El que tuvo, retuvo.

Hay un refrán que dice : "El que tuvo, retuvo y guardó para la vejez". Es lo que me encuentro en esta botella, la nº 11.828 de 20.000 botellas.
Han transcurrido tres años y pico desde la última cata colgada de este vino y lo que me encuentro en la botella no tiene nada que ver con las 2 últimas añadas de este sorprendente elixir. Y digo lo de sorprendente, por que me sorprendió cuando lo probé en la primavera del año 2012 y me sigue sorprendiendo después de 4 años.
Corcho en pefecto estado. Está limpio y brillante, con un bonito color rojo picota de capa alta. Mantiene su gruesa, densa y lenta lágrima en su deslizar por el caliz de la copa. Menisco granatoso y con muy leves e incipientes notas teja.
En nariz ha perdido algo de fruta fresca pero ha ganado su nariz en complejidad. Me encuentro con frutas negras más maduras, algo de rojas, notas balsámicas, leves terciarios y la madera prácticamente sin aparecer.
En boca está más elegante, sedoso, muy equilibrado, con los taninos domados, mantiene volumen y carnosidad, con carga de fruta pues retornan las percibidas en la fase nasal, te llena plena y muy satisfactoriamente la boca. Mantiene una presente y elegante acidez que te invita a beber y que le va a dar más años de vida, tengo suficientes botellas para comprobarlo, en plena forma. Es muy largo. Gratísimo y elegante paso de boca. Me da una permanencia de 3,30 minutos.