Peña La Verema

Vinos blancos jóvenes gallegos del 2000

Ya nos lo decía Javier de Castro, el responsable de turno de esta cata 106 de la peña La Verema: "Parece mentira, pero hacía un año o más que no disfrutábamos de una cata de vinos blancos". Después de transcurrir, enológicamente hablando, los meses de calor a base vino tinto, por fin alguien se decidió a no dejarnos sin esa cita anual con los vinos blancos. La explicación para todo esto es posible que sea nuestra querencia al "rojo" tal como apuntaba Javier.


En cualquier caso, bienvenida sea la iniciativa: vinos blancos jóvenes, vinos de Galicia, de cuatro zonas bien diferenciadas, vinos frescos y aromáticos, vinos de bodegas relativamente jóvenes, bodegas que trabajan con varietales de la zona y que en muchos casos los han impulsado o ayudado a recuperar de forma decisiva. ¿Búsqueda de la tipicidad se llama éso? Me gusta ese camino.

Como se ve por las puntuaciones de arriba y por los comentarios de más abajo, los vinos resultaron de muy buen nivel en líneas generales. Destacó por encima de los demás Pazo de Señorans. A pesar de la gran influencia climática que caracteriza el devenir de los vinos gallegos, este albariño joven, elaborado en la bodega del mismo nombre sita en un histórico pazo del siglo XVII, suele ser una apuesta segura.


Enorme igualdad entre todos los vinos, y casi insignificante entre el D.O. Ribeiro de Viña Mein y el D.O Monterrei de la bodega del diseñador Roberto Verino, Terra do Gargalo. O lo que es lo mismo, enorme igualdad entre dos vinos de iguales varietales, treixadura y godello, en al menos el 80% de su composición.

 

La cena empezó por cauces poco, o más bien nada, habituales en Mantequerías Castillo. Y es que Javier se preocupó de redondear la noche gallega con una excelente muestra de su gastronomía a base de ostras y percebes. Javier nos demostró lo que es responsabilizarse hasta el último detalle de la organización de una cata: aprendamos todos la lección.


A pesar de la resistencia de las ostras a ser profanadas, fueron igualmente dadas de baja de este mundo al ritmo que marcaban los chorritones de los percebes al ser abiertos, y en compañía de algunas más que interesantes botellas de vino blanco: un sorprendente albariño "de autor", Aquis Celenis 1999 (D.O. Rías Baixas); un coupage de verdejo y sauvignon blanc fermentado en barrica de la D.O. Rueda, Catalina de Mercado 1999; un vino que es ya casi un clásico, Viñas del Vero Chardonnay 2000 (D.O. Somontano); y uno de los mejores blancos fermentados en barrica españoles (es una opinión), Belondrade y Lurton 1999 (D.O. Rueda).

La noche continuó por cauces, si bien no cotidianos, nada ajenos al espíritu de nuestras reuniones, y, no nos engañemos, de cuando en cuando necesarios: fuimos degustando vinos que surgían, por supuesto de la estantería de la tienda que nos acogía, pero también de la inquietud de alguno de los presentes por probar cosas nuevas. Esta noche se llevó la palma Vicente Castillo, inquieta noche la suya donde las haya, que nos hizo discurrir por una magnífica selección de vinos tintos. Tintos, sí, al final pudo con nosotros la querencia.


En primer lugar probamos un Kalimna Bin 28 shiraz 1998 (Bodegas Penfolds, Australia). Impresionante shiraz, de enorme elegancia y muy sabroso en boca. Sin llegar a las 4.000 ptas., su relación calidad/precio no es nada desdeñable ¡Que vienen los australianos! diría aquel en algún que otro "foro".

A continuación un Embruix 1999, magia mineral de fruta madura y de madera nueva, mucha madera nueva. La bodega Vall-Llach del Priorat, de manos del cantautor Luís Llach sigue impulsando nuevos proyectos en su pueblo natal, Porrera, ofreciendo interesantes propuestas de manos de su enóloga Sara Pérez. Un vino a seguir en el tiempo.

Cerró la noche el Numanthia 1999 (Bodega Vega de Toro de la D.O. Toro), segunda cosecha de este vino de la familia Eguren (Sierra Cantabria, San Vicente). Un vino denso, madera perfectamente integrada, cereza negra, goloso, muy goloso, aunque no podemos compararlo con la ya famosa anterior añada del 98 porque no la probamos. Este vino motivó opiniones diversas sobre la idoneidad del momento en la que iba a ser abierto. En cualquier caso, un excelente vino, y con un voto por mi parte a favor de su degustación. Si no fuera por estos ratitos ...

(c) Iñaki Blasco, 2001


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