De nuevo en LLafranc, volvimos a este restaurante el Domingo por la noche, lo cierto es que si viviera en LLafranc o en su entorno, visitaría este restaurante a menudo, el motivo es que tiene una carta sugerente de raciones fáciles de compartir, bien hechas, muy resultonas (al menos las que yo he probado), ambiente informal y precio asequible, creo que se diferencia de la propuesta general de la zona....no siempre se puede cenar pescado fresco...

En esta ocasión optamos por:
- carpaccio de calabacin con parmesano, reacio al principio cuando lo eligió mi mujer, pero me bastaron una par de bocados para vencer las reticencias, un plato sencillo, sabroso, fresco, se notaba quizás en exceso (aunque eso va a gustos) la pimienta, me hubiese comido otro tranquilamente.
- Alcachofas fritas con miel y mostaza, genial, alcachofas cortadas finas, bien fritas, nada aceitosas, el toque de la mostaza en grano, ideal, un plato muy resultón.
- Tartar de salmón y aguacate para mi mujer, le gustó y calamar a la plancha con su aceite de all i oli, tres calamares, rociados con el aceite verde por el perejil y su puntito de ajo, delicioso.

Un par de cervezas.
No pedimos postre.
Un café.

En su apuesta de platos para compartir, modernos y resultones, funciona de maravilla.

Llegamos a Marmara en Llafranch, casi por casualidad, ya que no está en primera línea del paseo marítimo, donde hay una oferta variada de restaurantes, sin un estilo muy definido, tanto su carta (también tapas y pinchos), como en el local, un espacio diáfano, con mesas bien dispuestas, no muy apretadas, pero no muy amplias.

Servicio y gerencia joven, creo que sin mucha experiencia, pero con muchas ganas.

Para empezar,
- Un tartar de salmón con aguacate, fresco, bueno, quizá con exceso de aguacate, aunque eso va a gustos.
- Ensalada de tomate de Montserrat, con cebolla y ventresca de bonito, muy buena ensalada, muy buena combinación, muy buenos tomates y algo mas normalita la ventresca.

Segundos,
- Un secreto ibérico, sobre puré de patata, algo difícil de masticar, venia cortado a tiras, algo gruesas.
Para beber, una copa de Ramón Bilbao (3€), buenas copas.

Es una oferta diferente en Llafranch, donde abundan los productos del mar, este un restaurante mas de perfil de ciudad de interior, pero por ofrecer algo diferente, precio y calidad general, parece que funciona, de echo, estaba lleno.

Local sin demasiado encanto, mesas de madera sin mantel, copas y vajilla de batalla. Servicio joven algo inexperto pero con ganas. Autoservicio de pinchos en la barra que cada uno se lleva a la mesa, a 1'50€ los fríos y a 2,25€ los de foie y calientes. Queríamos picar algo sin demasiadas complicaciones para cenar, comimos unos 12 pinchos variados, correctos en general, y un par de platillos, huevos estrellados con patatas y crujiente de jamón, sabroso pero las patatas un pelín pasadas y croquetas variadas (en realidad, de dos tipos, 3 de ceps, buenas y 3 de bacalao, muy sabrosas). Para beber una botella de tinto joven Món Perdut 2011 de l'Empordà, un vino que no conocíamos, normalito, a 9€ (y que al día siguiente vimos en tienda a menos de 4€). La cuenta para dos, 37€. RCP correcta, pero el lugar no es gran cosa, y sobretodo después de haber comido en Casamar al mediodía.