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Guinesslandia y los fish & chips

Cada oportunidad para cruzar el Atlántico y reencontrame con la vieja Europa es para mí una experiencia inolvidable. Quizá porque éstas no se dan muy seguido. Desde aquel Mundial de Fútbol donde Italia era el país anfitrión, en 1990, no había vuelto a Londres. Esta vez hice escala en Irlanda del Sur llegando a su capital.


Dublín es la tierra de Guiness, exquisita cerveza negra que me cautivo y que se puede disfrutar en todos los pubs en sus tradicionales pints. Muy recomendable en muchos casos donde la lista de vinos nos hace dudar.
El hotel Best Western Ashling muy cerca de la estación de tren, y a un lado del río Liffey, tiene un excelente restaurante. Chesterfield es su nombre, y aunque la lista de vinos es bastante regular, queda la opción de la Guiness.
La visita a la cervecería es obligada, sobre todo por la panorámica de la ciudad en el último piso, donde pueden disfrutar de un pint mientras contemplan el horizonte de Dublín.


Aunque sé que para muchos españoles ir al extranjero a comer unas patatas bravas o una tortilla, no es muy atractivo, el restaurante Salamanca se encuentra en el barrio medieval, en el corazón de Dublín. La comida es buena, aunque algo monótona, a casi todo le ponen una salsa de tomate, bastante mediocre. El jamón que nos sirvieron no era ni de lejos el que he comido en México. Aunque para comer buen jamón en México haya que hipotecar la casa. Acompañado de una media botella de Faustino VII, mala elección, es un vino que casi siempre tiene un tufo animal que no se limpia con nada. Cuestión de gustos. Muy cerca de allí está el restaurante Azteca, comida de inspiración mexicana, aunque lo más difícil como en otros países es conseguir la materia prima.


Cerca de la catedral de San Patricio, por cierto anglicana (en un país con mayoría católica), hay un restaurante que me habían recomendado; Bill & Castle, con un letrero que anuncia:"Gastro Pub & Beer Hall", comida comercial, ambiente relajado y carta de vinos aún más comercial. Pedí un Droppio - Passo 2007, vinificado con primitivo. Un vino correcto con bastante extracto y subidito de alcohol. El "dry aged Rib Eye" se pasó del punto de cocción y perdió suavidad si es que alguna vez la tuvo. Durante el viaje, en términos generales, la carne es buena, pero el pescado es mejor. Así que recomiendo que pidan pescado en todas sus presentaciones. Los tradicionales fish & chips, son de lo más popular así como informal.


A Londres llegué con el propósito de encontrar tiendas y bares de vinos. El comercio de vino en Inglaterra tiene varios siglos de historia, no se comprendería el Oporto, los Madeiras y los Burdeos sin la intervención de los ingleses. Es además el mercado de vinos más importante del mundo. Así que mis expectativas eran muy altas. Quien piense encontrar una tienda de vinos en cada esquina, se llevará una decepción. Mi encuentro con las tiendas, fue en parte, gracias a las recomendaciones de Jake Crimmin, sumiller del Gaucho, excelente restaurante de carnes argentinas en el corazón de Picadilly, cuya carta es exclusivamente de vinos argentinos.

Covent Garden, zona comercial y de restaurantes muy cerca de Westminster, merece una visita. Entre todas las opciones nos decantamos por el restaurante Futton's. El hambre fue la principal causa de nuestro ingreso a este amplio y acogedor restaurante. Con varios pizarrones anunciando la comida y el vino, probé un Cremant de Bourgogne Rose, de esos vinos que se quedan en la memoria. Fresco, mineral, seco y con notas de fresas silvestres. No sé más, ni marca ni añada, si es que la tenía. Seguido de dos tintos bastante opacados por el espumoso. Unas deliciosas costillas de cordero saciaron mi apetito. El copeo es una opción interesante.


El Museo Británico, merece no sólo una, sino varias visitas, sobre todo para admirar el vasto arte helénico que se expone en sus grandiosas salas. A la salida caminamos a la estación del metro, pero no pudimos resistir entrar al restaurante Bloomsbury St. Lugar refinado y sobrio, sin muchos rebuscamientos igual que su cocina. Merece la pena. Ese mismo día, después de la foto con el Puente de La Torre de fondo, aproveché para dejar a mis mujeres (esposa e hija) no vayan a pensar mal, en un moderno café de la zona.


Dos de las tiendas se encuentran cerca del Puente de Londres, la confusión de puentes hizo que caminara unas cuadras de más. Enclavadas entre callejones medievales, son dos tiendas muy distintas. Una es pequeña y celosamente cuidada por su dueño (eso parece) se trata de Bedales. La otra es grande y moderna con un wine bar enorme en la entrada, Vinopolis. Pero en ninguna de las dos gaste mis pocas libras que me sobraban.


Fue al otro día en la zona de Green Park, cerca del majestuoso hotel Ritz, en la calle de St. James. Berry Bros. & Rudd, casi hace esquina con Pall Mall. Una tienda más vieja que el propio Museo Británico. Los buenos precios no son su fuerte, pero el solo hecho de entrar y pisar sus viejos pisos de madera así como observar algunos objetos antiguos a la entrada, son una experiencia diferente. Su espacio reservado para los wiskys no podía faltar, como en las otras tiendas que visité. Ésta era la oportunidad de hacerme de unas botellitas, apenas tenía un par de horas para llegar al hotel recoger las maletas y volar a Dublín. Mi inclinación por los Borgoñas hizo que le pidiera consejo a Matthew Forster, un joven muy comprometido con lo que hace y dispuesto en todo momento a ayudar al cliente. Borgoñas de entre 25 a 40 £. Fueron mi blanco, aunque también compré un Sancerre y otras cosas que más tarde colgaré en vinos catados.


Tres días en Londres son sólo un suspiro, y si sumamos el mal clima, harían falta varios meses para recorrerla y conocerla más de cerca.

 

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  1. #1

    ramico

    Querido Benjamin, no es que no sea atractivo para los españoles ir al extranjero a comer bravas o tortilla, es que seria una soberana estupidez. Y si quieres comer bravas, tortilla o jamon y beber riojas, me puedes decir que demonios haces en Dublin????

  2. #2

    BenjaminBerjon

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    El restaurante tenía buena pinta, y ya era hora de comer. Tampoco creas que fui exclusivamente a Dublín a comer patatas bravas. También entré a uno de comida mexicana, en los viajes se hace de todo, aunque sólo sea comprobar que no vale la pena.

    Saludos

  3. #3

    ramico

    en respuesta a BenjaminBerjon
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    Solia ir por motivos de trabajo, y raro era el día que no acababa con un sandwich y una rubia (cerveza, mal pensado:)))) como todo condumio, la Guiness no me gusta. Asi que no me hubiesen venido mal esas bravas.

    Dublin, Irlanda en general, no es de mis sitios favoritos, gastronomicamente hablando. Salchcias, bacalao frito, judias, bueno, se salva el salmon:)))

  4. #4

    Jeronimo

    De acuerdo con Ramico, cuando visito algún país extranjero o incluso alguna región dentro de España, me gusta probar la comida local.
    Pero en tu caso si vives en Méjico, puede tener cierta lógica el querer probar comida española, sobre todo teniendo en cuenta como se come en las islas.
    Un saludo.

  5. #5

    BenjaminBerjon

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    Siempre lo he dicho, no hay como probar la comida auténtica de cada país. Y para ir más lejos nunca llamaría comida española a la comida que se hace fuera de España, creo que sería mejor llamarle comida de inspiración española. Por cierto aquí en México hay buena comida "de inspiración española". En Inglaterra hay una gran demanda de comida india, por desgracia no visité ningún sitio.

    Saludos

  6. #6

    Jeronimo

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    De eso me he quejado más de una vez, a diferencia de los italianos, chinos e incluso los norteamericanos con sus burgers, que siempre mantienen una línea de calidad muy similar, buena o mala según los casos y los gustos, la restauración típica española en el exterior siempre se ha caracterizado por sus tapas y paellas incomibles.
    Supongo que habrá excepciones, pero los pocos que he conocido son de ese tipo.
    Me explico, tú pides una pizza margarita, un rollito de primavera, o un “MCloquesea”, en cualquier lugar del mundo y sabes lo que puedes esperar, en cambio, si pides una paella por ejemplo, nunca sabes lo te pueden traer.
    En un restaurante de Bélgica anunciaba “Paella de Bogavante” = Arroz blanco, con un bogavante hervido encima.

  7. #7

    Jeronimo

    en respuesta a BenjaminBerjon
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    Por cierto, en la actualidad cuando viajo a Londres suelo comer alguna vez en los chiringuitos Pakistanís.

  8. #8

    Obiwan Ferran

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    Pues sí, yo Irlanda tampoco la recordaré por su gastronomía precisamente. Por cierto, entre las especialidades te has olvidado el "chicken breast" que es un clásico irlandés donde los haya. Saludos,

    Ferran

  9. #9

    Ingrid Pistono

    en respuesta a Obiwan Ferran
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    Me quedo pasmada, en el Reino Unido en general se come mal. Inglaterra no cuida su gastronomía y la clase media no tiene ni idea de vinos (Por cierto, lo venden con tapón de rosca en los supermercados y te lo ofrecen con ese mismo tapón en la mayoría de los restaurantes)
    En Londres, por cosmopolita, se puede comer bastante decente comida pakistaní, India y, por supuesto, china.
    Discrepo con Jerónimo: Igual de malo suele ser el burger, el chino y el italiano. Dudo que los ciudadanos de esos países conozcan el tipo de comida que se vende en la mayoría de estos locales.
    Por mi herencia italiana, te aseguro que el italiano típico nada tiene que ver con lo que comes en Italia.
    Lo que venden por el mundo como mejicano nada tiene que ver con la excelente y variada comida de este país.
    Quizá lo único que sabe a Mc algo, sea lo que venden en los MC algo.
    Tratar de comer español en Europa es una tarea árdua, pocos restaurantes consiguen imitar nuestra gastronomía.

  10. #10

    BenjaminBerjon

    en respuesta a Ingrid Pistono
    Ver mensaje de Ingrid Pistono

    Ingrid:

    Un poco tarde pero... Lo dicho, para comer cosas típicas hay que ir al país de origen. Los ingleses no pasan de sus sandwiches de pepinillo, pero la comida en restaurantes de lujo es buena, además la oferta de vinos en las tiendas es espectacular. Es el mercado más grande del mundo. Aunque estando en Nueva York no le pide mucho.

    Saludos


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