Cortesía de Bodegas Santander, "mi bodega de confianza", y en sus instalaciones de la valenciana calle Alzira, disfrutamos hace unas semanas de una cata de champagnes de Louis Roederer, entre ellos el celebérrimo Cristal.

Fue en realidad una "master class" en toda regla, a cargo de Jordi Monroig, de Primeras Marcas.

Comenzó Jordi -suelto, pedagógico y elocuente toda la noche- con un precioso audiovisual de la "Maison de Champagnes", como le gusta autodenominarse a esta empresa fundada en 1776 y propiedad de la misma familia desde 1819, en el que se explicaba su historia y peculiaridades, la variedad y procedencia de sus uvas, las características de sus viñedos, así como el mimado proceso de elaboración de sus prestigiosos espumosos.

Tras la citada proyección, Jordi nos dio unas breves pinceladas de en qué iba a consistir la cata, a qué nos enfrentábamos y qué nos podíamos encontrar, y pasamos ya, ansiosos todos, a la cata de las cuatro referencias que nos presentaban.

Hago seguir mis percepciones organolépticas sobre cada uno de ellas.  Al lío:

Louis Roederer BRUT PREMIER

60% pinot noir - 20% chardonay - 20% pinot meunier.

A la vista presenta un amarillo oro con destellos acerados. La burbuja, que es abundante y diminuta, asciende formando rosario.

En nariz encuentro frescura, complejidad y moderada intensidad, destacando las frutas blancas en sazón, vainillas, jazmináceos, frutos secos, bollería y ciertos toques cárnicos.

Cremoso, en boca es cremoso, con un punto vinoso. La burbuja, además de abundante y diminuta, es inconsistente por lo que facilita el trago. Balanceo perfecto ácido-amargo, ambos aparecen al final otorgando frescura.

Louis Roederer VINTAGE 2007

70% pinot noir - 30% chardonnay

Vintage = añada. Observamos que a partir de aquí desparece ya del coupage la pinot meunier, dejando el protagonismo a la pinot noir y la chardonnay, las reinas de Reims.

Amarillo oro que “oscurea” más que el BP, con destellos dorados

Profundidad en nariz, de similar complejidad y mayor intensidad, que debuta con unos deliciosos tostados tras los que se esconden frutas blancas más maduras. Aromas cárnicos más acentuados, pastelería, flores ajadas, fondo muy mineral.

En boca el carbónico está absolutamente integrado, divirtiendo y no molestando. Asciende la sensación de cremosidad, los tostados nos deleitan, la acidez marca con alegría. Potencia envolvente. Se despide con claros recuerdos de corteza de naranja.

Destacable longitud.

Adictivo.

Louis Roederer BRUT ROSÉ VINTAGE 2009

70% pinot noir - 30% chardonnay

Bonito color asalmonado atenuado, brillante, muy sugerente. Burbuja pequeña e integrada, como todos los Roederers.

La nariz, que ha ganado intensidad y mantiene complejidad, resulta de inicio golosona. Muy presente la pastelería y, antes incluso que las frutas, las flores, es marcadamente floral. Las frutillas son rojas, maduritas. Y nos falta por nombrar ese aire mineral y esos frutos secos que aparecen al final, quizás acompañados de leves ahumados.

El ataque en boca es, como sucedió en la nasal, goloso. Se percibe menor acidez y mayor dulzor. Más tostados, vinosidad y volumen que en los demás LR. La despedida es larga, marcando más acidez que cuando nos saludaba.

Louis Roederer CRISTAL 2006

55% pinot noir - 45% chardonnay

Y, por fin, llegó el "momentazo" de la noche, aquel champagne por el que la mayor parte de  los asistentes estábamos ahí, el mítico Cristal. Uno de los caros entre los caros. Uno de los conocidos entre los conocidos, uno de los deseados entre los deseados.

Amarillo dorado tamizado, me pareció muy clarito y brillante pese a ser un 2006. Se percibe más burbuja que en sus hermanos menores.

Nariz sutil, de media-baja intensidad y mucha complejidad, que arranca con unos claros minerales (metálicos). Tostados muy atenuados, aroma fino de rosas… Me resulta difícil arrancarle aromas a este mítico champagne. Al final le extraigo unas notas de manzana verde, de mandarinas y algo dulcecillo, tipo hinojo, vainilla…

En boca es amplio, sumamente elegante…. Pero no es lo que yo me esperaba. Tiene una frescura adolescente que agrada pero que sorprende encontrar ahí tan palpitante. Otra vez la manzana verde, las notas amables de cítricos, florales, y trazas de avellana muy agradables. La burbuja, todavía un poco revoltosa.

Notable persistencia.

Conclusiones

Repasando la cata, pero esta vez de un modo menos técnico y más personal y emocional...

Comenzó la misma con el Louis Roederer Brut Premier, un champagne que ya había probado en diferentes ocasiones y que me parece una de las mejores opciones en la franja en la que compite, que no es otra que los básicos de las grandes casas francesas; prosiguió con lo que a la postre sería mi vencedor absoluto y destacado, el Louis Roederer Vintage 2007, un pedazo de vino profundo, intenso, cremoso, con unos tostados de enloquecer; llegó el Louis Roederer Vintage Rosé 2009, comedidamente goloso y vinoso, un buen rosé a la altura de sus competidores; y la fiesta finalizó alcanzando su culmen con la salida a escena de la estrella principal, el Louis Roederer Cristal 2006 que para mí, lo digo sin medias tintas, supuso una decepción, supongo que influiría el maldito tema de las expectativas, pero es que de tan sutil que era casi tornaba a anodino... Ahora, eso sí, frescura absoluta, barruntando longevidad.

Surgió un interesantísimo debate en este momento entre los privilegiados asistentes a este evento, con opiniones para todos los gustos pero una de ellas fue factor común:

"Los Cristal hay que dejarlos largos años en botella para que manifiesten todas sus virtudes, para que adquieran el punto óptimo de consumo, para que sean Cristal de verdad. Catar un 2006 en el 2014 no es en modo alguno la mejor manera de disfrutarlo, hay que esperar unos cuantos, muchos, años más".

Yo, si me quisiera dar un capricho, no pagaría ni de lejos lo que cuesta un Cristal 06 (unos 200€), y sí pagaría, sin titubear, lo que cuesta un Vintage 07 (70€ aprox). El primero, hoy, vale menos de lo que cuesta; el segundo, hoy, cuesta menos de lo que vale.

Los que aún no se hayan adentrado en las hipnóticas aguas de Cristal, que no lo hagan con un adolescente, que debuten de la mano de alguno talludito. Ahí es donde desplegará toda su magia.

Dicen.

Pero si quieren gastarse menos dinero y disfrutar de un "pedazo de champagne", háganse con un Vintage de 6-8 años.

Digo.

Copyright © Aurelio Gómez-Miranda del Río