Muy interesante.
Yo me muevo en el vuelta y vuelta y al punto. Generalmente pido poco hecha, ya que en ocasiones, el punto viene demasiado hecho.
Recuerdo que una noche se la jugué a un amigo... Cenábamos chuletón en el jardín de casa, con poca luz. A él le gustaba la carne muy hecha y yo se la saqué al punto, tirando sangrante. Me dijo que era el mejor chuletón que se había comido en su vida, pero... ah! cuando llegó a la cocina y vio cómo quedaban los platos, se sorprendió, ya que había cierto tono rosa en los platos.
Desde entonces, al punto.
Un saludo,
Eduardo