Cambio en los gustos del aficionado al vino

Bueno, esto se sale un poco del tema y además lo hemos comentado por aquí varias veces con auténticos especialistas en la materia pero aquí entran en juego muchos factores, siendo uno de ellos las variedades, no solo mazuelo o graciano sino sobre todo la olvidada garnacha o incluso la viura. El aporte de estas variedades otorgaba siempre un plus de prestancia a la solitaria tempranillo. Pero igual de importante era la viticultura, viñedos en lugares más elevados, suelos menos maleados por la potasa, rendimientos más bajos que ayudaban a que se produjera una mayor incidencia de la añada, crianzas mucho más largas en maderas por lo general más viejas que otorgaban una oxidación más lenta y progresiva que “blindaba” al vino, generosidad con el sulfuroso a la hora de embotellar, en fin, factores que hacían que los vinos no estuvieran listos para su consumo al salir y que fueran necesarios muchos años en bodega para que estuvieran listos para su consumo.

Ahora vivimos otros tiempos, se busca lo más inmediato, que los vinos están listos antes sin perder su capacidad de envejecer, buscando la uva más madura, dando más protagonismo al tempranillo, con crianzas más cortas y en maderas más nuevas de origen francés, pero lo que está claro es que si adelantas curva de consumo también adelantas el declive, eso es totalmente obvio. Al fin y al cabo la curva de consumo del vino es como el fútbol, una manta corta. Si te cubres por arriba te descubres por abajo y viceversa. Solo quedan dos “islas” como López de Heredia y La Rioja Alta, haciendo los dos unos vinos realmente extraordinarios mezclado técnicas modernas pero con el espíritu de antaño.