Encuentro de Foreros 2013 en La Rioja: Beronia, una bodega de diez

Era el tercer día del Encuentro y las emociones habían sido muchas y variadas. Nos había tocado ya despedirnos de algunos amigos pues el grupo tuvo que someterse a régimen para poder realizar esta visita. Y como para todo hay una razón en este caso era irrebatible, treinta personas era el número máximo que podían acoger en esta bodega que no acostumbra a hacer tours turísticos y que en ningún momento interrumpió su rutina de trabajo: en plena vendimia no se puede detener ni en domingo ni fiestas de guardar.

El día ya apuntaba maneras cuando saliendo de Ollauri en dirección a la bodega para un primer acercamiento exploratorio, nos encontramos con esta curiosidad arquitectónica en la plaza del pueblo que combinaba a la perfección un estilo moderno de línas finas y paredes acristaladas con un tejado rústico y elementos decorativos de la zona y de su tema: el vino. Su nombre: La Taberna de Ollauri, el cual fue convenientemente apuntado y tras comprobar la ubicación de Beronia y contando con tiempo para perder, nos  acercamos a tomar un primer vino blanco (Beronia para más señas) tranquilamente sentados al sol de ese otoño recién estrenado.

Cuando llegamos a Bodegas Beronia ya había un nutrido grupo de foreros que estaba siendo cálidamente acogido por Marina García González, Directora de Marketing y representante del grupo González Byass al que pertenece la bodega, espíritu inquieto donde los haya e instigadora de esta visita. Junto a ella Matías Calleja, enólogo de la bodega y Alejandra Revuelta, Relaciones Públicas.

Ésta última nos acercaría a los viñedos que se encuentran a pie de bodega donde nos daría unas pinceladas sobre la historia de la bodega que justamente en este 2013 cumple cuarenta años de su fundación en 1973 por un grupo de vascos aficionados a la gastronomía y el vino. 

En 1982 es adquirida por el grupo González Byass que hacía tiempo buscaba una bodega en Rioja que se ajustara a los niveles de calidad y exigencia de la casa pero que tuviera asimismo una personalidad propia y definida. En Beronia encuentra ambas características y apoya su filosofía dotándola de los medios, la tecnología y la capacidad innovadora necesaria para adaptarse a un mercado cada día más competitivo sin perder la esencia de sus orígenes con el máximo respeto al entorno natural.

De esa manera han mantenido una línea tradicional de vinos de larga crianza y paralelamente han desarrollado una nueva línea de vinos más expresivos y personales que buscan plasmar la personalidad del terruño y de cada una de sus variedades.

Pudimos comentar sobre la edad del viñedo y el destino de cada variedad estando Matías siempre disponible para aclarar los aspectos más técnicos en los que pudiera derivar el diálogo.

De una manera muy amena y cercana nos presentaría las variedades, tipos de suelos, orientaciones e influencias climáticas reunidas en sus parcelas donde cuentan con 35 has de viñedo propio. Asimismo controlan y supervisan directamente 850 has más ubicadas en un radio no superior a 10km

Rodeando el sobrio edificio de la bodega nos acercamos al patio donde se recepciona la uva y allí tuvimos la suerte de ver como entraba uva blanca en la tolva de selección. Dentro de las instalaciones pudimos comprobar en primera línea el proceso de selección y de vinificación preliminar sin tener la sensación de que lo estuvieran haciendo para nosotros, era la realidad de un día cualquiera de vendimia.

En todo momento recibimos explicaciones y aclaraciones de Matías que demostró ser un gran comunicador con una excelente capacidad para transmitir su pasión por sus hijos: sus vinos.

Un áura de misticismo envolvía la sala de barricas donde el vino dormía su larga crianza acunado por la majestuosidad de la música gregoriana.

En nuestro recorrido pudimos acceder a las salas donde reposan las botellas más antiguas y emblemáticas, incluida la añada fundacional 1973 de la bodega, añadas que han marcado la personalidad y definido el estilo Beronia, lo han diferenciado de los demás y lo han encumbrado al pedestal desde donde nos mira orgullosa.

Todos esperábamos catar alguna de esas añadas históricas, quizás algún 1982 del que tan pocas botellas quedaban o incluso alguna botella de la añada fundacional..., pero antes de que ese deseo se convirtiera en realidad nos tenían preparado un bonito e ilustrativo ejercicio en el que pudimos poner a prueba nuestras habilidades como potenciales enólogos descubriendo y maravillándonos con los variados matices que brindan dos vinos criados en barricas de robles diferentes y uno mixto que sería el resultante de los dos anteriores:

Matías resaltaría la importancia del roble en la crianza de los vinos de Rioja, y nos introduciría mínimamente en este nuevo mundo. Todos los años reponen más de 4.000 barricas y para decidir qué tipo de roble comprar hacen las pruebas que nosotros estábamos a punto de iniciar.

El roble francés y el roble americano son muy diferentes.

En primer lugar la especie: el francés Quercus Sessilis y el americano Quercus Alba.

También implica diferencia el grado de secado, de maduración, y si queremos ir más allá el terroir del bosque del roble también marca sus características y diversidad.

¿Y qué nos aporta cada roble? El americano suele darnos más pastelería: chocolate, vainilla, coco... El francés más especia: pimienta, clavo, tabaco

¿Y por qué el mixto? Tradicionalmente en Rioja se utilizaba el roble americano pero en los años sesenta se empezó a utilizar el francés también uniendo vinos de ambas crianzas antes del ensamblaje final. A nosotros nos gusta la barrica mixta, que el vino vaya envejeciendo desde el principio de su crianza con las aportaciones de ambas maderas en barricas mixtas consiguiendo que el vino adquiera ambas complejidades desde el inicio.

La prueba la realizaríamos con un vino de la añada 2011 compuesto por un 90% de uva tempranilo, 6% graciano y 4% mazuelo, y tres envejecimientos diferentes: roble americano, roble francés y roble mixto:

• Roble americano: Gran potencia aromática con protagonismo de la canela. Algo aristado en boca.
• Roble francés: Aromáticamente resultaba agudo, ácido, muy floral y fresco, con notas de humedad. La boca redondeada y amable.
• Roble mixto: Apocado en nariz, con más insistencia nos daría tenues hojas de tabaco y especias ligeras: clavo y pimienta. En boca resultaba fresco y redondeado, con unos agradables tostados finales y buena permanencia.

Cata grandes añadas

Después de esta instructiva experiencia pasaríamos a la tan deseada cata de los grandes reservas que voy a desgranar en orden inverso, desde el más joven a la añada fundacional:

• Beronia Gran Reserva 2006: Claramente amaderado todavía, en nariz destacan la hoja de tabaco y los aromas a aceituna negra. La boca la protagoniza la especia en un primer momento evolucionando después a una agradable frescura y una acidez bien compensada con una fruta que acaba desbancando a la pimienta.
• Beronia Gran Reserva 1994: Destaca la aceituna verde y la fruta en licor en los aromas. En boca es elegante, armonioso y vibrante, con una excelente acidez que le augura una larga vida por delante aunque ahora mismo despliega un equilibrio tan exquisito que lo considero en momento óptimo de consumo.
• Beronia Gran Reserva 1982: Aromáticamente sorprende muy gratamente por su frescura, su total ausencia de reducción y sus ligeros balsámicos. En boca resulta ligero, con muy buena acidez, permanencia y sabor, más tendente al clasicismo que a la modernidad. Maravilloso.
• Beronia Gran Reserva 1973 Añada Fundacional: Acidez vibrante en nariz con aromas reductivos no exagerados y manteniendo una fruta aceitunada. En boca es redondo, elegante, armonioso y equilibrado. Una joya.

Como guinda el almuerzo

Y si ya la visita había rozado la perfección, su culminación con el almuerzo en el comedor de la bodega ubicado en "La Torre" del edificio, hizo que la experiencia se acomodara en ese estado sublime. El espacio era cálido, rústico y delicioso, con unas vistas a los viñedos que hacían salivar antes de sentarse a la mesa.

Nos fuimos colocando a ambos lados de la larga mesa y mientras esperábamos el pleno un forero pícaro conocido por El Mesías, se dedicó a probar la capacidad olfativa de los presentes instándoles a identificar el Gran Reserva 1973 y el Gran Reserva 1982 en las copas que portaba y que recorrieron mantel arriba-abajo. Sólo uno de los foreros los identificó correctamente: ¡Aupa JaviValencia!

Comenzaríamos una memorable comida con unos Pimientos asados caseros con morcilla acompañados de unas Patatas con pimentón y chorizo, contundente entrante regional para entrar en calor y que tuviéramos claro que la comida no iba a ser un juego de niños.

El primer plato fue para mí una vuelta a la infancia con una Menestra de verduras casera en la que Susana había vertido todo su cariño y buen-hacer desde hacía veinticuartro horas, momento en que había comenzado a prepararla.

El plato estrella lo protagonizaría un suculento y tiernísimo Lechazo de cordero acompañado de una Ensalada verde fresca y natural ¡no necesitaba más!

Yo no soy muy de postres pero no debo dejar de mencionar el Hojaldre casero de crema y nata con salsa de chocolate, quien sí lo podía apreciar lo elogió sin escatimar calificativos ;-)

En cuanto a vinos, la bodega nos propuso un maridaje con su línea de monovarietales, la apuesta más audaz de la bodega con la que buscan la máxima expresividad de sus viñedos y de sus terruños:

• Beronia Viura 2012
• Beronia Viura Fermentado en Barrica 2011
• Beronia Graciano 2010
• Beronia Tempranillo Elaboración Especial 2010
• Beronia Mazuelo Reserva 2008

Y para terminar con una auténtica estrella:

• Beronia III a.c. 2010

Éste último junto con el Beronia Tempranillo Elaboración Especial 2010 fueron los que más me gustaron de la comida pero como en ese momento lo que realmente me pedía el espíritu era disfrutar y no analizar, dejo para una ocasión futura la cata detallada de estos dos magníficos vinos.

No puedo evitar que me invada una cierta melancolía al acabar de escribir este post, el último de la serie de tres que he dedicado al Encuentro de Foreros de Verema 2013 en La Rioja. Siento como si ya me tuviera que despedir de esta experiencia y no quisiera, porque estos Encuentros son la plasmación física de todo lo que mueve a esta gran comunidad y por más que escribiera cien artículos al respecto jamás podría trasladar lo bien que nos lo pasamos, la emoción que sentimos el primer día al descubrir las caras, la calidez de los abrazos y la tristeza de la despedida disfrazada de promesas de próximos encuentros.

El cierre que nos brindó Bodegas Beronia y de su mano el Grupo González Byass no pudo ser mejor, más sincero, más emotivo, más currado, más sentido. Salimos sintiéndonos en deuda con Alejandra, con Matías y por supuesto con Marina, por haber puesto ese empeño y esa cabezonería porque esta cita saliera adelante. Si ya lo decía Matías:

Si es que cuando Marina se empeña...

Gracias Verema por hacer todo esto posible, por juntarnos, por unirnos, por los meses previos de organización, por los sinsabores que tratásteis de no trasladarnos, por tener siempre una sonrisa... Nos veremos de nuevo en febrero ¿verdad?

© Mara Funes Rivas - Noviembre 2013