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Fira del Vi de la Terra Alta

Los pasados días 8 y 9 de mayo, en el Pabellón Municipal de Batea se llevó a cabo la IV Feria Comarcal de vinos de la D.O. Terra Alta y allí nos dirigimos el viernes 7 un servidor y Álvaro Cerrada. La Feria, que contaba con la participación de 20 bodegas de la D.O., se ha vestido este año de gala con su nueva ubicación y con su cambio de fechas hacia días más proclives a atraer visitantes de fuera.

El día ocho, de buena mañana nos recibieron a nuestra llegada a Batea dos de los miembros del comité organizador, Nurial Altés y Juanjo Galcerán y nos dirigimos al pabellón para la inauguración de la Feria, que llevó a cabo el Excm. Conseller d’Agricultura, Ramaderia i Pesca de la Generalitat de Catalunya, D. Antoni Ciurana.

 

Tras ello se llevó a cabo en el ayuntamiento una cata comentada de vinos de Terra Alta en la que participé junto con Luis Olivan (Bodegas Pirineos) y Víctor de la Serna (elmundovino.com). El resultado de la cata mostró el gran potencial de los vinos de la zona y cómo hasta bodegas más modestas y cooperativas están elaborando vinos con notable equilibrio y complejidad.

 

Los vinos catados fueron:

- Antic Castell Blanc 2003
- Serra de Cavalls Vi Blanc 2003
- L'Arcada 2003
- Vila Closa 2003
- Celler Laureano Serres Blanc 2002
- Dardell 2003
- Llàgrimes de Tardor 2002
- Vinyes del Grau Syrah 2003
- Mas d'en Pol Negre 2003
- Almodí 2003
- Torremadrina Crianza 2001
- Mas Montasell Syrah 1999
- Vall de Berrús 2001
- Tadeus 2001
- L'Aube 2001
- Coma d´En Pou Bàrbara Forés 2001
- Mistela Blanca Josefina Piñol 2003

 

Tras una comida en la que seguimos debatiendo sobre los problemas, características y peculiaridades de la Terra Alta seguimos debatiendo en el Ayuntamiento con la incorporación de Albert Puig (Bodegas Torres).

 

A la mañana siguiente y antes de la vuelta a Valencia asistimos a una interesantísima conferencia a cargo del Rector de la Universidad de Enología de la Rovira i Virgili, D. Fernando Zamora que de forma muy pedagógica nos puso al día sobre las técnicas para la elaboración de vinos tintos de crianza.

 

¿Qué conclusiones podemos destacar de estas dos intensas jornadas? En primer lugar la necesidad de resolver toda una serie de tensiones internas existentes en esta zona, de larga tradición vitivinícola y con gran importancia del sector agrario y que se enfrenta a una grave crisis de la agricultura que se va a ver acentuada con la demolición de la política agraria común. Así la búsqueda de alternativas, entiendo que fundamentalmente en el sector terciario, debería guiar la política de desarrollo del gobierno catalán en los próximos años.

 

En ese sentido, podría jugar un papel relevante el enoturismo o turismo de vinos que debería ser uno de los objetivos del modelo de desarrollo comarcal buscando la generación y captación en la propia zona del máximo valor añadido posible. Así, la implantación en la zona de al menos un par de restaurantes de primer nivel y que cuiden el servicio del vino y de algunas vinotecas son imprescindibles junto con la creación de alguna "ruta" del vino y la mejora de los alojamientos.

Pero las tensiones internas van más allá, y las reivindicaciones del alcalde de Batea y algunas fricciones entre los dos “colectivos” de productores de la zona: empresas privadas y cooperativas nos mostraron que la zona esté quizás algo falta de mayor cohesión social, lo que incluye algo tan simple como una mayor valoración por parte de los habitantes de la zona de los excelentes vinos que en ella se elaboran. Como allí mismo comenté, resulta chocante que en los restaurantes de la zona sea más fácil beber un vino de otras DO que un vino de la Terra Alta.

Por último, aunque el mercado español es profundamente “tintocentrista” la búsqueda del carácter diferencial de los vinos de la zona debería incidir en dos facetas diferentes. Por un lado jugar que el enorme potencia de las variedades autóctonas blancas: la garnacha blanca y la macabeo, buscando posicionarse en un nicho de mercado reducido pero donde la originalidad de los productos de la zona puede prestigiar la imagen de marca de la D.O. Esta opción exige un gran sacrificio puesto que la garnacha blanca no es fácil de trabajar y se debe de paliar la falta de acidez y por tanto de viveza en la que pueden caer los vinos de la zona. Por otro lado, los tradicionales vinos dulces, casi desaparecidos y que esperemos que con el tirón dado por los vinos de la familia Piñol vuelvan a ser un producto emblemático de la zona. No olvidemos que el consumidor de dulces, pese a ser todavía minoritario, resulta muy fiel y entusiasta y un gran consumidor de este tipo de vinos.

Así pues, quisiera terminar deseando mucha suerte a nuestros amigos de Terra Alta y esperemos que con el empuje que darán las siempre controvertidas – pero también bienvenidas- puntuaciones otorgadas por Rober Parker las nubes dejen paso a un porvenir más soleado.


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