Peña La Verema

La D.O. La Mancha planta cara

Cata nº101 de La Verema. Siempre es un compromiso organizar la cata posterior a la celebración del aniversario. Permanecen los recuerdos de grandes vinos todavía muy vivos en la memoria olfativa y gustativa, esa que hay que ejercitar y cuidar al máximo, esa que imprime los retratos que nos servirán en el futuro para poder comparar, para encontrar similitudes o dibujar simas profundas e infranqueables entre unos vinos y otros.

Toni salió más que airoso del envite. La cata se planteó casi como un enfrentamiento dos a dos: meseta norte frente a meseta sur, crianzas cortas frente a crianzas de alrededor de un año, denominaciones de prestigio frente a denominaciones que lo buscan. Se rompió ese equilibrio en la cuestión de los varietales: tres tempranillo, tinta del país, cencibel, lo mismo da, frente a un mayoritario de cabernet. Ganaron las primeras.

Si como resumen tuviera que destacar algo de la cata fue la más que grata sorpresa del vino de la D.O. La Mancha, Casa Gualda selección 1998 C&J. Un excelente vino que demuestra que se pueden obtener grandes resultados si hay preocupación por hacer bien las cosas. Es por ello que le hemos cedido el titular de esta crónica, por delante de otros dos vinos que fueron mejor puntuados, aunque fuera a escasa distancia: La Vicalanda de Viña Pomal, un buen vino que apunta el resurgir de esta histórica bodega en manos de José Hidalgo y el grupo Codorniu, y Monte Villalobón, cuyo peor defecto sea probablemente su relación calidad-precio.

La Vicalanda de Viña Pomal reserva 1996
Rojo picota. Un poco cerrado en nariz al principio (quizás hubiera necesitado decantación), pero que a medida que se abre nos muestra matices de ahumados, vainilla, y lácteos. En boca es suave y amable. Un vino redondo.

Monte Villalobón 1998
Color rubí oscuro de media capa. Nariz poderosa y expresiva: pimienta verde, floral, ahumados y especias. En el paso por boca denota buena estructura, es sabroso y equilibrado.

Casa Gualda selección 1998 C&J
Rojo picota oscuro bastante cubierto. La nariz se llena de aromas de arándanos y de violetas. En boca es tánico, y con cuerpo.

Viña Albali cabernet-tempranillo reserva 1997
Color rojo rubí muy abierto, pálido. En nariz es suave, sutil, casi etéreo. En boca es ligero, bastante corto, y falto de expresión.

 
Después del tradicional recuento de puntuaciones y lectura de notas de cata en voz alta, procedimos a dar cuenta de la cena, improvisada sobre la marcha por Vicente Castillo al contrario de lo que nos tiene habituados. Hay que decir que con el amplio abanico de posibilidades que ofrece Mantequerías Castillo, no resulta muy complicado improvisar una estupenda cena. Los vinos para acompañar la cena escogidos consecutivamente a medida que transcurría el ágape, superaron todas las expectativas de la propia cata y de los allí reunidos. Es de esas ocasiones que valoras positivamente, desde el punto de vista económico, la pertenencia a una peña enológica (de cata de vinos), pues los precios de algunos de los vinos hacen complicada (al menos a mí) su adquisición en el ámbito particular: Leda 1998 está alrededor de las 5.000 ptas, Mauro vendimia seleccionada por las 8.500 y Alenza 1996 entre 6.500 y 7.000. Son vinos en los que no cabe hablar de relación calidad-precio, no es el momento, y que merecen una descripción un poco más detallada de lo habitual en lo que se refiere a vinos no catados de una manera "oficial" por la peña. Los vinos degustados a lo largo de la velada fueron:
Leda Viñas viejas 1998
Según la revista "Sibaritas" el mejor vino del año. Elaborado en Tudela de Duero, pero fuera de la D.O. Es un proyecto de jóvenes enólogos de la región entre los que destacan Alberto García (hijo de Mariano García de bodegas Mauro) y César Muñoz (bodegas Montebaco). Procede de viñas viejas, más de 50 años, buscadas a lo largo y ancho de la Ribera del Duero. Es un vino de color cereza muy intenso, aromas poderosos de tostados y recuerdos minerales. En boca los taninos se mastican, es denso y largo; y todavía joven.
Barón de Magaña Finca La sarda 1997
Por consejo de Vicente nos fuimos después a buscar un vino navarro que no desentonó: nariz donde destacan las notas minerales y de grosella, sabroso y sutil en boca.
Mauro vendimia seleccionada 1996
El 5º según los mejores vinos del año de Sibaritas. A mí me pareció, no ya un vino, sino un vinazo. Hacía tiempo que un vino no me impresionaba de semejante manera. Desde luego el mejor de toda la noche: cereza intenso, aromas potentes y complejos, boca amplio, carnoso, equilibrio perfecto entre fruta y madera.
Alenza 1996
Alejandro Fernández sigue haciendo maravillas en su finca de Condado de Haza (su crianza es difícilmente superado por su relación calidad-precio). Esta maravilla de reserva es de color cereza intenso, nariz portentosa de torrefactos, en boca es muy sabroso, con taninos bien maduritos.
 
Y así de esta manera, disfrutando con esas maravillas, se acabó lo que se daba. Faltaba discutir de cuestiones de orden interno de la peña, pero aquí ya no cabe más.

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