Ámbar claro con reflejos azafranados. Nariz atractiva, de buena intensidad, que alguno de los catadores asimiló a la de un palo cortado, toques pasificados, avellanas y un cierto recuerdo a crianza oxidativa. Toques herbáceos y recuerdos a ebanistería. Inicialmente muestra una notable punta de alcohol que curiosamente se lima con el aumento de temperatura. En boca resulta sabroso, cálido, potente, envolvente, con excelente acidez y notable recorrido . Elegancia y potencia conjuntadas. Gran complejidad.

      Han cambiado el diseño de la botella : por fin, podemos ver el nivel de vino consumido a través de la botella y la etiqueta está bien pegada. Sin embargo, se trata del mismo fondillón, con su aroma apabullante : notas de ciruela pasa, de marrasquino, de chocolate amargo, de higos compotados, de avellana tostada y de castañas de cajú. Encontramos en boca las mismas notas que permanecen largo tiempo e impregnan el paladar.

    Gran vino de meditación, pasado de moda pero que conoció su época de oro durante cuatro siglos, absolutamente descomunal - elaborado con cuentagotas por mera filantropía - concentrado, complejo, profundo, que va mejorando a medida que se airea : el precio es para no pensárselo, aunque ha aumentado un pelín. ( PVP : 28,95 € )

     La casa Brotons comercializa dos tipos de fondillón : el gran reserva 1970, regular y barato, y el solera 1964, un vino noble que se codea con los grandes de la D.O. Alicante.

     De color de coñac fuera de edad, desprende potentes y elegantes aromas de ciruelas pasas, de cerezas al marrasquino y de cacao Van Houten. Denso, de textura oleosa, corpulento, ancho y largo a la vez, equilibrado por una fantástica acidez, destaca por sus matices de higos confitados, de piñones tostados y de madera de lápiz. Más azucarado y un pelín más alcoholizado que el Primitivo Quiles solera 1948, no desarrolla las mismas notas amargas en el final de boca y seduce paladares convencionales por sus acentos de licor de damasco.

     No seamos demasiado quisquillosos en este punto y renonozcamos que este vino de meditación exalta, de otra manera, las cualidades de la monastrell. Hecho para ser degustado por sí mismo o con un clafoutis de albaricoque y - dado su precio particularmente asequible - almacenado a gran escala. ( PVP : 28,95 € )

Color marrón con algo de verde, acaramelado, podría ser un turquesa? y ribetes levemente amarillos- verdosos. Capa media. Difícil de definir el color.

Intensidad media alta, complejo, mucha fruta en nariz, fruta negra pasificada, toques cítricos muy agradables, regaliz, dátiles y caramelo, fruto seco muy débil al mover y leve café.

Muy buena nariz

Boca suave, algo dulzona con recuerdo final de fruta madura, superlargo, con buen paso, goloso y con fruta, te llena toda la boca, buen volumen, la acidez muy equilibrada…..recuerdos de fruta, café, avellanas…..

Fondillon de color ámbar oscuro con reflejos acoñacados.

Es tremendamente volátil, con olerlo ya basta para conocer sus principales características. Es como un palo cortado con un toque ligeramente dulce y de alta complejidad, torrefactos, frutos secos, madera vieja, algarrobas, barniz y caramelo etc . El cuerpo es potente y tiene una alta presencia en boca, con final muy largo.

De color ambarino, muestra un aroma potente que remite a uva pasificada, a madera de caoba y a cacao en polvo. En boca, hay una mezcla de ciruela pasa, de higo seco, de piñon, de avellana tostada y un toque de azúcar residual.
Este gran vino rancio llena la boca y, como lo escribe Azorín, " por su densidad empaña el cristal."

Ambarino y de lagrima perezosa. Almendras amargas, algarrobo, olivos, avellana en nariz. Complejidad e intensidad sobresalientes. Buen fondillón con recuerdos de bosque Mediterráneo, largo y rancia personalidad.

Vino color ámbar con matices yodados. Aroma fragante a uva pasificada, con notas de torrefacto y frutos secos. En la boca tiene un ataque muy potente, cálido, excelente acidez, muy largo.

Color amarillo miel oscuro.
Aroma potente a maderas viejas principalmente, buenos tostados, toques de pimienta, cuero, pastelería y tabaco.
En boca es dulce, tiene un paso de boca agradable y con toques de caramelo y pasteleria, tostados y frutos secos (avellanas). Final bastante amaderado.
No es mi tipo de vino, ademas la solera de mi padre del 53 es muy parecido a este.

Botella 28.707.
Ambarino suave de reflejos almendrados.
Nariz de gran intensidad y profundidad, con muchas notas de frutos secos -almendra, avellana, toque de nuez-, apuntes de dátiles, grandes sensaciones de barniz, de laca de muebles, con dejes de caramelo líquido y de tofée.
Boca sabrosa, plena, de gran redondez, donde el dulzor apenas es perceptible e impera un gran frescor y una gran intensidad. Frutos secos, pan de especias, de nuevo las sensaciones de barniz. En un todo muy armónico. Enorme recorrido y una persistencia colosal y compleja. Entusiasmante y adictivo.