Vuelve a mostrar debilidad, sobre todo en nariz. Fruta decaída, muy cerrado al principio, parece querer recuperarse , pero ha perdido potencia frutal e impacto. En boca si deja rastro de gran vino, redondo, maduro y envolvente

No sé si se encuentra en su mejor momento, puede que ya haya pasado, pero si muestra una elegancia y estabilidad que añadas recientes no muestran. Sin excesos, pero sin esa potencia frutal y exhuberancia, que sí en algún momento se mostararn junto a su elegancia y equilibrio actual, harían de este vino un vino sobresaliente. Es sólo mi opinión claro. Ahora se expresa en boca más seco, menos frutal, sin astringencia. En nariz su pérdida frutal deja con mayor claridad su excelente madera cremosa, ahora un tanto desequilibrada. 24 horas después , todavía más asentado- Se le puede exigir, es muy caro

Pleno, la mejor muestra del concepto terroir de Emilio Moro, mineral conjuntado a la perfección con las notas de fruta, en boca se presenta muy fresco, con taninos nobles, finos y elegantes.

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Rojo intenso, capa media, ribete violaceo, lágrima densa que tinta la copa. Brillante y limpio.

Nariz muy golosa, caramelo de nata y toffee, ahumados, notas balsámicas, toques lacteos. Con tiempo y aireación aparecen notas leves de vainilla y coco. Lo que no aparece por ningún lado es la fruta. Como no teníamos mucho tiempo, usamos el Vinturi con una copa y aparece algo de fruta negra madura y los terciarios se integran y se vuelven más sutiles.

En boca tiene buena entrada, se expande y te llena la boca, con peso (pero no pesado), buena estructura, equilibrado, sedoso, redondo, con un toque ácido riquísimo.
Un vino con muchísima vida por delante.
Con un poco más de tiempo aparecen en boca notas balsámicas, especias suaves (¿clavo?).
Lo que pide es carne a gritos para acompañarlo.

Muy rico y seguramente dentro de un par de años aún esté mejor.