Maridaje de los vinos de la Bodega Numanthia en el restaurante Nuevo Molino

Comida maridada Bodega Numanthia en el Nuevo Molino

He tenido la suerte de poder acudir al restaurante estrellado  El Nuevo Molino,  a la comida maridada con los vinos de D. O. Toro de la  bodega  Numanthia Termes y licores junto a otros vinos de  LVMH, acaecido el día 25.04.12, en la comida del mediodía.

Tras una perfecta recepción, donde nos fuimos conociendo los asistentes (en total unos 18 a 20 personas), fuimos abriendo boca, papilas y estomago, con el saugvinon blanc y unos aperitivos como crema de hongos, gamba en tempura  y brandada de bacalao sobre un pan tipo cristal.

Tras llegar el último de los citados, pasamos a la zona del restaurante llamada la socarreña, acomodados en una mesa rectangular, donde tras una breve introducción del enólogo de la bodega, comenzó la función:

Ensalada de bacalao con setas, pimientos, patata y su pil pil: plato clásico del restaurante, que en más de una vez he oído a sus responsables que dada la gran demanda de los clientes habituales, no pueden retirar de la carta. También en más de una ocasión, creo que he comentado y en esta ocasión volveré e decir, que es difícil encontrar tan buen bacalao y tan bien tratado.

Se maridó con.

Cloudy Bay Saugvinon Blanc 2010: Presentado en magnum, dando  en nariz sutileza, con detalles de fruta en la boca, elegancia junto a una buena acidez, resultando en conjunto un vino fresco, largo con unos buenos matices y buen embajador de la saugvinon blanc.

Steak Tartar de lomo bajo, helado de mostaza y lazos de yuca crujiente: Cada día aprecio que se preparan, al menos por estas tierras, más Steak Tartar, pero amigos, este no es de los del montón. Preparado desde la cocina, se presentó  en tres porciones, colocadas a 60º en el plato, con el helado de mostaza acompañando. Nivel perfecto de fuerza de la preparación de la carne, junto a una indudable calidad de la misma, pero lo que más me cautivo fue el helado de mostaza, tenia un punto que le daba esa alegría al preparado, pero sin matar  ni enmascarar el mismo.

Se maridó con una vertical de:

Numanthia 2006, 2007, 2008, haciendo de entrada la observación que el año 2007 fue menos seco que los dos acompañantes.

Numanthia 2006: buena intensidad en la nariz, en la boca intenso, madera presente sin molestar y taninos redondos. En conjunto  redondo, con una buena boca y casi tan buena como la nariz, que necesitó su tiempo para manifestarse.

Numanthia 2007: menos expresivo en la nariz, con algo más de fruta, en la boca también potente, aunque mas equilibrado que el anterior,  resultando potente y elegante.

Numanthia 2008: buena nariz en intensidad, con fruta y detalles finos de madera compensados, apreciando en la boca potencia, con acidez presente así como los taninos bastante en primer término, aunque sin astringir. En resumen potente, brutal y con mucho que ofrecer  con el tiempo.

Paletilla de cordero lechal a la brasa con muesli: Siempre se ha puesto que “como el lechazo asado no hay”  si se hace en un  horno de leña castellano y  que la mejor pieza es la paletilla, considerando que, no son seguro comparables una forma de elaborarlo a la otra, esta estaba de 10 ¿quien da más?

Había que maridar y llego la joya de la bodega( palabras del enólogo)

Termanthia 08: en la nariz elegante y equilibrado, en la boca con cuerpo, cierta untuosidad, complejo, largo y elegante. Mi duda es ¿con el nivel que aprecié,  en este vino en que momento estará  al 100% de su rendimiento? , pero fuera de esta duda que me surge, como ignorante en el tema, solo apuntillar que es un gran vino, que por mucho que escriba, no voy a poder hacer justicia con él y lo mejor es, el que pueda, que lo pruebe.

Llego el postre:

Helado de whisky: así suena, con tal titulo, como que no es nada, pero para empezar su presentación fue muy especial, con el helado reposando en un recipiente sobre una lamina semirrígida transparente, portando el recipiente en el fondo, unos hielos supongo que con algo más, que cuando por un orifico el personal de sala echo el Whisky, se montó una nubecilla que me recordó  a las preparaciones de nitrógeno, impregnando al helado del licor. En cuanto  al helado con una cremosidad perfecta y el sabor a licor en su justa medida.

Se maridó el helado con Glenmorangie Original, del que puedo decir que en nariz era muy sutil y que le probé ligeramente en boca, pero que no me atrevo a poner detalles de su cata, pues si soy bastante ignorante en vinos, en Whisky…..

Café selección tambo 100% Colombia: saben ustedes que diferencia hay  entre un vino cualquiera de los de grandes superficies, sin pretensiones y los vinos que habíamos catado en la comida, pues figúrense la diferencia existente, entre el café que nos suelen poner en muchos restaurantes y este.

Y con los petit fours se sirvió: Ardberg ten, que solo probé en nariz, donde aprecie su gran poder y carácter.

Los compañeros que tomaron y entendían de Whiskys comentaban excelencias.

Los demás continuamos tras los cafés, degustando más Termanthia,  que se sirvió sin miramientos de cantidad, lo cual es un detalles muy de agradecer y un tanto  excepcional,  al menos en mi experiencia, en catas de este nivel e incluso de bastante menor .

¿Qué decir del servicio de la sala? Perfecto como siempre.

Dar las gracias públicamente a los responsables de la bodega, al responsable del restaurante, Rafael, a la responsable de sala,  Elvira y al personal de sala, del que solo sé el nombre de Pilar: gracias a todos.