Va a más.

O me tocó en un día en que me encontraba más sensible de la cuenta, y más fácil, y con esas lentes rosas que ven todo de color de rosa, o este blanco va mereciéndose codearse con los de grandes o muy grandes blancos que andan sueltos por ahí.
Me quedo con su frescura tanto en nariz como en boca, con esas notas casi salinas a mar y a hierba fresca, con su fruta bien madura que evoca el melocotón, los nísperos y la manzana golden, con su mineral cristalino, su perfume a tocador, su fragancia de aires atlánticos. De la madera ni rastro. Así que buenas noticias.
En boca es elegante, graso, fresco y tan delicioso como en nariz. Ese tacto preciso en el que se entremezclan todos sus sabores seduce desde el primer trago. Y encima creo que tiene cuerda y más cuerda, así que si se porta bien, cuando entre en edad de merecer puede que aún esté mejor. Trataré de esperarlo.

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