Reservamos este hotel por encontrarse cerca de la ciudad de las artes y era el único al que le quedaban habitaciones para 3 personas.

Hasta aquí lo bueno del hotel, ya que en apariencia es un hotel relativamente nuevo (renovado en el 2009) con una recepción muy vanguardista, pero las habitaciones es otro cantar.

Las camas de las habitaciones no son cómodas, sino más bien duras y con almohadas blandas, y al que le toque la cama supletoria apenas podrá domir por lo incómoda que es. Además si quieres descansar en la habitación sólo hay dos silla no excesivamente cómodas, y no busques sillón o sofá alguno porque no los hay.

Lo mejor es que en Domingos o festivos no hay ninguna posibilidad de comer nada, ni un simple bocadillo. Y si a esto le unimos que se encuentra en medio de una zona sin oferta culinaria alguna, o si te pilla una gran tromba de agua, como nos pasó a nosotros, pues habrá que practicar el ayuno obligatorio.

Evidentemente, el desayuno está integrado por productos industriales y toscos 100%.

En fin es un hotel que no pienso ni puedo recomendarlo a nadie.

El precio es sin incluir el coste del desayuno.