Peña La Verema

Menorca: S'illa d'es vent

La llegada...

El avión se balancea, se estremece, cruje por todas sus juntas; de repente, parece precipitarse en el vacío al mismo tiempo que el estómago se abre camino por debajo del esternón. Pero no, por esta vez el avión no va a caer. Las alas van desfilando alternativamente por las ventanillas de ambos costados del avión; es un mecer que no adormece, acongoja. El pánico ha invadido hace ya rato los rostros. La voz de la azafata comienza a sonar por los altavoces, en un momento en el que más que tranquilizar, asusta, y uno se teme que anuncie lo peor.

Menorca

- Señoras y señores pasajeros, el avión va a estrellarse sin remedio. ¡Sálvese quién pueda! Sin embargo, el comienzo de su breve discurso no puede ser más tranquilizador.

- Señoras y señores pasajeros, dentro de unos momentos tomaremos tierra en el aeropuerto de Menorca. Asegúrense que el respaldo de su asiento está en posición vertical, el cinturón abrochado y su mesa sujeta. El comandante y toda la tripulación esperan hayan tenido un vuelo agradable y confían en verles nuevamente a bordo.

Nadie le cree, y todo el pasaje se ha puesto a gritar después de que el avión convulsionara varias veces durante la intervención de la azafata. Por el ventanuco que hay a nuestro lado observamos a los árboles aplastados contra el suelo, parecen estar reverenciando a no sé que extraña divinidad. Uno lo creía ya imposible, pero da la sensación de que vamos a tomar tierra; en el último momento el avión acelera, se deja caer casi en picado y aplasta sus ruedas contra el suelo. Cerrada ovación, besos y abrazos generalizados. Hasta no haber descendido y haber puesto los pies en el suelo no comprendemos qué fuerza extraña ha estado jugando y guiando a su antojo el devenir de aquel avión,

¡Bufa Tramontana!

Llegando a Menorca, lo que es llegando, mejor que llegar, resulta más gratificante hacerlo en barco por cualquiera de los dos extremos de la isla. Por Ponent, a Ciutadella, capitalidad perdida a causa de los ingleses. Y de su puerto. Pequeño puerto natural, precioso y recogido. Por Llevant, a Maó, capitalidad encontrada a causa de su puerto. Y de los ingleses, precisamente. Pedazo de puerto natural.

La entrada al puerto de Mahón bien vale la pena hacerla en barco, no importa que sea con Trasmediterránea, es todo un espectáculo para no perdérselo.

La gente...

Tot menys apurarse es el lema de los habitantes de la isla. Déjate las prisas en casa, aquí no sirven. Déjate también el bañador si vas en verano..., son tolerantes.

El mar...

La costa Norte de la isla es una zona muy castigada por el viento y por el mar, y se deja notar en el paisaje.

Hasta cala Pregonda tienes que ir caminando desde Binimel·lá , no te queda otro remedio. La reconocerás porque una barrera de rocas delante de ella quiere protegerla de la Tramontana. Cavalleria ni lo intentó, ¿para qué protegerse de lo irremediable?. Es la playa natural del pueblo de Mercadal, o sea, que mejor no vayas en Domingo. Cuando vayas dirígete a la zona nudista, y allí podrás darte un baño de barro.

Cala Tortuga consiguió esconderse tras el lunático paisaje del faro de Favaritx. De todas formas, aquí siempre sopla el viento, y alguna vez te tiene que tocar... Algaiarens, la Vall, es de las calas del norte de la isla, la más señorita, tiene pinos que le hacen sombra. Y sólo pueden entrar doscientos coches al día. Y además pagando.

- ¡es que es del señor marqués!

- Ah bueno. En el Sur hay muchas a las que les dicen vírgenes, pero hay una que lo es más que ninguna; Son Saura es de arena blanca como la sábana...

Son Bou es la "playa" de la isla; lo mejor es alejarse caminando por la orilla hasta estar al abrigo de las dunas y perder de vista dos gigantescos hoteles que la cadena "Sol" construyó en esta magnífica playa. Son dos heces urbanísticas y ecológicas que habría que demoler; quizás porque en Menorca no es lo más frecuente es por lo que este tipo de salvajadas llaman más la atención.

Retomando el tema, Son Bou permite a aquellos que quieran liberarse de las ataduras del bañador, disfrutar de un baño de aguas de mar como Dios manda, o por lo menos como debió mandar en algún tiempo, y además, hacerlo desde el anonimato que proporciona una larga playa, y que una pequeña cala puede que no ofrezca a los más pudorosos.

Entre ambos "Sones", puedes disfrutar de esencia del Mediterráneo en estado puro. De izquierda a derecha según el mapa, de ponent a llevant, Cala d'es Talaier, Cala en Turqueta, Macarella y Macarelleta, Mitjana, Trebaluger, Fustam y Escorxada; arena, rocas, pinos, y mar. Y nada más.

- ¿Para que más?.

- Para nada.

- Pues eso.

Para hacer este recorrido lo mejor es alquilar una barca en Cala Galdana, a los piés de otra hez de la cadena Sol (¿vais comprendiendo mi manía por estos señores?). En los últimos años lo que está ocurriendo es que los señoritos que poseen el acceso por tierra a estos lugares cobran por pasar, siempre, claro está, con el consentimiento del ayuntamiento conservador de Ciutadella. Por ello es más recomendable todavía recorrer este trozo de costa en barca.

En Menorca, además, cada uno tiene su roca particular, su lugar de recogimiento, de lectura, de buceo y de meditación. Yo la encontré en Binissafua, pero no os diré exactamente dónde; los paraisos personales los encuentra uno mismo, y no se enseñan, no por desidia, sino porque al resto de la gente le motiva bastante poco estas cosas del uno mismo de los demás.

El comer...

La quintaesencia de la gastronomía de la isla es la caldereta de langosta. Dicen que el rey se la come en Fornells, pero seguro que porque lo invitan, ya que tanto "Es Plá" como "Es Cranc" pugnan por ser la cima de la caldereta tanto en su elaboración como en el precio que cobran por ella. Si no puedes sustraerte a los encantos del sabroso suquet que proporciona la langosta y que dicen que el rey se come en Fornells porque seguro que lo invitan, tu cartera te lo agredecerá si lo haces en cualquiera de los buenos restaurantes que hay en el puerto de Mahón (Rocamar, Gregal, Marivent, Club Marítimo). La cartera también temblará aunque con menos oscilaciones.

Nunca me han convencido los restaurantes de cocina típica menorquina que aparecen en muchas guías. Una selección personal podría ser comer escupinyas (un pariente cercano de la almeja en el Café Balear de Ciutadella, raons (un pequeño y sabroso pescado difícil de encontrar) en el Trebol de Cales Fonts (Es Castell), y cualquier pescado fresco en alguno de los restaurantes del puerto de Maó que ya hemos comentado.

Casa Pilar en Maó, La Caraba en S'uestrá (Sant Lluis), y Ca'n Olga en Mercadal, son tres magníficos restaurantes que combinan productos y adaptan recetas típicas de la isla con bastante imaginación y gusto. Además, están ubicados en casas típicas menorquinas de paredes encaladas. Recomendables (como diría un conocido semanario, "con encanto especial").

Regresarás...

Menorca, hay por lo menos dos diferentes e imprescindibles. Una es la de color azul turquesa, entre Mayo y Junio, es la que está bañada por el mar. En verano también existe esta Menorca pero con mucha más gente.

Hay otra entre Diciembre y Marzo, aturdida por el viento, toda ella verde, como una brizna de hierba en mitad del mar.

Si quereis un consejo no hay que perderse ninguna de las dos.

A Menorca se regresa, o por lo menos se desea hacerlo, ya lo dice una canción popular menorquina:

...jo voldría tornar a Menorca, sa blanca Menorca

jo voldría tornar a Menorca, sa meva Menorca...

Texto originalmente publicado en marzo 1997


Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar