que repite turno, un buen pan y muchas opciones a elegir, siendo buena idea compartir el pedido (basta con indicar que los traiga cortados). El tamaño es media barra de las clásicas por bocata.

Unas aceitunas partidas y variadas muy buenas, sobre la mesa y un pedido de bebida clásica de almuerzos: cerveza de barril, vino (Señorío de Mestalla tinto) y gaseosa (meio litro).

Cuatro para compartir medios bocadillos:

. de huevo, patatas fritas y jamón: uno de los más demandados y con motivos; ese huevo frito que se derrama entre el pan y un correcto jamón con unas patatas recien hechas. No falta ni sobre nada.

. de bacon, patatas fritas y huevo: sin fallos

. triple A: caballa, pimiento rojo, atún y su aceite: ese aceite que empapa el pan con su clásico atún... recuerda época de la facultad.

. tortilla de gambitas: jugosa tortilla con las clásicas mini gambitas de paquete congelado, pero bien hechas.

Nos quedamos sin uno de sus clásicos de carne de caballo. Es lo que tiene llegar tarde; por contra nos zampamos 7 bocadillos porque era casi hora de comer, tanto que acabamos con prisas porque ya estaban poniendo las mesas para el turno de comidas.

Local de corte clásico con toques casposos. Se busca una decoración marinera pero se queda en los detalles, y se intenta ser moderno, a base de colores estridentes en las paredes. Se consigue lo peor, ni una cosa ni la otra. Carta amplia, entrantes clásicos, y segundos a base de pescados, carnes o arroces. Optamos por sepia plancha (muy buena) y pulpo a la gallega (muy correcto). Nos decantamos por un arroz meloso de carabineros que no pasará a la historia. Para beber un Finca Terrerazo 2006, que no estaba a buena temperatura, lo cual solucionaron con una cubitera. El servicio del vino finaliza ahí. La carta de vinos correcta para un local así. Copas que necesitan mejorar. Terminamos con cafés y una botella de cava de Llopart. Destacar que estuvimos en la mesa hasta las 19,30h., y en ningún momento sentimos presión para abandonarla.

Cocina tradicional con productos de buena calidad, ambiente un poco cargado, sorprendente que hoy jueves restaurante lleno y todo a la carta. carta de vinos corta pero con bueans referencias y precios elevados.
servicio rápido y atento.
Pedimos unas entradas jamón, ajoarriero, anchoas con cogollos y tomate , sepia plancha y foie.
De plato principal un arroz meloso de sepia y habitas.
Mucha comida de negocios y para mi rcp alta.

Un restaurante donde comer bien y de forma clásica. Platos agradables pero sin grandes sorpresas. Una carta de vinos amplia, aunque también bastante clásica. Sería un restaurante donde poder ir a cenar tranquilo y sin grandes sorpresas para llevar a alguien sino tuviera una RCP un poco alta. Un calamar, rodaballo y paletilla, postres y un 3/8 de Muga 86€.

Sábado noche; el local estaba bastante lleno.Cocina de mercado clásica, sin sorpresa alguna. Bueno el bonito con anchoas, y reseco el foie con pasas y uvas, (parecía hígado de cordero).Las cocochas al pil pil, no estaban mal, pero el cochinillo y el solomillo resultaron bastante vulgares.Por lo que al vino respecta, elegimos un Shiraz 2003 de Mendoza, excelente, (a 18 €), y como no les quedaba otra botella, nos trajeron un Santa Rosa 2003 y nos lo cobraron a 20 €, (más barato que en tienda, todo un detalle).Copas aceptables pero gruesas y buena temperatura en el vino.Rematamos con Cardhus, orujos y cuba-libres.Muy buen servicio.Salimos a 50 € pp, lo que no está mal teniendo en cuenta lo que bebimos, pero la comida decepciona.

Comida para 2. Bastante lleno, pero es domingo. Comida clásica con buenos y regulares platos. Comimos unas habitas baby con jamón, bien de habitas pero poco jamón. Y luego mi compañera tomó una paleta de lechal, bastante bien 20€ y yo solomillo maluquer, error, 20€ por 2 trozos pequeños de solomillo al corte con un poco de mousse de foie por encima y una tosta abajo. Postre de chocolate bien. Para beber Estrecho de Enrique Mendoza, de Monastrell. Bueno. No cuidan ni el vino ni el servicio mucho, se nota que tienen siempre lleno y bastante ajetreo, Un poco caro para lo que ofrecen. Lo comentado + 2 Martinis más de 100€.

Restaurante bien localizado, justo en frente de la “Finca Roja” decoración clásica de rancio abolengo con demasiada madera...Mala idea de entrar por la cervecería para acceder al restaurante!
Carta excesivamente larga con propuestas demasiado vistas, clásicas, previsibles y predecibles...Fondos recurrentes en varias propuestas.
Servicio clásico, lento, desganado, prepotente, estirado y almidonado.
Bodega clásica, poco elaborada, ídem de lo mismo...Rioja y Ribera y poco mas.
Postres los de siempre, vale mas no pedir postre.
Cristalería, cubertería, mantelería y vajilla...Todo muy clásico y visto.
Relación Calidad Precio, Calidad Justa, Precio Elevado!
Sin mas historia!!!