Restaurante Cames en Bellreguard
Restaurante Cames
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
27 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.3
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
3.7
RCP CALIDAD-PRECIO
9.0
Costilla
Figatell y sepionet
Crema de galeras
Déntol y cigalas
Rollitos de pollo
Bonito
amanida
infusió de cigala
arròs melós
Cames Burguer
Tortilla creïlles
Caballa fumada
Opiniones de Cames
OPINIONES
3

Muy recomendable leer el entorno del local que describe Antoni-Alicante porque es muy real: un bar de los de pueblo de los años 60, sin cambiar nada desde el suelo hasta el techo. Tal y como lo tenía su padre como bar de pueblo en plena carretera de las que pasan por mitad del pueblo y el mismo se vertebra sobre ella.
Mantel de papel, mesas de bar, copas y cubiertos básicos.

Cambio de generación y cambio radical en el concepto de cocina pero en el mismo ambiente. Es como si trasladaras con la máquina del tiempo una cocina actual a un bar de un pueblo de los años 60.
Mucho mérito hacer esa cocina en ese lugar, pues no veo en el pueblo muchos clientes con esas inquietudes culinarias (eramos 2 mesas). Pero ahí está la pareja luchando por renovar al menos el contenido de los platos.

Comida para dos amigos desplazados ex-profeso ante los comentarios vertidos en nuestra web por gente de peso (de peso de opinión) para comensales de peso (físico).
Carta de comidas y de vinos con pocas opciones (y me parecen muchas para lo que esperan los clientes); por ejemplo en tintos hay 14 opciones entre 12-18€. Elegimos un buen GR 174 del 2014 que, aunque del Priorato y reciente, está bien maduro.

Platos en individual:
. papas con mayonesa de piña y con curry muy ligero y unas olivas por cuenta de la casa. Originales y por cortesía de la casa.
. crujiente de pez azul con caldo de puchero. Un mar y montaña complicado de comer y que le faltaba un poco de intensidad de sabor del pescado. Presentación en plato sobresaliente.
. dorada marcada en plancha con mousse de garbanzos y muselina de ajo aceite con algo de pimiento y sucedáneo de caviar encima. Bien emplatado y de los que me comería un pozal.
. tortilla de patata deconstruida con cebollita caramelizada con yema semicocida (demasiado frío de temperatura) y patata en crema. Buena idea pero que hay que perfeccionar.
. costilla guisada con salsa japonesa con un punto algo dulce (¿reducción de caldo?). Sencillo, buen hecho y sabroso.
. arroz caldoso con setas en buen punto de cocción del arroz y que con un poca más de verduras en el fondo y en el plato, mejoraría.
. helado de chocolate blanco y un muy buen coulant. Buena elaboración y emplatado, aunque los dos chocolates tienden a saturar, quizás apoyo de algo más cítrico o frutal en el helado lo equilibraría más.

Por cortesía un moscatel de la cooperativa de San Vicente muy agradable.

Servicio muy amable e interesado en agradar y explicar sus platos. Ambos (la pareja) se complementan en cocina y sala, consiguiendo transmitir un ambiente relajado pero muy correcto.

Si quieres conocer un auténtico local de bar de pueblo de hace 50 años y una cocina novedosa, busca la máquina del tiempo que estará en el almacén, porque ésto no es normal.

Ánimo y adelante que por ahi está el futuro.

Soy consciente que el titular que encabeza mi valoración puede inducir a error. Aun así, prefiero mantenerlo como un juego de palabras con el lector e intentando transmitir con él la sensación general que me transmitió el paso por allí el pasado viernes. El adjetivo “fusión” (que realmente no es tal, ya que se trata de un sustantivo) se ha aplicado en el campo de la gastronomía a todos aquellos platos, menús o restaurantes que mezclan elementos de distintas culturas culinarias o de diferentes partes del mundo. Si nos atenemos a ello, no cabe tal calificación para el local que nos ocupa, pero, si tomamos la “palabreja” en un sentido mucho más amplio o general, podría usarse en este caso. En el bar (o restaurante) Cames se mezclan dos épocas, dos estilos, dos generaciones, incluso: la tradición y la actualidad, el pasado y el presente, ciertas pinceladas ancestrales con una visión mucho más contemporánea.

El entorno en el que se enmarca este bar (o restaurante) es el de un local de toda la vida. Y, cuando digo “de toda la vida”, entiéndaseme tal cual. Desconozco en que año fue construido pero estoy casi seguro que las reformas a las que se le ha sometido han sido realmente pocas. Tampoco espere el hipotético visitante unas estampas con encanto, de aquellos antiguos cafés de antaño. No. Es un bar “de pueblo” y así quiero que quede gravado en sus retinas. Gusto de advertirlo tal cual hicieron conmigo las personas que me lo aconsejaron: - Al entrar no te asustes – me decían. Y así deseo hacerlo yo también. Un portón de hierro y vidrio realmente viejo comunica directamente la carretera nacional con el interior del bar (o restaurante). Una enorme barra de mármol recorre prácticamente la margen derecha del bar. Techo alto, molduras sin demasiado encanto, ventanas más bien viejas y un pavimento cerámico que posiblemente sea lo más bonito del local. Los servicios sí han sido mínimamente reformados. Tampoco es mi deseo dar una idea excesivamente negativa del mismo. El local es viejo, pero para nada percibí falta de limpieza o higiene. En ese aspecto no hay nada que objetar.

El servicio de cenas se limita a los fines de semana (viernes y sábados) y al menú degustación de 20 euros. Así se nos hizo saber en el momento de realizar nuestra reserva por teléfono. Buen detalle para evitar sorpresas con clientes más escrupulosos. Nos recibieron de forma amigable y cercana y nos dejron escoger la mesa (sólo otro grupo de seis comensales estaban cenando ese día). Mientras ojeábamos la carta de vinos, nos ofrecieron unas “papas” (patatas fritas de aperitivo “de compra”) con una rica mayonesa de piña y curri. Vamos con ese menú:

- Allioli de remolacha y mantequilla de sardina de bota: lógicamente nos sacan un correcto pan que esté a la altura de ambas elaboraciones. Más sorprendente por vistosidad el alioli, de color rosa, aunque, por el sabor, destaca más esa mantequilla con marcadas reminiscencias a las sardinas en salazón.

- Crujiente con bonito: Desconozco con qué estaba hecho ese crujiente tipo corteza gigante. Sobré él, una generosa y deliciosa porción de bonito levemente cocinado y una rica salsa de boletus. Frescura destacable del túnido. Buen comienzo.

- Rollo de pollo: Envoltorio con masa de arroz, relleno con el picado de la carne y aderezo con una rica vinagreta de pimientos del piquillo. El plato se sirve frío, o a temperatura ambiente. Me gustaría probarlo en su versión “plato caliente”. Intuyo que ganaría aún más.

- Déntol y cigala: Plato servido al centro de la mesa para compartir con un fondo a base de una finísima crema de verduras (patatas, calabacín…) sobre la que se han depositado unas generosas porciones de este rico pescado de roca y unas cigalitas peladas prácticamente crudas. No se puede disfrutar frecuentemente de esta especie marina y, con ello, aún se la valora más. Plato top en la velada.

- Crema de galeras, “esclatasangs” y alcachofa: De nuevo un gran plato. Gustosísima la crema de las galeras y acompañantes típicos de la temporada como personajes secundarios del plato en sí.

- Nuestra tortilla de patatas: No quiero creer que sea una interpretación de la original pues nada tiene que ver excepto sus ingredientes: la patata, que se presenta a modo de parmentier o crema, y el huevo del que solo se sirve la yema escalfada. Combinación ya degustada en otras ocasiones que siempre resulta sabrosa.

- Figatell y sepionet: Pocos elementos tienen tanto arraigo en los bares “de picaeta” de las comarcas de La Safor y La Marina como estos dos. Combinarlos en un mismo plato, pero, es fruto de la cocina creativa y personalmente tampoco aportó grandes emociones. Un tercer elemento toma tanto o más protagonismo que los dos principales: la crema de berenjena asada sobre la que se presentan ambos.

- Costilla de cerdo: Taco de dimensiones considerables y de ternura extrema glaseado con una salsa de densidad destacable y concentración sobresaliente, digna de los grandes restaurantes donde cocineros de gran renombre consiguen caldos iguales a base de la reducción de grandes cantidades de producto. Un buen final.

- Pan con chocolate: Bolita de helado de chocolate de elevada pureza, rebanada de pan (sin mucha gracia), AOVE y sal. Un postre siempre rico pero un poco “demasiado visto”.

Tomamos dos botellas de “Trece lunas”, vino de La Rioja con tempranillo y garnacha. La carta ofrece unas quince referencias de vinos de “gama económica”.

En definitiva, un lugar en el que, si no nos importa en demasía el aspecto del entorno, se come bien, muy bien, con una atención notable y una excelente RCP.

  • Costilla

    Costilla

  • Figatell y sepionet

    Figatell y sepionet

  • Crema de galeras

    Crema de galeras

  • Déntol y cigalas

    Déntol y cigalas

  • Rollitos de pollo

    Rollitos de pollo

  • Bonito

    Bonito

Ningú diría a primera vista que estem en un restaurant, més bé podriem dir que és un bar dels anys 60 reconvertit en restaurant, on la decoració no ha canviat en absolut des de que aquest bar es va obrir fa més de 50 anys. Ara, de la mà del net del tio Cames i de la seua dona, aquest bar torna a brillar com mai.

Ja he dit que la decoració no ha canviat, per tant que si aneu no espereu cap mena de luxe (excepte el menjar)

Tenen dos menús, un de 15 i un altre de 20€, beguda a banda. Com que no són excesivament cars, triem el més complet. En aquesta ocasió format per 5 entrants, plat principal i postre.

Comencem l'àpat amb una amanida individual de mesclum amb germinats sobre salmorejo. Molt bona.
Continuem amb una infusió de cigala amb all i oli de verdolaga. Fantàstic.
Després ens trauen una caballa fumada sobre un cruixent al mig de la taula per a compartir. molt però que molt bo.
Seguim amb la Cames-Burguer, hamburguesa que duu el nom del restaurant, feta de peix. Original i diferent.
Acabem els entrants de manera colosal amb una truita de creïlles, però que no és com la solem fer nosaltres a casa. Es tracta d'una cremeta de creïlla amb un rovell d'ou. (Disculpeu la ximplesa de l'explicació però no vull fer-me pesat)

El plat principal és un arròs melós, de rap i cigala. Només vos diré que estaba perfecte, de punt i de sabor. Em pensaba que després d'aquestos entrants sobraría tot l'arròs però no, ni un granet, tots hem repetit.

Acabem amb un postre de mandarina, mango i merengue amb pols de galeta. Té l'acidesa perfecta per a desempalagar el dinar.

Pot ser que no siga el millor lloc per a portar a sopar a una xica per primera vegada, però com que jo a la meua ja la he treta de sopar moltes vegades ara ja la puc portar a llocs com el Cames.

  • amanida

    amanida

  • infusió de cigala

    infusió de cigala

  • arròs melós

    arròs melós

  • Cames Burguer

    Cames Burguer

  • Tortilla creïlles

    Tortilla creïlles

  • Caballa fumada

    Caballa fumada

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