Blog de Eugenio Saenz

Verema en Cantabria

El primer fin de semana de este mes tuvo lugar la primera quedada de foreros cántabros de Verema, una celebración a la que no dudamos en unirnos dada nuestra especial relación con una tierra de la que somos prácticamente originarios. El lugar elegido fue Torrelavega y allí acudimos para, primero citarnos con un personaje de esos que merece la pena conocer y después para una larga jornada de comida y vinos, que sería posteriormente alargada hasta bien entrada la noche. 
 

Tras un viaje de ida un tanto accidentado, con mucha nieve en la sierra madrileña, llegamos a Torrelavega, segunda población de Cantabria, donde nuestros compañeros nos esperan en la bodega personal de un hombre que lleva toda una vida de aficionado al vino, Ricardo Montero, conocido en estos lares como Cardín Montero. El lugar se encuentra en los bajos de una tienda y posee el encanto de los viejos santuarios vinícolas. Las botellas se cuentan por centenares, muchas de ellas viejísimas y vestidas con telarañas y mucho polvo. La bodega posee su propia barra donde podemos ir picando un poco y conversando con este lúcido octogenario sobre los muchos placeres que tiene esta vida, en especial este del vino que tanto nos gusta. Su colección abarca vinos de múltiples lugares, con joyas como viejísimos vinos jerezanos de bodegas desaparecidas o algún Vega casi centenario. Tuvo el gran detalle de abrirnos uno de esos vinos jerezanos, un viejo Palo Cortado de una bodega ya extinta, muy viejo y ligeramente abocado. Ahora mismo no recordamos el nombre vino en sí, pero lo cierto es que no era el momento de profundizar en ese vino, sino de disfrutar de un momento muy especial. Ricardo nos ofreció quedarnos a comer en ese mágico lugar, pero ese día no era posible, aunque seguro que alguna vez tendremos la oportunidad del volver por allí. La visita finalizó con la entrega de una placa conmemorativa del momento, momento que inmortalizamos en la fotografía adjunta.
 
 
Una vez finalizada esta reconfortante visita, nos dirigimos al lugar central de la quedada, el restaurante Cúrcuma.  Allí nos esperaba un menú degustación con 14 vinos aportados por cada uno de los participantes. Sobre el menú  y el restaurante, no repetiremos nada que ya hemos reseñado en el correspondiente comentario, simplemente volveremos a señalar que pocas, muy pocas veces hemos comido con esta calidad en un estrato de precios digamos asequible. Hemos comido peor y más caro, pero mejor o igual en estos precios, muy pocas veces. Eso está claro. Con respecto a los vinos, comentaremos lo más destacable que recordamos, ya que fue una velada en la que no tomamos notas, nos dedicamos simplemente a disfrutar del momento y de la ocasión.
 
Comenzamos con un Via Latina 2008, Vinho Verde de Loureiro, fresco y ligero, ideal para ir abriendo boca y seguimos con un vino de esos que nunca falla, un Riesling Trocken 2007 de Dönnhoff. Vino básico de este excepcional viticultor de Nahe que sin duda se encuentra entre los más destacados no solo de Alemania, sino de todo el mundo. Un vino delicioso, que mejora poco a poco y que resulta adictivo por su acidez y limpieza. Continuamos con un interesante champagne de Christophe Mignon, la cuvée Coup de Foudre. Este es un pequeño productor biodinámico especializado en la Pinot Meunier, variedad “pobre” del champagne, pero de la cual se pueden hacer vinos muy interesantes como este. Se trata de un champagne de gran equilibrio entre las notas frescas y oxidativas y que puede aguantar una comida entera sin rechistar. Para finalizar la tanda de vinos blancos tomamos un Meursault Les Tillets 2006 de Pierre Labet, un productor de corte muy clásico, al menos en los tintos que habíamos probado. Este Meursault es prototípico, con esas notas tan ahumadas y especiadas y ese carácter tan graso y lácteo que solemos encontrar en los vinos de esta apelación. Un buen vino, aunque no terminó por convencernos del todo.
 
En cuanto a los tintos, lo más destacable nos pareció el Demencia 2006, una mencía berciana de nuevo cuño y baja producción que casa bastante con nuestros gustos y que nos convenció por su buena definición varietal y su frescura, factores que echamos de menos en otros grandes vinos de esta variedad y denominación. Una bodega a la que seguiremos en futuras añadas. Interesante resultó igualmente el Goliardo Loureiro 2007, un vino tinto de la DO Rías Baixas que cuenta con el asesoramiento de Raúl Pérez en la elaboración. Estaba un tanto cerrado y perezoso, pero mostraba una buena acidez y una cierta originalidad. De todas formas, de los Goliardos nosotros preferimos el Caíño, un vino bastante logrado y equilibrado.
 
Entre los otros tintos catados figuraron dos vinos de la DO Ribera de Arlanza (Arbil y Lerma), ambos bien realizados y con cierta elegancia, gustándonos más el primero, un QS 2 de Quinta Sardonia, segundo vino de la bodega, que no terminó por convencernos del todo y otro mencía berciano, Vega Montán, que resultó satisfactorio aunque muy lejano en calidad del magnífico Demencia.
 
Tras los postres finalizamos con dos excelentes vinos andaluces, el primero un Amontillado Navazos Bota Nº 9, un vino realmente excepcional, un prototipo de amontillado sanluqueño que da nombre y fuste a ese proyecto que tantas y tantas satisfacciones nos ha dado en los últimos años. Un vino de meditación y de lento y pausado disfrute. Posteriormente y con los hojaldres aportados por el “cofrade” Javier (unos hojaldres de levitación magnética) se abrió un PX de la Bodega Piedra Luenga, una bodega de vinos de agricultura biológica que realiza unos productos muy interesantes, de muy buena calidad. Tanto este PX como su fino nos parecen vinos más que recomendables.
 
Tras el soberbio ágape, nos dirigimos hacia una de las confiterías más importantes de Torrelavega  para llevarnos unos cuantos hojaldres. Nadie puede decir que ha probado un gran hojaldre hasta que no haya probado el de Torrelavega. Tras una copa nos despedimos de los compañeros cántabros del foro hasta una nueva quedada, a la que seguro volveremos a asistir. Siempre nos encanta conocer nueva gente con la que compartimos una afición.
 
 
 
Pusimos rumbo a Villacarriedo (a 30 minutos de Torrelavega), donde visitamos a la familia y nos preparamos para acudir a uno de esos restaurantes donde nos sentimos como en casa. Quien conoce Las Piscinas y a Fonso sabe de lo que hablo. Allí dimos buena cuenta de unos sabrosos riñones de cordero con el poco amontillado Navazos que sobró de la comida y con un fantástico entrecot de vaca autóctona abrimos un vino realmente excepcional que aportamos para la ocasión, un Barbaresco Pora 2004 de Ca del Baio. Los Barbarescos de este productor han sido una de las más agradables sorpresas que nos hemos llevado en los últimos tiempos, destacando su fragante Valgrande, su equilibrado Asili y su estructurado Macarini. El viñedo Pora es la primera vez que se vinifica en solitario y es sin duda el más fino y elegante de todos. Es un vino que podría llevar además la condición de “riserva” al haber pasado 30 meses de crianza en “botti” de Eslavonia y 10 más en botella antes de salir al mercado. Un vino excepcional, elegantísimo, profundo, con un peso y una persistencia arrolladoras. La Nebbiolo nos tiene totalmente robado el corazón y vinos como este no hacen sino contrastarlo. Lástima que no haya más botellas, al fin y al cabo la producción no supera las 2000. Terminamos la cena, como siempre en este restaurante, disfrutando con Fonso de algunas de esas maravillas destiladas que descansan en sus armarios, lo cierto es que posee una de las mejores colecciones que conocemos, no quizá tanto por cantidad, pero desde luego sí por calidad. Así pues degustamos un finísimo Caol Ila Vintage 2000 embotellado por Signatory con ese carácter tan Islay que tanto nos emociona y un tremendo Macallan 18 años, quizá el malta más equilibrado de la serie de indicación de edad de la mítica destilería de Speyside. Un verdadero torbellino de sensaciones envolventes. Una maravillla.
 
Así pues, un nuevo fin de semana tremendamente aprovechado por mi querida tierra cántabra en el que además hemos conocido a buena gente con quien seguro que volveremos a compartir ratos como el que pasamos. A pesar de la nieve y las inclemencias esto mereció muy mucho la pena. Un abrazo a todos y hasta la próxima !!!
 
Saludos,
Eugenio Sáenz de Miera Arnau
(EuSaenz)
 
(*) Las fotografías son del álbum realizado para la ocasión por parte de Jorge.catas
  1. #1

    Dominique

    Por casualidad me he conectado y leo con agrado tus comentarios. Ya comenté en el foro de quedadas mi gusto por ese magnífico Champagne. Pero a mí si que me gustó el Meursault. Creo que por traerme recuerdos de juventud: mis primeros vinos - hablo de hace unos cuarenta años en Bélgica- fueron casi exclusivamente franceses y alemanes, y los más asequibles eran los italianos. España no existía. Aún. O my poco. Y me sorprendió la memoria en este caso: más de una vez unos olores, lugares, etc nos recuerdan algo. Y en este caso agradezco mucho la oportunidad de "rememorar" NO este vino, por supuesto, pero SI "aquellos vinos blancos" del primer plato en días especiales. De lo demás, ya lo dices todo: "demencial". Un cordial saludo.

  2. #2

    EuSaenz

    en respuesta a Dominique
    Ver mensaje de Dominique

    Los vinos de Pierre Labet son bastante clásicos de concepción, pero este Meursault estaba en mi opinión un poco dominado por la madera, en cualquier caso me pareció un vino interesante para catar, estaba quizá un poco joven todavía.

    Por cierto, qué tal por Madrid, fuisteis a la Tasquita de Enfrente?

    Saludos,
    Eugenio.


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