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De: Jose Contreras
Fecha: 17/12/2001
Hora: 04:28 -0500
Por alusiones. En efecto, así da gusto ir a un restaurante. Máxime cuando el jefe de sala es capaz de aguantar hasta las cuatro de la madrugada con cuatro personas que acaba de conocer hablando de vinos y gastronomía. Una auténtica delicia.
Por cierto, de todo lo que hablamos hay alguna cosa que me llamó especialmente la atención. Por ejemplo, mirando la carta de vinos y observando que habían algunos de "alta expresión" que seguramente requerirían oxigenar varias horas antes de tomar (incluso tratamiento pulpo, como dice nuestro amigo Juan Ferrer), nos preguntábamos quien sería capaz de pedirlos en el mismo momento de la cena.
La respuesta de Juan Ramón fue muy curiosa: el que tiene dinero para pagarlo y "le suena" el nombre del vino porque lo ha leído en algún sitio pero que no sabe que ese vino recién abierto es como una piedra. En este sentido me alucinó cuando dijo tener clientes que llamaban incluso el día anterior para confirmar la comida o cena del día siguiente y que le abanzaban que vino iban a tomar para que Juan Ramón hiciera el tramiento adecuado: abrirlo con anticipación, decantarlo o incluso jarrearlo cuando fuera necesario, en algún caso con varias horas de anticipación.
¿Cuando podremos conseguir esto en cualquier restaurante?. Creo que aún estamos a años luz.
Un saludo.
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