Local pequeño y acogedor. Lleno, pero teníamos reserva.
Mucho personal, joven y atento.
Carta de vinos, todos ellos por botellas o copas, correcta, nada excepcional.
Menú de unos 20 platos fijos más cinco sugerencias del día.
Platos creativos a un precio de media 5 euros, todos ellos a muy buen nivel, y destaco uno de ellos que me pareció excepcional, el langostino crujiente sobre ajoblanco de anacardo.
Trato muy bueno.
Relación calidad precio excelente, más aún estando en el centro de Sevilla.
Pedimos 4 platos (tamaño medio) y un postre para compartir, y siete copas de vino. 48€.