Para mí, en vino tranquilo, el Bobal Blanco de ayer fue mi segunda experiencia

Para mí, en vino tranquilo, el Bobal Blanco de ayer fue mi segunda experiencia, y la mejor de las dos.

Antes solo había probado el Blanc de Boira, de Mas Ramoneda, hecho de garnacha tinta. Lo encontré herbáceo en exceso, y con una acidez un tanto exagerada, sin estar equilibrada. El de ayer también se me presentó algo herbáceo, pero mucho mejor integrado todo, a mi gusto mucho mejor.

Con una experiencia tan reducida no se pueden sacar conclusiones, pero tengo la sensación de que debe ser muy difícil elaborar un buen blanc de noirs auténticamente blanco. El Blanc de Boira era totalmente transparente, pero como digo acusaba verdores excesivos, deduzco que estaba vendimiado muy verde para evitar el color. El Bobal Blanco, en cambio, era más equilibrado, pero tenía destellos de rosado en el color. Con variedades menos colorantes igual es más fácil de obtener buenos resultados.

A mí, como aficionado a la elaboración, son vinos que me llaman mucho la atención, pero por otra parte veo que implican una complicación añadida no muy justificada, en el sentido en el que ya hay multitud de variedades blancas con una diversidad de características tremenda ara elaborar blancos. Parece que la tendencia es valorar los vinos que reflejan fielmente las condiciones varietales y del terruño, incluso los vinos llamados de poca intervención, y el blanc de noirs creo que se aleja mucho de esa máxima.