Blog de Eugenio Saenz

Divagando con la Diva y soñando con Huet

El pasado sábado día 11 unos cuantos amigos del vino y la gastronomía decidimos pasar un gran día alrededor de lo que más nos gusta, compartir una jornada alrededor de unos cuantos grandes vinos y viandas. Dicha jornada puede quedar resumida en tres grandes actos, que telegráficamente podríamos titular como:

Acto 1: Duelo en "Oberhäusener corral"
Acto 2: Domaine Huet "Le Haut Lieu" Moelleux 1945
Acto 3: Ágape y vinos de "sobaquillo"

Hubo cuarto acto, la sobremesa, que se alargó hasta entrada la madrugada, pero bueno, no consideramos que pueda ser relevante para un blog de vinos como este, aunque sí desde luego, para nuestro espíritu. Vayamos diseccionando los actos.

Duelo en "Oberhäusener corral"

La cita era alrededor de las 12:30 en un interesante restaurante situado en pleno distrito de Chamberí, Tres Lunas, local de reciente creación y que ya se va abriendo un hueco entre los mentideros vinícolas y gastronómicos madrileños. Los protagonistas de la cata iban a ser 6 vinos alemanes, de uno de nuestros elaboradores preferidos, Helmut Dönnhoff. La idea no era otra que enfrentar en un duelo en la cumbre los vinos de tres añadas de sus dos pagos más representativos, Oberhäusen Brücke y Niederhäusen Hermannshöhle. La calidad elegida fue Spätlese, ya que en propias palabras tanto del maestro como de Michael Wöhr (otro maestro), es con la calidad que mejor se trasparentan las características y sensaciones del terruño. Las añadas a catar fueron 2003, 2004 y 2005.

Comenzamos con los 2003, una añada que como todos sabemos resultó especialmente complicada por las elevadas temperaturas veraniegas, con lo que en principio los vinos secos y estos Spätlese deberían ser las principales víctimas. Brücke se muestra un tanto perezoso, dándonos unas notas iniciales un tanto empireumáticas, de goma y caramelo quemado. Le falta algo de acidez en boca resultando más amplio que largo. No cabe duda de que ha sufrido mucho aunque también nos inclinamos por un problema de la botella en concreto, ya que a pesar de todo, pensamos que este vino debe ofrecer más profundidad mineral y cítrica. Hermannshöhle en cambio sí que muestra toda su clase, ofreciéndose con esa finísima mineralidad santo y seña de este mágico viñedo. Se le nota un tanto "gordo", quizá con menos acidez y más grado alcohólico que otras añadas, pero no deja de ser lo que es: toda una referencia blanca.

Estos 2003 están en la curva álgida de su consumo, ofreciendo ahora mismo todo lo que pueden llegar a darnos, aunque seguirán así durante un cierto tiempo. Serían una buena opción para quien quiera abrir ahora, gustando a todos mucho más Hermannshöhle, a pesar del probable problema de la botella de Brücke.

Continuamos con los 2004, una añada considerada como clásica alemana, más bien fresca, con algunos problemas de maduración. Una añada muy de nuestro gusto por la linealidad y la marcada acidez de muchos de sus vinos. Y ambos responden a dichas premisas, con el aliciente de que se encuentran en un buen momento de consumo. Brücke es ya un viejo conocido que habíamos probado en otras ocasiones. Se muestra como un Spätlese prototípico, con sus dosis florales, minerales, con una fina acidez y un moderado dulzor, pleno de equilibrio y expresión. Este vino es una delicia. Y un poco más lejos llega su "primo hermano", sin duda el mejor vino de la cata, al menos en estos momentos. Todo un Hermannshöhle. Fresco, profundo, mineral, encantador, con una soberbia acidez, perfectamente delineado, austero, largo, un vino de muy altos vuelos. Pura expresión de terroir, magnificada por las especiales características de la añada. Un vino para disfrutar ahora pero con perspectivas de larga guarda, quizá no excesivas, pero sí desde luego importantes.

Los 2005 navegan un poco a caballo entre las dos añadas anteriores. Fue algo menos cálida que 2003 y algo más que 2004, siendo un año muy homogéneo en todas las zonas productoras, tanto para calidades secas como dulces. Quizá se asemeja más a otras como 2001 o la más reciente 2007. Sin duda una añada muy celebrada por los elaboradores y por la crítica.

Y los 2005 ahora mismo están…jóvenes. Así son las cosas. A pesar de las horas de aire (los vinos fueron abiertos la noche anterior) se les notaba muy apretados, con mucho que decir, con mucha materia, pero todavía pendiente de eclosionar. Ambos cortados por un patrón común, ofreciendo esa austera elegancia que solamente los vinos del maestro pueden llegar a transmitirnos, aunque cada uno mostrado las características de su viñedo: más poderoso y estructurado Brücke y más fino y mineral Hermannshöhle. Y ambos con un paso por boca pleno, con un excelente equilibrio entre peso y frescura, vertebrados por una definida acidez y dejando una fina persistencia de toques cítricos y minerales. Se advierte que hay una gran añada tras los vinos y solamente hay que tener paciencia, en unos años serán grandes. No cabe la menor duda.

Así pues, en nuestro particular duelo, cierto es que en calidades Spätlese la finura, profundidad y mineralidad de Hermannshöhle terminan imponiéndose. Pero eso obviamente no significa que haya que apartar a Brucke, simplemente es otro estilo de vino, que en calidades más dulces encuentra su cénit. Podríamos concluir que cada vino y cada pago tienen su momento, incluso cada añada, siendo 2003 más cálida y densa, para consumir ahora, 2004 más delineada y rectilínea, para amantes de los vinos austeros y minerales (nuestra debilidad) y 2005 una añada más homogénea, completa y sin duda de gran guarda.

En lo que estamos de acuerdo todos y cada uno es en que Dönnhoff es –sino el mejor- unos de los mejores elaboradores de vinos blancos del mundo. Muy pocos consiguen su regularidad desde sus vinos básicos hasta las calidades superdulces. Uno de los números uno sin discusión. Y con el atractivo de que todavía podemos comprar y disfrutar de muchos de sus vinos. Esperemos que la cosa siga así.


Dejamos además los correspondientes enlaces a las notas de cata de cada uno de los vinos:

Brücke 2003
http://www.verema.com/vinos/45539-donnhoff-oberhausen-brucke-spatlese-2003

Herrmannshöhle 2003
http://www.verema.com/vinos/20692-herman-donnhoff-hermannshole-niederhausen-spatlese-2003

Brücke 2004
http://www.verema.com/vinos/35785-donnhoff-oberhauser-brucke-spatlese-2004

Herrmannshöhle 2004
http://www.verema.com/vinos/45540-donnhoff-niederhausen-hermannshohle-spatlese-2004

Brücke 2005
http://www.verema.com/vinos/36835-oberhauser-brucke-spatlese-donnhoff-2005

Herrmannshöhle 2005
http://www.verema.com/vinos/45541-donnhoff-niederhausen-hermannshohle-spatlese-2005

Domaine Huet "Le Haut Lieu" Moelleux 1945


http://www.verema.com/vinos/45543-domaine-huet-le-haut-lieu-moelleux-1945

El segundo acto de la jornada lo dedicamos a un vino, solamente a un vino. Un vino muy especial. Las pocas ocasiones que habíamos tenido anteriormente de probar un Huet antiguo se revelaron sin duda como momentos muy destacables. Pero esta vez llegaríamos más lejos, pues teníamos enfrente una botella de una de las añadas míticas del Domaine, la primera añada que vinificó Noël Pinguet, una añada donde la acción de la botrytis resultó prácticamente perfecta.

En aquellos tiempos tan solo se vinificaba de la parcela de Le Haut Lieu. La botella, grande y pesadota, es de cristal y sus formas nos transportan indudablemente a tiempos pretéritos. La etiqueta principal es de las nuevas y posee un sello de certificación de la subasta de la que procede. Solamente la pequeña etiqueta que indica la añada parece original. A instancias de un gran conocedor de estos vinos como es Philippe Cesco, se abrió la botella el día anterior, algo que desde luego resultó todo un acierto.

Describir lo que tenemos en la copa es ciertamente complicado. Es un vino ambarino, denso, con unos aromas embriagadores, que cambian, que cada vez van a más. Una preciosa amalgama de frutas maduras, frutos secos, toques volátiles, granos de café, cítricos en confitura, especias dulces, invade nuestra pituitaria llevándonos a tiempos remotos, pensando en uno de los años claves en la historia moderna de la humanidad, el año de la entrada de los rusos en Berlín, el año del suicidio de Hitler, el año de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, el año del fin del episodio más cruel que haya conocido la humanidad, la segunda guerra mundial.

Pues sí, ese año nació este vino que ahora tenemos en nuestra copas y que continúa deleitándonos con su perfecta acidez, con su brutal equilibrio, con su kilométrica persistencia, con su dulzor contenido e integrado, con su final de frutos maduros.

Decían por ahí que este vino sería la mezcla perfecta entre una vieja Szencia de Tokaj y un añejo oloroso jerezano. Por ahí van los tiros. Por ahí y mucho más lejos. Uno de los mejores vinos que hemos probado, un vino para el baúl de los recuerdos. Nunca lo olvidaremos.

Después de probar este vino muchas cosas nos vienen a la cabeza con respecto a la longevidad de la chenin blanc frente a la de nuestra amada diva. Pero no vamos a comparar, disfrutemos de las que son nuestras uvas blancas preferidas, que en vinos como este o como los anteriores y posteriores pueden llegar a darnos unas satisfacciones realmente sublimes. Solo se me ocurre gritar a los cuatro vientos: ¡Que grande es Huet!

Agape y vinos de "sobaquillo"

Una vez finalizada la cata y tras los pertinentes cambios y acondicionamiento de la mesa, finalizaríamos la jornada con un menú degustación y unos cuantos vinos aportados por cada uno de los asistentes. Y sería justo destacar el buen nivel de la cocina de este restaurante, honesta, bien realizada, sabrosa y a buen precio. El menú consistió en los siguientes platos:

Sopa de sandía (refrescante, aunque no es mi fruta preferida)
Salmorejo con centollo (sabroso y bien rematado)
Ajoblanco con mojama y almendras (muy rico, bien pillado el punto de textura)
Steak tartar de solomillo de buey (en curiosa presentación, aunque un poco austero)
Bacalao con costra y sus callos (fantástico plato, meloso y en su punto)
Lasaña de rabo de vaca con trompetas de los muertos (jugosa y contundente)
Postres varios (piña asada con helado de vainilla, etc)

Que fuimos acompañando por un elenco de vinos realmente interesante y que vamos a comentar.

1982er Hohe Domkircher Trier Scharzhofberger riesling brut

http://www.verema.com/vinos/45628-hohe-domkirche-trier-scharzhofberger-riesling-brut-1982

La rareza del día. Sí, un espumoso de riesling, del mítico pago de Scharzhofberger y de la añada 82. ¿Cómo estará esto? Pues eso, muy curioso. La burbuja es apenas perceptible y los aromas son de riesling viejo de libro, con esos tímidos hidrocarburos que van apareciendo además de los toques cítricos maduros y minerales. La nariz es realmente fresca y encantadora. En boca sufre algo por su poderosa acidez, muy puntiaguda, sorprendente en un vino ya con casi 30 años. Muy vivo, con mucho todavía por decir, lo cierto es que este vino nos sorprende gratamente. Siempre hay algo que aprender en esto del vino, no cabe la menor duda. Una nueva experiencia.

Champagne Bèreche & Fils Reflet d' Antan

http://www.verema.com/vinos/36292-bereche-fils-reflet-d-antan-

Un clásico ya mencionado en otras ocasiones en este blog. Se trata de un champagne elaborado a partir de un coupage de las tres variedades, cuyos vinos base fermentan y se crían en madera, a través de un método de soleras un poco al estilo de la cuvée substance del gran Selosse. Pasa tres años de crianza en rimas antes del degüelle y tiene un dosage bajo, aunque no es un extra-brut.

Se trata de un champagne de estilo oxidativo, muy fragante debido a la pinot meunier, con mucho cuerpo, largo y muy amplio, un champagne para una comida entera, lejos de ser un vino de aperitivo. Es la cuvée superior de un pequeño productor que destaca por la calidad de sus vinos, un champagne muy recomendable. Quedaba una duda en el aire. ¿Y si prescindiera de la Pinot Meunier? Probablemente la cosa sería mejor, o cuando menos más seria. Un gran champagne en cualquier caso.

François Jobard Meursault 1er Cru Poruzots 2004

http://www.verema.com/vinos/45629-francois-jobard-meursault-poruzots-2004

Siempre hemos mostrado nuestras preferencias por los vinos de este elaborador, ya que trasparentan muy bien las características de sus terruños de origen y además responden a un estilo austero y lineal, muy de nuestro gusto.

En este caso hablamos de uno de sus pagos más destacables, una de las grandes viñas de Meursault, y de una añada que nos está dando muy buenos vinos blancos en Borgoña. Fiel a su estilo, este vino se presenta austero y mineral, con mucha elegancia y profundidad. Graso, poderoso, pero siempre vertebrado por una fina acidez y por su poderoso esqueleto. Muy buen vino sin duda. Lo cierto es que la mineralidad de su fabuloso Genevrieres nos convence algo más, pero este Poruzots no le va en absoluto a la zaga. La pregunta sobre el momento idóneo para consumir este tipo de vinos surgió y cierto es que en este caso hablamos de un vino joven, con mucho desarrollo pendiente, pero con el asunto de las oxidaciones…cualquiera se fía. Aún así, un Poruzots con 10 años o más y en perfecto estado debe ser una joya. Esperamos poder comprobarlo.

Roda I Reserva 1998

http://www.verema.com/vinos/12002-roda-i-1998

Esta es una de nuestras bodegas de referencia en la Rioja actual. Ya pudimos catar este vino hace unos años en una visita a la bodega y cierto es que ahora mismo está en un momento cumbre de su consumo. Ligeramente evolucionado, elegantón, manteniendo acidez, mostrándose con señorío, es un vino realmente encantador para comer con él y disfrutar de su compañía. Puede que no le quede ya mucha vida por delante, por lo que aconsejamos su consumo al quien tenga una botella, porque desde luego que no se arrepentirá.

Con este vino surgió el eterno debate sobre los estilos clásicos y modernos en Rioja. Al final la conclusión es que lo que importa es que los vinos sean buenos y Roda I siempre lo es. Por cierto, comentar que unos días después nos tomamos un Roda II del 2001 excepcional, equilibrado, joven, en un inmejorable momento de consumo. ¡Que bien trabaja esta bodega!

Leda Viñas Viejas 1998

http://www.verema.com/vinos/10298-leda-vinas-viejas-1998

La ocasión de enfrentar dos vinos representativos de nuestras DO más conocidas (aunque Leda no pertenezca a Ribera del Duero) y de una misma añada tenía su morbo. No esperábamos mucho de este vino por otras añadas que hemos probado, pero hay que reconocer que este 98 nos terminó sorprendiendo por su poca evolución, mostrándose todavía muy frutal, muy primario, incluso exuberante.

Sin ser el tipo de vino tinto que nos motiva en este momento, debemos reconocer que es un vino muy entero, con fuerza, con unas maneras bien domadas con el tiempo. Hubo quien prefirió este vino al Roda y hubo quien (nosotros entre ellos) prefirió el riojano. En cualquier caso dos estilos, dos formas de elaborar buenos vinos que a los 11 años se encuentran en perfecto estado. Así se deben hacer las cosas.

Château Duhart-Milon 2005

http://www.verema.com/vinos/45630-chateau-duhart-milon-2005

Continuando con la tanda de tintos, un Pauillac 4eme Cru classé perteneciente al imperio Lafite-Rothschild. Añada ya mítica en Burdeos, una de las mejores de las últimas décadas. La predominancia de la Cabernet (sobre el 80%) y la juventud del vino, nos hacían prever que estaría hermético y cerrado y desde luego que así fue.

Pero a pesar de todo ello, el aire y el tiempo nos iban diciendo muchas cosas sobre este vino. Sí, está joven, le cuesta revelarse, pero debajo de todo eso se advierte una fabulosa calidad de vinificación, una perfecta madurez de la uva y un cuidadoso trabajo con la madera. Elegancia bordelesa y clasicismo para un vino que en unos años dará importantes satisfacciones, porque lo que mejor puede hacerse por el momento es guardarlo.

Lo cierto es que la tanda de tintos fue quizá lo más flojo del día, aun así este magnífico Pauillac terminó resultando vencedor, aunque tras una importante dosis de aire para su apertura.

Confuron-Cotetidot Chambolle-Musigny 2005

http://www.verema.com/vinos/45641-confuron-cotetidot-chambolle-musigny-2005

Y si anteriormente habíamos podido comparar dos 98 de nuestras zonas de tintos más afamadas, ahora íbamos a hacer lo mismo con las dos zonas francesas de tintos de mayor importancia. Como contrapartida al Durart-Milon, en las copas aparecía este Chambolle-Musigny "villages" de Confuron-Cotetidot en una añada de gran calidad para los tintos Borgoñones.

Este es un fiel representante de su denominación, muy floral, muy sutil, muy, si cabe la palabra, femenino. Con acidez, con peso y con buena prestancia en boca todavía debe ir desarrollándose, aunque se le notaba un menor potencial de envejecimiento que a su coetáneo de Burdeos. En cualquier caso, uno de esos vinos ideales para iniciarse en una zona tan apasionante como Borgoña en general y Chambolle-Musigny en particular. Y que como es habitual en estos vinos, es un perfecto acompañante en la mesa.

Egon Müller Scharhofberger Spätlese 1999 (Subasta)

http://www.verema.com/vinos/45642-egon-muller-scharzhofberger-spatlese-subasta-1999

Con los postres volvemos a cambiar de registros, retornando a nuestra amada Alemania y a nuestra venerada Riesling. Y cuando hablamos del rey vinícola de Alemania hay que hablar de Egon Müller. Así pues, pongámonos firmes ante el rey.

En las copas, un Spätlese del 99 que tiene la particularidad de proceder de la subasta del Grosser Ring, lo cual le otorgaba una mayor exclusividad. Difícil evaluar este vino por su juventud, estos vinos necesitan muchas horas de aire para comenzar a dar todo lo que llevan dentro, aún así las sensaciones minerales y de terroir que consiguen los vinos del rey no llegan a ser alcanzadas por ningún otro. Y ese estremecedor equilibrio entre dulzura y acidez de sus Spätlese es un baile imposible de imitar. Una delicia de vino con todavía décadas de recorrido.

Digan pues todos conmigo: ¡Larga vida al rey!

Maximin Grünhauser Abtsberg Auslese 1994

http://www.verema.com/vinos/45644-maximin-grunhauser-abtsberg-auslese-1994

Otra delicia. Lástima no haber dispuesto de una buena batería de decantadores para dar a estos vinos ese aire que indudablemente necesitan, aún así, cuando servimos este vino, ya nos mostraba mucho de lo que tiene dentro. Potente, con las notas de hidrocarburos, frutas maduras, minerales y cítricas que uno espera de estos vinos. Con una estructura apabullante en boca, este vino nos encantó por su fuerza y su capacidad de expresión de terruño, no olvidemos que procede de uno de los grandes viñedos del Ruwer.

Había escuchado algunas voces discordantes sobre la calidad de esta añada, pero lo cierto es que la botella que nos tomamos estaba excepcional, incluso pensamos que podría tener una presencia de botrytis mayor, emparentándole en sus registros con un BA. Un soberbio vinazo que podemos comparar con otros Auslese del 94 probados, como el Wehlener Sonennuhr de JJ Prüm o el Hermannshöhle de Dönnhoff. En honor a la verdad, quizá quede un poco por detrás de ellos, pero no mucho más. Gran vino que disfrutamos como se mereció.

Schloss Reinhartshausen Hattenheimer Auslese 1971

http://www.verema.com/vinos/45645-schloss-reinhartshausen-hattenheimer-auslese-1971

Para finalizar nuestro baile con la diva, un Auslese de Reinghau de una de las añadas más importantes del siglo XX. La etiqueta de la botella está en mal estado y al corcho tampoco parece estar perfecto, aún así la primera impresión que nos da el vino es de verdadera antología. Nariz impresionante, llena de matices, compleja y profunda como pocas. En boca se le advierte un poco más cansado, algo falto ya de pegada, pero aún así resulta enormemente armónico, manteniendo acidez y dejando su impronta cítrica y mineral.

Teniendo en cuenta que no hablamos de un productor "top" de Reinghau y que la botella no tuvo una conservación ideal, cierto es que el vino dio la talla como un campeón y supuso un glorioso fin a nuestra dosis de riesling. Un lujo terminar con un vino de nuestra añada de nacimiento. Gracias Javier.

PX Viejísimo El Maestro Sierra

Como último vino, uno de los PX más importantes elaborados en Jerez. Después de una jornada con un número tan elevado de vinos y viandas dentro de nuestros estómagos cierto es que los vinos dulces del marco sufren. Son vinos densos y poderosos, con un algo grado de azúcares, con mucha complejidad en nariz, que requieren para su disfrute de otras puestas en escena, son vinos indudablemente más intimistas.

En cualquier caso, la vejez y el bajo grado alcohólico de este vino ayudaron a su disfrute, pero seríamos injustos si lo valoráramos en ese momento. Es sin duda un gran vino que no tomamos en el momento y en el día justo. Pero podemos confirmar que se trata de uno de los grandes PX Jerezanos, sobre todo uno de los más curiosos. Y es un vino muy viejo, realmente viejo. Un vino de meditación. No hemos redactado nota de cata, ya lo haremos en otro momento más apropiado. Este vino lo merece.


Bien, pues hasta aquí podemos leer, la sobremesa de después ya es una cuestión ajena al vino y al blog, digamos que fue una tarde-noche de lo más entretenido. No pudimos elegir un día mejor para celebrar nuestras 38 primaveras.

Y que las sigamos disfrutando con salud.

¡Feliz verano!

Saludos,
Eugenio Sáenz de Miera Arnau
(EuSaenz)
  1. #1

    oscar

    Y por muchas primaveras más Eugenio!!

    Menudos festivales os metéis entre pecho y espalda, así culaquiera está gustoso de cumplir años...:-))

    Me gustaría, algún día, debatir (con su correspondiente practica, por supuesto)sobre lo que dices de la longuevidad del riesling y la chenin. Menuda prueba!


    Un abrazo.

    OG

  2. #2

    Álvaro Cerrada

    Felicidades Eugenio. Nos llevamos pocos años! La verdad es que he disfrutado mucho leyéndote.

    un abrazo

  3. #3

    EuSaenz

    Gracias Oscar.

    Pues sí, esa cata y debate sería algo realmente interesante. Me encantaría poder probar un Auslese del 45 de un gran productor para poder comparar, pero superar a ese Huet me parece algo casi imposible. Peor bueno todo se verá…

    Un saludo,
    Eugenio.

  4. #4

    EuSaenz

    Gracias Alvaro. A ver si nos vemos un día por los madriles, que sé que vienes mucho….

    Saludos,
    Eugenio.

  5. #5

    HerrDirektor

    Gracias Eugenio por darnos a conocer esta pasada de cata aunque ya me pusiste los dientes largos el mismo día aunque fuera telefónicamente!

    Muy interesante este sekt del ’82, sin duda algo muy exclusivo para poder comprobar la tremenda longevidad de estos vinos.

    Respecto al Huet o un Auslese del ’45...je, je, sólo te diré que alguno que conoces pudimos comprobar el año pasado en las catacumbas de Basserman Jordan lo que puede dar de sí un "básico" de 1900...te aseguro que no me queda ninguna duda de que la Diva sigue siendo la reina!

    :-)


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