Entrevista a Michael Mondavi, ponente de Fine Wine 2010 en la Ribera del Duero
Entrevista a Michael Mondavi, ponente de Fine Wine 2010 en la Ribera del Duero
Todo queda en familia
Michael Mondavi lleva en las venas la pasión por el vino de calidad. No en vano es el hijo mayor de Robert Mondavi, el pionero californiano que dio fama mundial al valle de Napa. El primogénito de la saga Mondavi fundó en 2004, después de que Constellation comprara la empresa familiar, Folio Wine Partners, una empresa dedicada a la exportación de vinos internacionales elaborados por pequeñas bodegas de carácter familiar.
Michael Mondavi visitará el 29 de Abril la Ribera del Duero para participar en Fine Wine 2010, el III Congreso Internacional de la Ribera del Duero que se celebra en Aranda de Duero los días 28, 29 y 30 de Abril (www.finewine2010.com). Hablará de su trayectoria profesional y, por su puesto, de los vinos de calidad.
¿Considera que la recesión económica ha traído consecuencias para los productores de vino de calidad?
No se puede generalizar, las consecuencias han sido diferentes en cada caso. Entre los productores internacionales que tienen una sólida reputación y cuentan con fieles seguidores la demanda sigue siendo fuerte. Pero sé que otros productores están viviendo la situación de otra manera, por no contar con el reconocimiento de marca sólida y / o un buen marketing, lo que ha ralentizado las ventas de sus vinos.
¿Están los consumidores comprando vinos más baratos? ¿Puede ser esa la tendencia a partir de ahora?
La gente está eligiendo vinos más baratos en los restaurantes. Sin embargo no le importa invertir más dinero en aquellos que disfruta en casa, con la familia o amigos. Por este motivo los restaurantes han optado por reducir sus márgenes de beneficio, que en muchos casos rondaban entre el 300 y el 400 por ciento. Esta tendencia es favorable ya que, gracias a internet, los consumidores ya saben lo que cuesta el vino, y también saben lo que el restaurante se está embolsando. Conozco dos restaurantes de Napa, el de Michael Chiarello y el Bistro Don Giovanni, que han aplicado técnicas para difundir el disfrute del vino, reduciendo sus beneficios o sirviéndolo por copas, y han conseguido que sus clientes no tengan que renunciar a este placer.
¿Cree usted que los productores internacionales de vino Premium comparten un conjunto común de valores?
Claro que si. Creo que al consumidor actual le gusta poner cara al vino, saber que hay unas personas que lo elaboran, que tienen una herencia y una historia familia, que han echado raíces y pertenecen a la zona dónde trabajan. Creo que las empresas familiares tienen hoy y tendrá en el futuro una gran ventaja sobre las grandes elaboradoras.
¿Es el mercado de los vinos finos una zona prohibida para las grandes corporaciones?
En mis años de trabajo en el grupo Robert Mondavi pude comprobar que los intereses eran muy distintos para nosotros, como familia elaboradora, y para los inversores. Teníamos distintas metas hasta el punto de que llegó un momento en que dijimos: "buscamos objetivos a más largo plazo, mientras nuestros inversores quieren resultados a corto plazo. Por lo tanto tenemos que volver convertirnos en únicos propietarios o vender la empresa". Con esto quiero decir que la empresa familiar puede elegir que hacer, tomar decisiones sin miedo cuando llega un mal año. Si la economía dicta que hay que bajar los s márgenes y gastan más en marketing y promoción, se hace.
¿Qué mercados de exportación le resultan más interesantes?
En Asia veo como foco principal de los próximos tres y cuatro años a los mercados de Japón, Corea y Hong Kong. Creo que China va a ser un destino interesante para los vinos de calidad, pero hay que ser paciente, será en un plazo mínimo de cinco a diez años. También la India ofrece grandes oportunidades debido al número de personas que han sido educados en el Reino Unido y los EE.UU. recientemente.
¿Está el buen vino convirtiéndose en el capricho de los inversores y los súper ricos?
Estoy muy preocupado por eso. Para mí, el vino sigue siendo una bebida para disfrutar. No es un perfume, ni se consume poco a poco de manera ostentosa. La gente tiene que poder consumir vino. Desafortunadamente algunos han alcanzado precios tan desorbitados que son inasequibles para el común de los mortales, se han convertido en un artículo de lujo para los muy ricos.
¿Cree que Robert Parker ejerce demasiada influencia en los precios?
Sin duda su influencia es enorme. Pero creo que el vino no es digital. Tiene un criterio interesante, un paladar coherente y me encantan sus comentarios. Me gustaría que la gente se centrara directamente en su estupenda descripción del vino, aprenderían mucho más. Una puntuación de 95 no puede decir que es un vino tiene cuerpo, es rico y elegante. Ocurre que muchas personas se decepcionan cuando prueban un vino al que Parker ha dado altas calificaciones, ya que ese vino no era lo que esperaban.
¿Qué mensaje pretende transmitir en Fine Wine 2010?
Los viñedos independientes y las bodegas de propiedad familiar van a ser los líderes en el futuro. Pero para competir tenemos que trabajar de manera interdependiente en marketing, ventas y relaciones públicas. Habrá que volcarse en proyectos relacionados con las investigación en el campo de la viticultura y la enología, también estudios de mercado y análisis. Sería muy positivo que veinte o treinta productores familiares se reunieran una vez al año durante dos o tres días para plantear estas cuestiones e intercambiar sus puntos de vista y experiencias. Creo que en los próximos años debe haber una estrecha colaboración entre las empresas familiares en la investigación, y comercialización y en materia de técnicas de venta de vino.
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Comparto plenamente sus teorías. Volvemos a nuestros origenes, como elaboradores de vinos, pero con un capital humano más preparado y conocedor de las nuevas tendencias del especifico marketing del vino. Ofrecer vinos premium con una alta calidad, pero con una gran relación calidad precio. Vinos muy buenos para el mayor número de clientes y elaborados por pequeñas bodegas famiares que miman y cuidan sus vinos, como si fueran sus propios hijos.