De: Javier Simón
Date: 19/01/2002
Cierto es que el mundo está lleno de capullos y voy a contar lo que me ha pasado con uno en el servicio de la comida.El tio me pide un Blecua de Viñas del Vero le digo que para mi es un gran vino y que hay que oxigenrlo un poco jarreandolo (con el tratamiento "pulpo") pero el notas se niega y me dice que el vino no lleva posos y que no quiere que lo meta en una jarra. Abro la botella y la dejo abierta en la mesa pero se empeña en probarlo inmediatamente; la reacción me la temia, me dice literalmente "este vino no se puede beber traeme un Tondonia que esos nunca fallan". Yo obediente porque se lo llevo . Con el Blecua lo tiro a una jarra a saco, lo dejo unos 20 minutos, lo pongo en un impitoyable y se lo llevo a la mesa, se lo doy a probar y el cabron me dice que es el mejor vino que habia probado, le digo que era el que el habia desechado, por supuesto niega que fuera ese vino pero al final se lo dejo en la mesa y no deja ni una copilla para los camatas, pero se dejan mas de medio Tondonia (eran 3 comensales).Por suerte no trato con muchos capullos de este estilo. Un saludo. Javier Simón
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