Restaurante La Raquetista en Madrid
Restaurante La Raquetista
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
38,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingo noche
Nota de cata PRECIO MEDIO:
53 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.0
Comida COMIDA
8.1
Precio medio entorno ENTORNO
6.5
RCP CALIDAD-PRECIO
7.4
Opiniones de La Raquetista
OPINIONES
5

Taberna moderna con propuestas diferentes en un entorno “de moda” en el que no es fácil destacar, cocina con un gran trabajo de fondo (aunque aprecio poca variedad en la carta respecto comentarios anteriores), y muy buena profesionalidad en el reducido espacio del local.

Milhojas de tomate, aguacate, requesón y sardina ahumada”, una ensalada diferente, alegre, refrescante y muy bien presentada.

Dim-sums de txangurro de centollo”, imagen sobresaliente gracias a una salsa muy lograda, una pasta fina excelente y un relleno poco habitual. Muy bueno.

Arroz con calamares, trigueros y cigalitas”. Una propuesta sencilla pero que logra el efecto pretendido.

Morrillo de bacalao con sus callos (club Ranero)”, tal vez la propuesta más floja que probamos, demasiada distancia entre el guiso y el producto.

Lista de vinos no muy amplia, nos decidimos por PRADOS COLECCIÓN SYRAH 2015, que hubo que refrescar, un vino tinto de la D.O. Campo de Borja elaborado por Pagos del Moncayo con una crianza de 10 meses en barricas de roble americano.

Se come francamente bien aquí. De los sitios top de esta zona aledaña al Retro y Narvaez, y eso ya es bastante decir.

Comedor pequeño y angosto, pero bien vestido. Servicio muy bueno. Profesional y eficiente. Y una extraordinaria comida para 3 tragones (todo al centro para compartir), con numerosas sugerencias fuera de carta. Aquí se viene a comer.

*Piparras (9 €). Fuera de carta. Para ir abriendo boca

*Milhojas de tomate, aguacate, requesón y sardina ahumada (10,50 €). En la carta. Combinación de sabores fresca y agradable.

*Salteado de boletus (18 €). Fuera de carta. Tan sencillo, como bien ejecutado y francamente delicioso. Con un huevo frito encima que al revolverlo dejaba una salsa para estar mojando barras y barras

*Oreja crujiente con gambas al ajillo (22,40 €). No lo tienen en la carta del comedor, pero junto con los torreznos, aunque esta vez no cayeron, hay que pedirlos sí o sí. La ración son 2 piezas de buen tamaño con las gambas por encima, por lo que nos trajeron 3. Textura y sabor

*Bacalao confitado con sus callos “club ranero” (18 €). En la carta. Nos lo emplataron individualmente. 3-4 bocados con una untuosidad y un sabor tremendo.

*Rabo de vaca al curry Massaman (16 €). En la carta. Otro obligatorio. No esperéis un curry al uso. Se trata del rabo de toro desmigado puesto en el centro con su propia salsa a la que le han añadido el curry. La combinación de sabores es ganadora

*Lomo alto de vaca (30 €). Fuera de carta. Excelente pieza de tamaño y sabor en su punto. La carne pura mantequilla. Viene sin apenas guarnición, pero no se echa en falta.

No hubo sitio para los postres. Cafés y una copa para ir haciendo la digestión, aunque las características del comedor no incitan a sobremesas prolongadas cuando todavía está lleno. En mi caso un Talisker Storm (11 €). Muy buen whisky, se nota el salto de calidad respecto al clásico de 10 años.

Toda esta buena comida la fuimos bajando con un Bobal Cepas Viejas de Murviedro (23 €) en la buena línea de los Bobal que se vienen haciendo últimamente; frescos, afrutados y suaves en su paso en boca, pero con elegancia y un Roda I 2011 (45 €), que no requiere muchas presentaciones. La última copa con la carne fue gloriosa.

Con la excelente comida que hacen, una bodega más potente vendría fenomenal, tienen una carta corta centrada en vinos nacionales, aunque bien seleccionada tocando muchos palos y sin subirse a la parra con los precios. Como curiosidad la carta se presenta en la etiqueta de un botellón de vino. Original, pero algo incomodo.

La cuenta al final salió algo elevada (240 € para 3), pero comimos y bebimos muy bien.

Primera visita a La Raquetista, un pequeño espacio en la gastronómica y madrileña calle de Doctor Castelo. El local está dividido un una barra angosta y bullanguera con la que te topas nada más entrar y un comedor de pocas y juntas mesas en el que no se llega a los veinte clientes con el cartel de lleno. A los mandos, los hermanos Aparicio, Javier en la cocina y Francisco (Paco) en la sala. Carta ecléctica de aquí y de allá sin ser afortunadamente una copia más de las innumerables propuestas en las que siempre aparecen los ceviches, tartares y tatakis. Personalidad para construir una carta más propia que aunque beba de diferentes fuentes, sale del interior. De esas proposiciones en las que casi todo apetece.

La Raquetista convence. En este pequeño espacio con imágenes de frontones vascos, se respira una cocina notable que mezcla una base tradicional y local con influencias de allende los mares que aportan ese aire de personalidad comentado. Los dim-sums de txangurro o el pastrami de parpatana son ejemplos de esta línea culinaria. En la vía más habitual; Javier Aparicio brilla con los garbanzos con foie y butifarra, atrae con el arroz meloso con calamares y trigueros, pudiendo mejorar en el dulce final.

Sin duda, estamos ante una las referencias más acertadas de la poblada zona de Retiro. De carta sugerente, la base culinaria de fondos sabrosos y limpios es la clave sobre la que se construye la persuasión al cliente. Las posibilidades de regreso son altas como la pelota impulsada por la raquetista que vuelve al golpear contra la pared del frontón.

Para ver post completo y fotos http://www.complicidadgastronomica.es/2018/01/laraquetista/

Cocina 7,5

Servicio 7

Entorno 6,5
RCP 7,5 

La Raquetista es otro de los establecimientos que pueblan una de las zonas mas emblemáticas, en lo que a restauración se refiere, de la capital.

El buen hacer de este lugar, junto al de otros muchos, explica el desarrollo gastronómico que tiene el barrio de Retiro, una de las zonas de mayor crecimiento, en cantidad y calidad, de la oferta de restauración en la capital.

Sus propietarios, los hermanos Aparicio, que también lo son de otro establecimiento muy conocido en la capital, Cachivache, abrieron este local a finales del 2015, y desde entonces el éxito y el reconocimiento les ha ido acompañando.

Para nombrar este local, los hermanos Aparicio, Javier en cocina y Paco en sala - que compagina con Cachivache-, decidieron hacer un homenaje a su abuela, persona que practicaba el juego de frontón con raqueta, de ahí el nombre La Raquetista.

El local está distribuido en dos ambientes, dispone de barra a la entrada, barra por cierto, muy concurrida a todas horas y donde no es fácil encontrar un hueco, y desde la que, por un lateral accedes a una pequeña sala, donde tienen cabida unas pocas mesas, y que a pesar de sus pequeñas dimensiones, la decoración cálida y la disposición de las mesas, ofrece sensación de comodidad.

La cocina que se ofrece en este lugar es una cocina sencilla basada en el producto y en el sabor. Con recetas tradicionales, versionadas, con algunos guiños de fusión, de modernidad, pero sin restar un ápice a lo mas importante: Sin influir en el sabor de los productos.

No presentan una carta muy amplia, pero en ella se encuentran platos apetecibles, con lo cual se hace difícil escoger, te apetece todo lo que lees. Y si además escuchas las ofertas fuera de carta, pues la dificultad aumenta.

Buen servicio de sala, muy atento al cliente y si lo unimos a un ritmo de salida de platos muy adecuado, la estancia se hace muy agradable.

Curiosa es la carta de vinos, una botella de tamaño doble magnum, y a ella adosada una etiqueta que le da la vuelta, donde figura la oferta de vinos.

Fieles a nuestra querencia por los vinos blancos, nos hemos decantado por un viejo conocido que nos agrada, por su frescura y por sus recuerdos, en boca, a frutas y que no se prodiga en muchas cartas: Habla de ti, un sauvignon blanc del 2016, un blanco seco, extremeño, se bebe fácil y con gusto.

Al no ser la primera visita, hemos renunciado a pedir platos ya conocidos y muy demandados por la clientela, como sus torreznos -de los mejorcitos de la capital-, o su ensaladilla rusa, o sus garbanzos con butifarra negra, setas y foie. Ha costado no pedir ninguno de ellos, pero queríamos degustar otras preparaciones.

Hoy la comanda se ha centrado en los siguientes platos:

- Aperitivo: Gazpacho de remolacha con cereza. Muy visual. Bien de sabor.

- Espárragos blancos de Navarra con mayonesa, salmorejo, tomate, bonito y acedera. Estéticamente tiene una bonita presentación. Es un plato fresco, no se hace pesado, a pesar de incluir salmorejo y mayonesa, pero esperaba unos espárragos mas tersos.

- Dim sum de txangurro. La pasta no tiene la finura de los dim sum chinos, pero lo suple con creces con su relleno y la salsa que lo acompaña. Un muy buen plato.

- Bonito en escabeche de vermouth envejecido con tirabeques, zanahorias, coliflor y peras de San Juan. Perfecto punto del atún, de los mejores puntos encontrados recientemente. El acompañamiento es correcto, con un punto muy agradable de las peras, pero destaca el escabeche, es para pedir cuchara y si sobra algo, rebañarlo con pan hasta no dejar ni una gota.

- Arroz con espárragos, cigala y calamar. Para no ser una arrocería, su arroz no tiene nada que envidiar a las de éstos. Por estética y por sabor, es un arroz muy bueno. Aquí hay cocinero.

- Borracho de lima-limón, helado de té matcha y chocolate blanco con espirulina. Postre refrescante, buenos contrastes en boca.

- Torrija de sobao de "El Macho" con helado de leche merengada. Muy buena. Jugosa, con sabor a mantequilla. Es un postre para repetir.

Cuentan que el chef, Javier Aparicio, se inició en la cocina con labores de repostero. Viendo el resultado, si solo se dedicara a la repostería, también triunfaría, seguro.

Café con hielo y té rojo ponen punto final a esta nueva visita. Nuevamente nos ha convencido, aquí hay cocina y hay cocinero. Como dije al comienzo, con una potente competencia como tiene por la zona, viendo sus propuestas, la respuesta por parte de la clientela y lo razonable de sus precios, hay Raquetista para rato. Ha llegado para quedarse mucho tiempo.

Reseña comoketa y fotos en https://comercongusto.es/la-raquetista/

Primera visita, y no será la ultima, a este restaurante abierto no hace mucho tiempo en la zona de Retiro y que goza de buenas opiniones tanto entre los profesionales como entre los aficionados a las cosas del comer.

Por ubicación, y teniendo en cuenta la amplia competencia existente en la zona, tiene que hacer muy bien las cosas, y viendo que está funcionando muy muy bien, denota que esa máxima la está cumpliendo. De hecho, tanto en barra como en sala, lleno absoluto. Eso ya es un buen signo.

Las zonas, tanto la zona de barra como la sala, no son amplias, pero, hablando de la sala, es agradable, bien dispuesta y bien atendida; lástima que todavía existen personas que no saben comportarse en un espacio publico y tienden a elevar en demasía el tono de voz y hace, por momentos, un ambiente no muy agradable. A ello contribuye la algarabía que procede de la barra. No se pide que un camarero esté pidiendo silencio o bajar el tono de voz a la clientela, pero si todos pusiéramos un poquito de nuestra parte, la sensación global subiría muchos enteros.

Excelente compañía en la mesa, como siempre, con la charla y las risas se acrecienta el disfrute.

Curiosa y original la presentación de la carta de vinos, sobre un botella tipo Magnum, rodeándola a modo de etiqueta, la lista de vinos disponibles. De ella, a sugerencia de la compañía, nos inclinamos por un vino extremeño, que no conocía, Habla de ti, un sauvignon blanc, muy agradable y del queacabo de descubrir que es un vino premiado.

Comienza el disfrute con un paté de hígado coronado con unas lagrimas de crema de mango, que le aportan un contraste muy agradable, aunque si no hubiera estado, tampoco hubiera sido grave, el paté por si solo estaba como para repetir.

Su versión de las patatas bravas. Se sirven separadas, patatas por un lado y un cuenco con su salsa por otro. La patata perfecta, de tamaño y textura, la salsa, para el que escribe, no pasa al top particular, la primera sensación en boca, es un choque de pimentón, de excesivo pimentón, ligeramente picante, no es mala salsa, pero no me termina de convencer.

Torreznos. A la vista, la primera impresión, me transporta a Soria, concretamente al Mesón Castellano de la plaza del Ayuntamiento, la textura en boca, me reafirma la impresión, son idénticos, están muy buenos.

Alcachofas confitadas y rellenas de crema de castañas. Perfecta la alcachofa, tierna y muy jugosa, buen contrapunto el aportado por la crema de castañas. Buen plato.

Buñuelos de bacalao sobre salsa vizcaína. Una pena el exceso de sal del buñuelo que impide calificarle de excelente. Muy bien de textura y fritura, pero ese exceso estropea el plato.

Verdinas con rape y langostinos. La verdad es que no he apreciado el rape, si en cambio, un exceso de azafrán y unas verdinas muy harinosas. No pasa a mi top particular.

Garbanzos con butifarra negra, chantarella y foie. Plato afamado y muy demandado por la clientela, y después de haberlo disfrutado, no me extraña esa fama, garbanzos muy bien cocinados, un sabor potente, recio, sabroso, adictivo, al terminar el plato, solo me restaría golpear la mesa con la cuchara , gritando: Otra, otra,otra, ,...

Con los postres, en cambio, y en mi modesta opinión, baja el nivel, ni la manzana asada con brownie blanco con crema de regaliz y yogurt (rica la manzana pero sin ninguna ligazón de los componentes entre si ), ni la torrija de sobao consiguen alcanzar el nivel de los platos anteriores.

Cafes con hielo, sin petit four ni chupitos, ponen punto final a la primera visita a este local, que nos deja buenas sensaciones, por cocina, por atención y por su nivel de precios (115,30€/3 pax, todo lo ingerido).

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