Peña La Verema

Los vinos de Toro siguen en alza

Que Mantequerías Castillo es lo más parecido a una sede casi estable para nuestras catas no es ningún secreto. Por tanto, si Vicente Castillo era el organizador de esta cata 107 de La Verema, comentar la sede creo que es algo estéril y gastar letras y vuestro tiempo inútilmente.

Fue una cata de gran nivel y, cosa curiosa, así unánimemente aceptado por todos los asistentes a tenor de las excelentes puntuaciones obtenidas por todos los vinos. Tres de ellos alcanzaron notas superiores a 8 y pasan a estar entre los cinco primeros en nuestra clasificación particular; el cuarto tampoco quedó a la zaga ya que alcanzo un 7,76. Si además los vinos, gracias al esfuerzo -fructífero- de Vicente, son muestras enviadas por las bodegas, el coste cero acabó por endulzar todavía más la noche. Es justo agradecer el detalle a las tres bodegas españolas y al distribuidor Comercial Negrini.

El ganador de la noche resultó ser un vino de Toro. Parece que se confirman las expectativas creadas en tierras Zamoranas. Toro ya no es una promesa de futuro sino que comienza a ser una realidad tangible con vinos de altísima calidad, lo que demuestra que aún existen zonas nuevas en viejas regiones donde elaborar vinos, a precios no explosivos, con una filosofía de seriedad y calidad.

El Gran Bajoz 1999, el único decantado, es un vino con una frescura y potencia de frutas rojas, frambuesa, regaliz explosivo, pero perfectamente matizado por la madera; su originalidad creo que fue lo que más sorprendió.

Cerca, muy cerca, casi, o sin casi, al mismo nivel de puntuación estuvieron dos vinos que no necesitan presentación alguna: Caus Lubis 1996, que durante mucho tiempo fue la mejor y casi única representación de la variedad merlot cultivada en España (ahora ya tiene competidores), y Torre Muga reserva 1998, todavía no en el mercado, un extraordinario exponente de los nuevos aires de Rioja de una bodega clásica. Tradición y modernidad al mismo tiempo.

Un notable alto obtuvo el 100% sangiovesse, Montesodi 1998 de Chianti Rufina. Más que interesante vino italiano que completó y redondeó una excelente noche de cata.

 

Notas de cata

Gran Bajoz 1999

Rojo cereza con ribetes violáceos, media capa. Poderosa nariz en la que destacan los torrefactos y café, pero donde también está presente la fruta: ciruelas. En boca es gustoso y equilibrado, y encontramos fruta roja, frambuesa y regaliz. Caus Lubis 1996

Rojo picota ribete teja, cubierto. Magnífica nariz: tostados, cuero, balsámicos, mineral, madera nueva y algo de pimiento. En boca se muestra como un vino de largo recorrido, con un final algo amargo, y cierta acidez. Torre Muga Reserva 1998

Picota oscuro, cubierto. Algo cerrado en nariz al principio, pero sólo al principio ya que acaba cautivando. La vainilla, madera nueva y los tostados no empañan la fruta. En boca es largo y elegante. Montesodi 1998

Rojo picota muy intenso, cubierto. En nariz no destaca mucho: notas florales, mentolados, y algo de mineral. En boca muestra cierta aspereza, y persisten las notas minerales y de tierra, acompañando notas balsámicas.

 

La noche prosiguió deparando sorpresas. Fruto de una reciente visita a la ciudad de Estambul y buscando promover el juego adivinatorio de un vino turco absolutamente desconocido, Roberto e Iñaki nos ofrecieron, tapado, un Villa Doluca 2000, un vino joven de no excesivas pretensiones y resultados aceptables. ¿Varietales? Cinsault, Carignant, Alicante y Öküzgözü. Alguno puede resultar conocido, pero otros ...

Pudimos degustar durante la cena dos riojas ecológicos cortesía de Luís, un compañero habitual del foro de verema.com, de Bodegas Navarrsotillo: Comisatio 2000 y Magister Bibendi 1999. El primero un vino joven, aunque con cuatro meses de barrica, con una buena nariz y el segundo un crianza. Ambos vinos muy correctos, y con un paso en boca agradable.

Dos botellas más concluyeron la velada. Mad Fish 1999, un shiraz australiano de menor calidad que los recientemente probados y un Clos Martinet 1998. Este último fue jarreado y obligado con algo de violencia a mostrarnos todas sus esencias. Aún así tardó en abrirse, pero como contrapartida, durante todo el día siguiente el Clos Martinet permaneció en la boca, en la garganta y en el retronasal. ¡¡Uf!!

Siempre nos colamos al hablar de la última botella. La última corresponde casi siempre al Brut Nature de Agustí Torelló. Esta vez también, y acompañando la torta de Allariz con chocolate.

Para terminar, hay que desmentir rotundamente el rumor que ha circulado entre algunos miembros de nuestra peña. Se ha dicho que Vicente se volvió loco después de media noche y nos abrió un Vega Sicilia de milnovecientos y no mucho. Nada más lejos de la realidad, se mantuvo en su sitio guardando con celo las botellas que constituyen una constante tentación a nuestro alrededor. Probablemente se trataba de un puyazo a aquellos que suelen desaparecer en primer lugar.


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