En los años que llevo metido en el mundo del vino, he escuchado muchas afirmaciones y no todas muy inteligentes. Una de ellas vino de un aficionado que decía que aprender de vinos puede ser contraproducente.
Una vez que hemos analizado el vino con la vista es cuando empieza la cata realmente, con la fase olfativa. Es mucho más que un mero análisis de aromas, porque por primera vez el vino va a ser capas de emocionarte.
Una vez que ya tenemos una idea muy general de como se elabora un vino, podemos empezar a sentar las bases de como apreciar las características que hacen que sea de verdad bueno. Me dirás que el gusto es tremendamente subjetivo, y que hacer una valoración objetiva es casi imposible.
Continuamos nuestro periplo por la elaboración del vino echando un vistazo a otros tipos de crianza, además de la más tradicional, que se elabora en contenedores de madera de roble francés o americano, de diversos tamaño.
Para que un vino pueda envejecerse, tiene que cumplir unas ciertas condiciones. La primera de ellas es que la uva sea de excelente calidad, de lo contrario el aporte de la madera anulará la fruta y obtendremos una de esas “ricas” sopas de roble tan frecuentes en algunas de nuestras denominaciones.
Al igual que en el caso de los tintos, hay un principio básico: para hacer un buen vino es absolutamente imprescindible disponer de uvas de calidad y sanas. No hay atajos para este principio, y normalmente las intervenciones para compensar la falta de calidad del fruto, desembocarán en vinos sin personalidad, y desde luego sin interés.
¿Es necesario saber el método de elaboración del vino para disfrutarlo? Te responderé a la gallega, pues si y no. Mi opinión es que el conocimiento mejora el disfrute pero tampoco es que sea necesario ser enólogo o pasarse la vida en la viña
Pocos de vosotros me recordaréis cuando hace seis años me di de alta en Verema. Ha llovido un poco desde entonces. El camino está siendo largo y apasionante, y es justo decir que muchos de los pasos que he dado se los debo a esta comunidad de apasionados por el mundo del vino. Aquí encontré mi grupo de cata, La Despeña, en cuyo seno he aprendido mucho de los que se, y sobre todo donde me