Jorge Algárate es joven, rabiosamente joven, pero aun así es un viejo amigo, un viejo fajador de la gastronomía zaragozana.

Muchas son las alegrías que me dio en El Café del Sur, en Sagasta, justo frente a casa de mis padres. Muchas, buenas y baratas comidas de domingo con ellos y mis hermanos y nuestras familias, muchos aperitivos, muchas cenas informales los sábados, unos cuantos gin tonics imaginativos muy buen puestos…

En poco tiempo se fueron cumpliendo las leyes naturales de la vida, perdiéndole un poco la pista.

Cuando me dijo que se mudaba de Sagasta a Romareda, no lo entendí muy bien… ¡Pero si lo tienes todo para triunfar, tío! ¿Por qué te vas? Yo siempre le he llamado Ferrán Algárate, porque es que tiene toque, Jorge tiene gol.

“Este equipo tiene toque, este equipo tiene gol, este equipo tiene todo, todo para ser un campeón…”

Eso cantaba Gustavo Poyet en el balcón del Ayuntamiento cuando el Real Zaragoza ganó la Recopa de Europa en 1995. Pues eso tiene Jorge, Ferrán, Algárate: toque y gol. Vamos, que cocina de puta madre.

Cuando fui a verle a su nueva ubicación, en Romareda, lo entendí, sobre todo cuando le vi la cara. Vi a un tipo feliz en un entorno más modesto y ligero, lejos de la pesada hipoteca del gran local de Sagasta, y además en zona de expansión y al socaire de uno de los contadicos 5 estrellas de la ciudad, el Reina Petronila.

Le pregunté:

- ”Qué haces tú pa’quí, maño?"

Y me contestó:

- ”Divertirme”

Y entonces acabé de entenderlo. Porque Jorge se divierte y hace, y cito cuasi textualmente, “lo que le sale de los…”. Y lo vende. Porque es bueno, todo lo que sale de cocina, ya sea en forma de pincho, de tapa o de plato, es bueno.

Nos sentamos en la terraza de ese recogido, coqueto y moderno restaurante, en una calle peatonal típica de este tipo de urbanizaciones, con la intención sólo de saludarle, tomar un vinillo y continuar el tapeo, pero estuvimos tan a gustito y estaba tan rico todo, que acabamos cenando ahí, en la terraza:

• Ensalada de tomate rosa de Barbastro, burrata y albahaca

• Tataki de atún rojo

• Fingers de pez mantequilla en rebozado de quicos y muesly

• Bonito en escabeche con cebolla en dos texturas

Las cuatros cositas que picamos estaban de miedo: una ensalada de buen tomate rosa, ligada a las mil maravillas con la burrata y el toque tan peculiar y fresco de la albahaca; correcto atún con exacto punto de hierro; en los fingers salió el genio que Jorge lleva dentro con el uso de los quicos y el muesly en el rebozado, dándole sabor y textura a ese pez mantequilla; y el escabeche, de 10, sentidito, con parte de la cebolla caramelizada… pa comértelo a pozales.

Como ya digo que la pretensión inicial no era más que tomar un vinillo, no pedimos botella de vino, sino que a fuimos aumentando el número de copas conforme aumentaban el número de platos… Cayeron un par de Enate Chardonay 2014 y otro par de Honorio Vera 2013, rematando con De Muller Vino de misa.

Y todo ello por 24 euritos, oiga, ¿quién da más?

Síguete divirtiendo, Jorge, y sigue haciendo lo que te apetezca, porque de ese modo continuarás haciendo felices a tus parroquianos.