Casi dos meses después.

Otra botella disfrutada y creo que es la última que me quedaba.

El vino se encuentra en esa "meseta", donde los muy buenos, pueden superar los diez años de excelente estado de forma. Como ya indico en las valoraciones anteriores, la nariz es sobresaliente, elegante y muy compleja, pero la boca es una verdadera explosión de sabores, pero con una elegancia y vivacidad que sorprende, sobre todo por su excelente RCP.

Vino para meditar y sobre todo para DISFRUTAR.

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