Tienen un sello distintivo estos vinos. Un sello compatible con la peculiaridad y diferencias de la D.O. y de la uva, claro. Este Sequé está espléndido unos años más tarde. No pierde expresión frutal, una expresión mediterránea, cálida, agreste, con matices de piedra caliente, de tierra seca, con una excelente integración de las maderas y con una boca magnífica, dulce sin agobiar, quizás algo pasificado, con volumen, envolvente, equilibrada y elegante, tratando de apaciguar y suavizar su imponente nariz

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